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Editoriales independientes para tiempos de pandemias

Foto: Especial
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La crisis por la COVID-19 parece alentar a las propuestas independientes que se promueven como alternativas a fórmulas editoriales ya conocidas Magdiel Torres El cierre de librerías durante la pandemia fue un llamado de alarma para el mundo editorial. Literalmente editoriales como Almadía, Era y Sexto Piso hicieron un llamado a sus lectores para el … Leer más

La crisis por la COVID-19 parece alentar a las propuestas independientes que se promueven como alternativas a fórmulas editoriales ya conocidas

Magdiel Torres

El cierre de librerías durante la pandemia fue un llamado de alarma para el mundo editorial. Literalmente editoriales como Almadía, Era y Sexto Piso hicieron un llamado a sus lectores para el rescate de estos sellos. Sin embargo, ahí en donde la crisis azota lo ya establecido, prevalecen aquellos que su apuesta ha sido siempre a contracorriente. Este es el caso de las editoriales independientes.

Este modelo de negocio ha creado su propio nicho. Las grandes editoriales, aquellas que también tiene una amplia variedad de canales de distribución, no son en realidad son competidoras directas. No solo en el terreno económico. También en el material que deciden publicar.

UN PRIMER PASO

Las editoriales independientes son en esencia menos ambiciosas que las editoriales más grandes y con amplias estrategias de distribución, de publicidad y de mercadotecnia. Sin embargo, se encuentran en el deseo genuino de publicar materiales de calidad y de proponer autores novedosos.

Para el editor queretano Óliver Herring las editoriales independientes cumplen la función de dar a conocer a escritores jóvenes. Director de la editorial queretana Herring Publishers México, Óliver ha descubierto a muchos autores que ahora han incursionado con editoriales más grandes.

“No apostamos a los grandes mercados o a las grandes editoriales que colocan sus libros en todos lados. La editorial independiente ofrece un catálogo de escritores a los que se les apuesta y se les tiene fe. Hacemos clic en gusto estéticos que forman un catálogo para ofrecer a un público lector”, explica.

En la construcción de ese catálogo radica el interés del editor independiente. La presencia de una serie de nombres de autores que se posicionan como una especie de contraoferta a los autores ampliamente publicados o publicitados.

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OTRA OPCIÓN A LAS PROPUESTAS ESTATALES

Una de las funciones de las editoriales estatales es la de dar a conocer a autores y ofertarlos a un público lector de manera económica. Ese es, por ejemplo, el espíritu de una de las editoriales más grandes y de mayor prestigio en América Latina: el Fondo de Cultura Económica. Ante estos grupos editoriales, también las editoriales independientes representan un posicionamiento.

“Evidentemente el estado de un tiempo para acá se ha convertido en el mecenas de los artistas, sobre todo de los escritores”, explica el escritor y editor Alfonso Valencia. Para Valencia, sin embargo, los proyectos independientes rompen paradigmas establecidos por el estado.

Los requisitos de las editoriales estatales proyectan un esquema muchas veces inquebrantables: determinado número de cuartillas, determinados géneros e, incluso, el privilegio de ciertos temas en detrimento de otros. Las editoriales independientes irrumpen en estos esquemas.

El estado ha extendido sus criterios editoriales (muchas veces parecidos a los de las editoriales comerciales) a los concursos que promociona o a las becas que otorga. Muchos de estos estímulos incluyen la publicación de los libros. Los editores independientes dan cabida a un cúmulo de autores que no entran en estos criterios tan bien definidos como estrechos.

“Las posibilidades de publicar de manera independiente rompe con esas exigencias, con esos paradigmas. ¿Cómo publicar un libro de 33 cuartillas, por ejemplo, cuando un libro de 33 cuartillas o un poema extenso es difícil que se publique en otros lugares porque no cumple con la extensión mínima para mandarlo a un concurso?”.

Esta pregunta que lanza Valencia es retórica, pues a sí mismo se contesta: para eso están las editoriales independientes como la suya, Dubius que da cabida a un género poco comercial: la crítica y la teoría literaria.

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SU PROPIO PODER

Visto así, las editoriales independientes parecen erguirse contra dos gigantes: por un lado la iniciativa privada y, por otro, el Estado. En el enfrentamiento pareciera que las editoriales independientes no saldrían bien paradas. Si a esto le sumamos la crisis económica por la pandemia del Coronavirus, el escenario no es muy alentador. Pero las editoriales independientes se mantienen y, más aún, parecen fortalecerse ¿Por qué?

Para Antonio Marts, director de la editorial Paraíso Perdido, no estar en librerías no ha sido del todo negativo: llegan directo al consumidor sin intermediarios. Marts tiene una experiencia de poco más de veinte años como editor. El mundo ya es otro muy diferente a hace veinte años.

La pandemia no es atemporal, anacrónica, es hija de su tiempo y este es el tiempo de las editoriales independientes. Para Marts, lo que nos ha dejado la pandemia es pensar en comunidad.

“Veo que en ciertos grupos se está manejando la idea de empezar a trabajar en comunidad donde la manera de ver las cosas sean más equitativas y más justas. Sí está complejo. Los que estamos apostando por la literatura tenemos que buscar a nuestros lectores. Hay que apostar a los ebooks. Yo he visto cómo editoriales que estaban reticentes a publicar en ebook porque su apuesta era en papel han tenido que de manera urgente proponer algunos de estos libros”, explica.

Para Marts en esa búsqueda de lectores está el poder de las propuestas independientes. Las herramientas que hoy en día se tienen son propicias para ello. “Contamos con redes sociales que son una herramienta que bien trabajada sí te puede acercar a más lectores. Se tiene que hacer una estrategia. Sí tienes que conocer a tus lectores. Si se toma con profesionalismo creo que sí es mejor el panorama. El contacto director entre el lector y la editorial sigue siendo a través de la tienda en línea”, explica.

Quizá las propuestas independientes siempre estuvieron pensadas para estos tiempos de pandemia y de reflexión en torno a su comunidad porque, a fin de cuentas, quien abre un libro o quien descarga un título, está precisamente haciendo eso, practicando la vieja costumbre de comunicarse con sus tradiciones.

AGA

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