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Poner límites y disciplina evita niños agresivos

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Un menor violento demanda saber cómo controlar sus emociones y qué hacer ante la frustración Giovanna Cancino “La agresividad en un niño es una combinación de baja disciplina, baja tolerancia a la frustración y poco control emocional”, aseguró el psicólogo clínico infantil, Fernando Lara Poot, al hablar sobre cómo los padres deben evitar que sus … Leer más

Un menor violento demanda saber cómo controlar sus emociones y qué hacer ante la frustración

Giovanna Cancino

“La agresividad en un niño es una combinación de baja disciplina, baja tolerancia a la frustración y poco control emocional”, aseguró el psicólogo clínico infantil, Fernando Lara Poot, al hablar sobre cómo los padres deben evitar que sus hijos tengan comportamientos agresivos.

Si le preguntas a un padre de familia de 50 años en adelante, seguramente afirmarán que con unas “buenas nalgadas” ellos aprendían a portarse bien y que a los niños de ahora se les necesita dar una buena dosis de estas para que se eduquen, pero Fernando sugiere métodos efectivos sin llegar a la agresión.

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¿Qué hacer?

El psicólogo asegura que para evitar que los menores sean agresivos deben fomentar la disciplina y poner límites. Se le tiene que enseñar al niño qué es lo que debe y no hacer. Un claro ejemplo de poca tolerancia a la frustración sería el momento en que un pequeño no acepta cuando pierde jugando y tiende a enojarse, entonces si no hay un correcto manejo emocional, esa ira lo muestra manera agresiva, porque no lo puede controlar, al no saber cómo expresar ese enojo de forma adecuada.

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“El berrinche es un factor que forma a niños agresivos, hay que permitirles que sientan su emoción y la expresen adecuadamente”, añadió Fernando.

Lo que deben decirles es qué pueden hacer y qué no. Fernando sugiere opciones como respirar profundo, aislarse un rato con ellos o pedirle que se calme para después hablar con ellos. En el caso de niños pequeños, se puede recurrir a inflar un globo o soplar burbujas, ya que es una forma de hacer que el pequeño respire.

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Cuando hay violencia en casa

Un menor vive dentro de un hogar donde sus padres se gritan, golpean o empujan. Puede tener dos vías: crecer e imitar o crecer con miedo, el cual tiende a paralizarlos hasta no saber qué hacer ante un escenario violento. “A los papás les digo que no deben pegarles a sus hijos, y ellos se justifican diciendo: ‘es que solo fue una vez, ni le di tan fuerte, solo le pego cuando me lleva al límite, es que solo pegándole entiende…’ Los niños aprenden de los adultos; en ese caso, el menor cree que, cuando te llevan al límite, puedes golpear, y si en la escuela lo molestan o un compañero no entiende su punto de vista, pensará que golpeándolo entenderá o lo dejarán en paz”, dijo Fernando.

Un niño con tendencias agresivas en realidad demanda tener límites y poder controlar sus emociones. En otras palabras, lo que quiere es la atención de sus padres. Su principal necesidad es que le digan qué hacer y que no. “Cuando los padres empiezan a poner límites, tienen que estar al pendiente de si sus hijos los están respetando y es precisamente esa atención la que quieren. El poner límites es expresar amor, porque un niño que no los tiene empieza a ser agresivo”, agregó el psicólogo.

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Pasivos agresivos

Hay niños que no necesitan ser violentos físicamente. Lo que no quiere decir que no sean agresivos, ya que ellos recurren al chantaje emocional. Un niño pasivo agresivo suele usar frases como “si no me compras esto, es porque no me quieres”, “sino me dejas hacer esto, me voy a matar”, para conseguir lo que quiere. Cuando a un menor se le permite usar el chantaje, suele convertirse en una persona controladora y manipuladora. Sobre si se puede evitar que un menor se convierta en un adulto agresivo, Lara Poot asegura que sí es posible con un buen tratamiento conductual enfocado en él y en sus padres.

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“En terapia se les enseña a los padres a corregir la conducta de sus hijos para que estén al pendiente de ellos. Con esto se repara la parte emocional del niño, dándole autonomía, independencia, autoconcepto y autovalía, monitoreando siempre su comportamiento y lo que le funcione, decirle que puede seguir haciéndolo y que hay más formas de actuar que le pueden servir”, declaró el psicólogo.

MAA

 

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