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Alebrijes: Este es su verdadero origen

Alebrijes, ligados a la cultura y artesanía popular destacan por su creación en la Ciudad de México y Oaxaca y hay quien adjudica a ambas entidades el origen de las coloridas piezas. “Los alebrijes no son originarios de Oaxaca, sino de la Ciudad de México, particularmente, son de la inspiración de Pedro Linares (1906-1992), cuyos … Leer más

Alebrijes, ligados a la cultura y artesanía popular destacan por su creación en la Ciudad de México y Oaxaca y hay quien adjudica a ambas entidades el origen de las coloridas piezas.

“Los alebrijes no son originarios de Oaxaca, sino de la Ciudad de México, particularmente, son de la inspiración de Pedro Linares (1906-1992), cuyos herederos continúan elaborando y vendiendo sus piezas en el mercado de la Merced, en la alcaldía Venustiano Carranza”, subrayó Carlomagno Pedro Martínez, director del Museo Estatal de Arte Popular- Oaxaca (Meapo), ubicado en San Bartolo Coyotepec.

El director del Meapo enfatizó que la familia Linares tiene la propiedad legal de las artesanías a través del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), además de la denominación como Patrimonio Cultural, otorgada por la Secretaría de Cultura de la CDMX.

Sobre la confusión sobre que el origen de los alebrijes es oaxaqueño, el funcionario explicó que el Diario Oficial de la Federación (DOF), el 16 de febrero de 2022 publicó la declaración de protección de la Indicación Geográfica Tallas de Madera: Tonas y Nahuales, Artesanías de los Valles Centrales de Oaxaca.

Los cuales son similares a los alebrijes en cuanto al decorado, pero se trata de madera en lugar de cartón, por lo que el artesano llamó a dar el reconocimiento a cada uno.

“Defender el nombre de talla de madera, sin restar valor al arte de cartón del maestro Linares”, apuntó.

De ahí que el director del Meapo busca crear una nueva sala dentro de este recinto encaminado a resaltar las tallas de madera y animales fantásticos, que se elaboran en las comunidades zapotecas de San Antonio Arrazola,  San Martín Tilcajete, La Unión Tejalapa y San Pedro Tabiche, entre otras, asentadas en jurisdicción de Valles Centrales.

“En eso estamos trabajando, buscando recursos federales para la ampliación de este espacio, y saldar la deuda que se tiene con los artesanos populares, tanto de la CDMX como de Oaxaca”, adelantó a Excélsior.

Insistió en concientizar a la Secretaría de Cultural Federal, Instituto Nacional de Pueblos Indígenas (INPI), Secretaría de Cultura de Oaxaca y el Fondo Nacional para el Fomento de las Artesanías (Fonart) de lo importante que es valorar, difundir, conforme a derecho, a los creadores zapotecos de estas artes como tallas de madera, tonas y nahuales.

Del mismo modo –subrayó– es tiempo que esas mismas entidades valoren y difundan que los alebrijes son elaborados en papel maché o cartón, y son propiedad única de la familia de su inventor, Pedro Linares López, Premio Nacional de Ciencias y Artes, en la categoría Artes y Tradiciones Populares, en 1990.

Tallas en Oaxaca son alebrijes, en CDMX alebrijes

Leonardo Linares, nieto del maestro cartonero, Pedro Linares López, reiteró, “los alebrijes no son originarios de Oaxaca, como muchos suponen”.

“Mi abuelo (Pedro), cartonero de La Merced, que en Semana Santa y Día de Muertos hacía judas, calaveras y máscaras, empezó a hacerlos alrededor de 1940, después de que un día cayó muy enfermo y en su delirio vio monstruos que, una vez repuesto, les dio cuerpo por medio de su arte”, comentó.

Moldeó burros con alas de dragón, gallos con patas de rana, peces con fauces y dientes desmesurados, todo un zoológico fantástico que pintó con vivos colores. Se dice que esos primeros alebrijes nadie se los compró y que sólo fueron valorados por Diego Rivera, que se quedó con algunos.

A siete meses de la rectificación del IMPI y, posterior publicación en el DOF, de la nueva indicación geográfica de las municipalidades oaxaqueñas donde se elaboran tallas de madera, pero de ninguna manera alebrijes, los Linares únicamente quieren que el gobierno oaxaqueño, próximo a concluir, informe a la opinión pública el resultado de aquel laudo.

Leonardo Linares recuerda cuando se enteró que la misma Secretaría de Economía de Oaxaca pretendía apropiarse del nombre “alebrije”, para Oaxaca.

“Tuvimos que contratar un abogado especializado en la materia de propiedad industrial para defendernos”, dijo.

Para el periodista especializado en culturas populares y escritor, Yuri Néstor Sánchez, en el litigio, “el gobierno del estado empleó los recursos del erario de los que dispone para intentar consumar el plagio. Fue un enfrentamiento dispar.”

“Nunca se acercaron a la familia Linares, ni antes, ni durante el proceso administrativo ni ahora. No hay siquiera un “usted disculpe”. Sin embargo, a pesar de ello, la familia Linares no guarda rencor ni piensa en alguna contrademanda, son gente de trabajo que únicamente luchaban por proteger lo que les pertenece”, asentó.

“Las autoridades locales deben de abstenerse de promover a Oaxaca como la tierra de los alebrijes, deben retirar de la información oficial, señalización y discursos el uso de esa palabra, sin embargo, insisten en adjudicarse ese nombre”,  concluyó.

Artesanía oaxaqueña 

En Oaxaca, en San Antonio Arrazola, se practica un arte parecido, cuyas figuras también son llamadas alebrijes, aunque en realidad se trata de tallas de nahuales o tonas de madera de copal. Son representaciones muy estilizadas de animales que en la cosmovisión zapoteca representan el destino y el alma de una persona, y que se asigna a los recién nacidos.

El calendario prehispánico tiene 20 tonas y en este bestiario los artesanos oaxaqueños se basan para crear obras reconocidas por los principales museos de arte de todo el mundo.

Se talla en madera de copal porque es manejable, suave y muy sinuosa, lo cual aprovecha el artesano para previsualizar el animal “que tiene dentro”.

No obstante, algunas figuras se arman con diversas piezas de madera, las cuales pasan por un complicado proceso de preparación consistente en baños con soluciones especiales para librarlas del ataque de insectos, y finalmente se pintan.

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