Agustín Yáñez construyó una visión de México que perdura
El pasado 4 de mayo se conmemoraron el 106 aniversario del natalicio del escritor jalisciense, autor de obras como ‘Al filo de agua’ y ‘Las tierras flacas’ Magdiel Torres Agustín Yáñez nació un 4 de mayo de 1904 y falleció el 17 de enero de 1980. Su figura narrativa representa un parteaguas en la novela … Leer más
El pasado 4 de mayo se conmemoraron el 106 aniversario del natalicio del escritor jalisciense, autor de obras como ‘Al filo de agua’ y ‘Las tierras flacas’
Magdiel Torres
Agustín Yáñez nació un 4 de mayo de 1904 y falleció el 17 de enero de 1980. Su figura narrativa representa un parteaguas en la novela mexicana del siglo XX. Aunque muchos lo consideran un autor perteneciente a la narrativa de la revolución, en realidad marca una separación con aquel periodo.
La Revolución Mexicana trajo consigo un fenómeno literario sin precedentes en la historia del país: la novela de la revolución. Sin embargo, valdría ampliar al término de narrativa de la revolución (en donde podría entra también el corrido).
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Yáñez empezó a escribir en este periodo, pero sus obras más emblemáticas rompen ya con esas estéticas y, aunque el mundo rural y del interior del país no se pierde en sus relatos, sí hay una innovación estilística que lo coloca en otro sitio.
Sus novelas más conocidas son ‘Al filo del agua’, de 1947 y ‘Las tierras flacas’, de 1962, aunque también escribió cuento y ensayos.
Del autor, E. Anderson Imbert dice en su ‘Historia de la literatura hispanoamericana’: “Su tendencia lírica, poética, se siente cómoda en evocaciones autobiográficas. Aun en sus obras más objetivas es constante la intervención del autor en las vidas que va creando” (210).
Pero hay otra faceta de Agustín Yáñez menos conocida porque su obra narrativa la ha opacado. Se trata de sus actividades como funcionario público. Yáñez fue embajador mexicano en Argentina, miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, gobernador del estado de Jalisco y consejero de la Presidencia de la República.
Sin embargo, una labor de gran importancia para entender la cultura mexicana de la segunda mitad del siglo XX y, por ende, la que hemos heredado de aquellas instituciones, fue la de secretario de Educación Pública y la de Titular de la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos.
A Agustín Yáñez, y a otros intelectuales de la época, le debemos la construcción de la visión de México contemporáneo. Su obra no solo se aprecia en sus libros tangibles. En el fondo, Yáñez sigue siendo actual.
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