Gustavo Pedraza cambia los murales y lleva su arte a cubrebocas
Gustavo Pedraza y la pintura, vehículo artístico para contar la historia, agrega el elemento sanitario al plasmarse en cubrebocas Carlos Uriegas Gustavo Pedraza ve la pintura como una manifestación artística, los lienzos servirán, como sucede en la actualidad con la fotografía o el video, para narrar acontecimientos que trascenderán el paso del tiempo; se han … Leer más
Gustavo Pedraza y la pintura, vehículo artístico para contar la historia, agrega el elemento sanitario al plasmarse en cubrebocas
Carlos Uriegas
Gustavo Pedraza ve la pintura como una manifestación artística, los lienzos servirán, como sucede en la actualidad con la fotografía o el video, para narrar acontecimientos que trascenderán el paso del tiempo; se han contado guerras, últimas cenas, rendiciones, coronaciones y pandemias como la que se vive en este año 2020.
Para el pintor Gustavo Pedraza su proceso creativo también ha sufrido una transformación, si no en la técnica, el oleo y en los motivos principales de su obra, los claroscuros y seres alados, sí en el material donde plasma su pintura.
El mármol, los murales y barricas han dado paso a la tela negra de los cubrebocas, pequeños lienzos en donde el artista queretano mezcla colores en elementos concebidos para evitar la propagación de contagios.
“Además de crear conciencia con el uso del cubrebocas, un elemento que creo que vamos a utilizar por mucho tiempo, opté primero por pintar el mío, lo subí a mis redes sociales y de ahí me comenzaron a pedir que pintara más cubrebocas, a tal grado que me han buscado de París, de Madrid y hay una petición de que se vayan a Estados Unidos”, narra el pintor egresado de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Autónoma de Querétaro.
Pedraza Arvizu trabaja mucho claroscuros, algo que siempre está presente en sus obras, tanto en los murales, como el las barricas que ha pintado en la zona vitivinícola del Estado.
“Todos mis personajes van sobre tela de pergal negra y la obra se pinta del lado izquierdo dándole un toque artístico en un pequeño espacio”.
El tiempo y el encierro es algo que muchos artistas buscan para generar los procesos creativos, algo que a Pedraza le ha generado dos emociones; “una cierta angustia por la suspensión exposiciones, pero también se presentó la oportunidad de generar este trabajo artístico en pequeños lienzos oscuros”, el cual le toma entre 20 minutos y dos horas, dependiendo el detalle de la obra y tienen un precio de 200 pesos por pieza.
El pintor, con más de 35 años de trayectoria, cuya influencia principal es Caravaggio, artista italiano autor de la Vocación de San Mateo (1600) o Baco (1595), encuentra en la pintura una manera de perdurar en el tiempo y llevar a registro los sucesos del momento.
“Desde mi trinchera del arte, también hacemos conciencia, mi intención original no era comercial, empecé pintando el mío, se despertó el interés, se abrió un nuevo canal de expresión a las masas, con un elemento necesario para su uso y que se podrá conservar como un elemento que recuerde el momento de la pandemia”, comenta el muralista.
Aunque ahora lo conocen más personas que antes y han surgido nuevos clientes, como todo artista Pedraza busca que se admire y comente su obra, que se difunda y que se venda.
“Los formatos eran distintos y ahora con las redes sociales llegamos a más personas que se interesan por lo que hacemos, buscando el equilibrio de la expresión artística, sin ser demasiado experimental y que no llegue a ser muy comercial, sin salirme de la línea que manejo, basada en personajes bíblicos o mitológicos, paralela al arte sacro, en la luz, en la sombra y en los claroscuros”, define Pedraza, quien forma parte de la llamada “Generación mágica” de Bellas Artes.
Pedraza Arvizu, alumno de Jesús Águila Herrera y Agustín Rivera Ugalde, ha llevado su pintura en murales de escuelas, conventos y espacios de gobierno en El Marqués y Ezequiel Montes y mucha de su obra está plasmada en barricas que han vaciado su contenido espirituoso, pero que siguen vivas en obras con aroma, en la que el color las trasforma y perpetúa en arte.
Aunque en esto momento es complicado hablar del futuro y los planes son difíciles de cumplir, el artista queretano nos adelantó que para fines de año, “si la pandemia lo permite”, tiene pensado llevar su obra a las paredes del Senado de la República y continuar con su trabajo en los viñedos, empatando su obra con los procesos en la elaboración de vinos.
Gustavo Pedraza demuestra que siempre hay espacio para el arte, no importa el tiempo y el espacio, la historia de esta pandemia quedará plasmada en pequeñas obras de arte que serán testigos del año que vivimos en peligro.
GCS
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