Mira los horrores que colecciona este museo en San Petersburgo

El Museo de los Horrores de San Petersburgo es uno de los recintos más escalofriantes del planeta. Fue fundado por Pedro El Grande

Redacción

El Museo de los Horrores de San Petersburgo es una de las tantas atracciones que tiene la ciudad portuaria de San Petersburgo, en Rusia.

Su nombre oficial es La Kunstkámera y lejos de ser un museo para el morbo se pensó por un interés científico y académico. De hecho, el recinto se encuentra en el Museo Pedro el Grande de Antropología y Etnografía de la Academia de Ciencias Rusa.

Se sabe que Pedro El Grande fue el modernizador de Rusia. Cansado de sentir que su país vivía aún en la edad media, se decidió a cambiar esta realidad. De joven, y de incógnito, trabajó en los astilleros holandeses y se dio cuenta que era necesario tener un puerto en occidente. Ese puerto fue San Petersburgo.

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Pedro El Grande europeizó a Rusia. El puerto abrió las puertas al resto de occidente, comerció con las potencias europeas y bebió de Europa su ciencia. El museo del puerto de la ciudad que llevaría su nombre contribuiría al crecimiento intelectual de su pueblo.

Uno de los intereses de sus científicos eran las malformaciones. En el siglo XVIII muchos creían que las malformaciones eran producto de hechicerías. Su explicación estaba llena de supersticiones. El museo contribuyó al esclarecimiento del fenómeno.

En el museo se pueden encontrar restos de seres humanos que no se formaron en su totalidad. Así como restos preservados de personas que vivieron con malformaciones.

NO TODO ES CIENCIA

En el espacio puede observarse la cabeza de Willem Mons. La cabeza fue cortada no por un interés científico, sino por una pasión, digamos, más mundana. Mons fue el amante de la emperatriz, esposa de Pedro El Grande. Este, cansado de los rumores, ordenó a su guardia la captura, tortura y posterior decapitación del Mons. Su cabeza ‘adornó’ el dormitorio de la emperatriz como un recordatorio. Ahora, también puede observársela en el museo de los horrores mirando a los espectadores con la última luz que le fue arrebatada para la posteridad.

MT