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Campamentos, una opción en tiempos de la COVID-19

Campamentos, una opción en tiempos de la COVID-19
Campamentos, una opción en tiempos de la COVID-19

Los campamentos han estado ligados con las escuelas, al cerrar estas su afluencia también colapsó. Sin embargo, la reactivación empieza a despuntar Magdiel Torres Las escuelas no regresarán a clases presenciales hasta que le semáforo epidemiológico esté en verde. Sin embargo, los campamentos, íntimamente ligados a aquellas, ya operan en el semáforo naranja. Lo anterior … Leer más

Los campamentos han estado ligados con las escuelas, al cerrar estas su afluencia también colapsó. Sin embargo, la reactivación empieza a despuntar

Magdiel Torres

Las escuelas no regresarán a clases presenciales hasta que le semáforo epidemiológico esté en verde. Sin embargo, los campamentos, íntimamente ligados a aquellas, ya operan en el semáforo naranja. Lo anterior puede considerarse un llamado esperanzador por los objetivos didácticos que rebasan los límites del aula.

En entrevista, María José Méndez, directora administrativa de Cetia-ti, señaló que esta actividades pueden ser vistas en tiempos de pandemia como la mejor opción para pasar un rato de esparcimiento de manera segura, pero, sobre todo, como un espacio en donde se puede educar a las personas sobre la convivencia en estas épocas de COVID-19.

Nosotros principalmente hacemos campamentos escolares, pero también empresariales porque la gente ha visto que las actividades al aire libre son un espacio donde las personas aprenden más rápido conceptos y actitudes”, argumenta sobre la labor didáctica de estas actividades.

QUERÉTARO, POTENCIAL EN CAMPAMENTOS

En el estado hay cuatro empresas que realizan campamentos y que están reconocidas por la Asociación Mexicana de Campamentos: Cetia-ti, Bonding, PG e IKAL. Estas empresas realizan campamentos para el estado, pero también para gente que viene de fuera. La apreciación, señala Méndez, es que el estado de Querétaro es un lugar seguro para hacer campamentos.

Querétaro es un espacio que la gente siente como seguro, por eso viene mucha gente de otros estados como Guanajuato o Morelos. La gente lo ve como un lugar idóneo pasar un buen rato al aire libre sea en la Sierra, en Tequisquiapan, en los ranchos o en las haciendas de Querétaro”, explica.

Sin embargo, la pandemia hizo que el mundo fuera un sitio inseguro para estar. Las escuelas cerraron y la economía, en general, sufrió una de sus peores recesiones en la historia del capitalismo. Los campamentos no fueron la excepción. Al cerrar, perjudicaron a otras cadenas de servicios e insumos.

“Nosotros generamos trabajo para transporte, para la sede, para cocineras, para compra de insumos como verduras, frutas y el súper. Generamos trabajo para otras personas”, explicó Méndez. De ahí que la activación del sector sea tan importante en el estado.

PROTOCOLOS NACIONALES CON ESTÁNDARES INTERNACIONALES

La forma para reactivar los campamentos fue implementar un protocolo idea por la Asociación Americana de Campamentos, adoptado por la Asociación Mexicana de Campamentos, señaló Pablo Casas Alatriste, presidente de esta última.

Casas explicó que entre Julio y Agosto ocho campamentos en toda la república realizaron sus campamentos con este plan de acción ante enfermedades contagiosas bastante completo con el que se determinó que, al finalizar los campamentos, no hubo ninguna infección por COVID-19.

Entre otras consideraciones, el protocolo determina un seguimiento del niño y su familia 16 días antes del campamento. Todos los involucrados en esta actividad deben seguir estas indicaciones: la sede, el personal, los consejeros. Además de llevar un registro de su temperatura corporal.

Además, se realizan pruebas rápidas PCR de COVID-19 al 20 por ciento de la población del campamento antes y después de la experiencia recreativa. Los campamentos realizados en verano fueron un éxito, por lo que, considera el director de la Asociación Mexicana de Campamentos, este será el modelo a seguir para que este sector se reactive.

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UNA RAZÓN DE SALUD Y POR SALUD

María José Méndez y Pablo Casas coinciden en que los campamentos, gracias a estos protocolos son una opción segura para los niños y jóvenes. Más allá de que las escuelas no habrán sus aulas de manera presencial, los campamentos se podrían seguir desarrollando.

Pero el argumento de mayor peso no es solo que puedan ser seguros con estos implementos, sino que se yerguen como una opción para reactivar el factor social de los alumnos, afectado severamente por la pandemia.

Sobre la elaboración de estos ocho campamentos durante la pandemia en el que participaron alrededor de 400 niños, Casas señaló que hubo menos atenciones en enfermería por cuestiones físicas y mucho más por cuestiones psicológicas o emocionales. “Es la vez que más hemos tenido niños atendidos por baja autoestima, por ansiedad. Nos sorprendió lo afectado que llegaron y lo mucho que les ayudó el campamento”, confesó.

MT

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