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Japón: un país en cambio paulatino

Naomi Osaka stands with a torch after lighting the Olympic flame at the Olympic Stadium during the opening ceremony of the postponed 2020 Tokyo Olympics in Tokyo on Friday, July 23, 2021. Multiracial athletes like Osaka and Rui Hachimura are helping to redefine what it means to be Japanese. But they are often still seen as outsiders. (Hiroko Masuike/The New York Times)
Naomi Osaka stands with a torch after lighting the Olympic flame at the Olympic Stadium during the opening ceremony of the postponed 2020 Tokyo Olympics in Tokyo on Friday, July 23, 2021. Multiracial athletes like Osaka and Rui Hachimura are helping to redefine what it means to be Japanese. But they are often still seen as outsiders. (Hiroko Masuike/The New York Times)

Aunque la nación celebre el logro de sus atletas, debe seguir luchando contra la xenofobia en una sociedad cuyas ideas de nación están ligadas a la raza Hannah Beech /Hikari Hida Cuando el equipo olímpico japonés desfiló el viernes durante la ceremonia de apertura en Tokio, el abanderado Rui Hachimura, estrella emergente de la NBA, … Leer más

Aunque la nación celebre el logro de sus atletas, debe seguir luchando contra la xenofobia en una sociedad cuyas ideas de nación están ligadas a la raza

Hannah Beech /Hikari Hida

Cuando el equipo olímpico japonés desfiló el viernes durante la ceremonia de apertura en Tokio, el abanderado Rui Hachimura, estrella emergente de la NBA, nacido y criado en Japón, sobresalía del resto de la delegación.

Su origen es evidente en la manera en que inclina su cabeza cuando saluda a la gente, su amor por el sukiyaki de ternera de su madre, incluso su aparición en un anuncio de fideos instantáneos con una sardina bebé que canta. Pero también está ayudando a redefinir lo que significa ser japonés.

En una nación insular conocida por su homogeneidad racial, Hachimura, de 23 años, es hijo de madre japonesa y padre beninés. Es alto, como corresponde a un ala-pívot de los Washington Wizards, y negro, como corresponde a la nueva generación de atletas mestizos del país.

Al menos 35 miembros del equipo olímpico japonés, formado por 583 personas, son multirraciales. Se les considera aspirantes a medallas en tenis y judo, y competirán en boxeo, vela, carrera de velocidad, ‘rugby’ y esgrima, entre otros deportes.

En sus filas se encuentran dos de los atletas de mayor potencia: Hachimura y Naomi Osaka, la campeona de tenis de padre haitiano-estadounidense y madre japonesa. El viernes, Osaka, de 23 años, subió una escalera tallada en una pirámide con forma de Monte Fuji y encendió el pebetero olímpico situado en la cima.

El hecho de que dos de las estrellas de la ceremonia de apertura fueran atletas multirraciales subraya el deseo de Japón de presentar una cara diversa al mundo. La popularidad de Osaka y Hachimura en Japón ya se había confirmado cuando Nissin, el fabricante de fideos instantáneos, colocó sus rostros en los envases de los Cup Noodle, un honor publicitario similar al de aparecer en una caja de cereales.

Sin embargo, aunque Japón celebre los logros de sus atletas ‘hafu’  —que significa ‘mitad’, es decir, mitad japonés y mitad algo más— debe seguir luchando contra la xenofobia en una sociedad cuyas ideas de nación están ligadas a la raza.

“Toda mi existencia ha sido un reto para los que me rodean sobre lo que significa ser japonés”, comentó Sewon Okazawa, un boxeador olímpico de peso wélter que es hijo de madre japonesa y padre ghanés.

La creciente lista de deportistas olímpicos multirraciales de Japón refleja cómo el país, con una población que envejece rápidamente, ha tenido que abrir sus puertas a la inmigración, a pesar de una fuerte tradición de aislamiento. En la actualidad, aproximadamente uno de cada 50 niños nacidos en Japón tiene un progenitor nacido en el extranjero, según el Ministerio de Sanidad de la nación.

“Son un nuevo espectro de japoneses”, afirma Edward Y. Sumoto, fundador japonés-venezolano de un grupo de Facebook llamado Mixed Roots Japan. “Ahora hay japoneses negros, morenos y rubios”.

Durante cientos de años, eso era inimaginable. Desde el siglo XVII y hasta el XIX, el país mantuvo a casi todos los extranjeros fuera y a casi todos los japoneses en casa, uno de los ejemplos más extremos de aislacionismo del mundo.

Uno de los lemas de los Juegos de Tokio es “la unidad en la diversidad”, un punto que se hizo patente con una flota de drones que sobrevoló el Estadio Olímpico y formó un globo terráqueo, gigantesco y brillante. Sin embargo, Tokio sigue siendo monocromático. De acuerdo con el Gobierno de la ciudad, solo el 4 por ciento de los residentes ha nacido fuera de Japón, aproximadamente el doble de la cifra nacional.

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