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El arte se encierra, pero no descansa ante el COVID-19

Los creadores han sido afectados de diferentes maneras durante el encierro por el COVID-19. Este proceso obliga a la reflexión en torno a sus trabajos Magdiel Torres La cuarentena a la que se han convocado en buena parte del mundo como una medida para mitigar los efectos de la pandemia por COVID-19 afectó la forma … Leer más

Los creadores han sido afectados de diferentes maneras durante el encierro por el COVID-19. Este proceso obliga a la reflexión en torno a sus trabajos

Magdiel Torres

La cuarentena a la que se han convocado en buena parte del mundo como una medida para mitigar los efectos de la pandemia por COVID-19 afectó la forma de trabajar del escritor Alfredo Carrera. Como muchos otros profesionistas, Carrera tuvo que idear una forma de trabajar en casa, quizá lo novedoso en su caso es que, siendo escritor, la reclusión pareciera un hábitat natural para el proceso creativo. Y lo es, hasta cierto punto.

“El proceso de encerrarse me ha hecho darle más vueltas a ciertas ideas que ya creía concluidas y el avance no ha sido sustancial. Sin embargo, ha sido interesante”,

confiesa el autor de libros de cuentos y de literatura juvenil. Su proceso creativo usual era escribir en sitios públicos: cafés, parques, librerías o bibliotecas. El encierro no estaba en su agenda y aunque pareciera que el enclaustramiento podría beneficiar a la introspección que parece intrínseca a la escritura literaria esta introspección detiene el proceso de llevar a un resultado tangible.

Hay quienes consideran que este enclaustramiento podría servir para realizar un sinnúmero de pendientes, pero la verdad es que quienes pudieron y se lo permitieron se llevaron el trabajo a casa y los artistas no son la excepción. Los pendientes seguirán siendo pendientes, pero ahora estarán más cercanos a la personas, quizá para susurrarles al oído que las obras que realicen durante este encierro deberán dar cuenta de ello.

Para la actriz, dramaturga y creadora de productos audiovisuales, Georgina Guzmán, la preparación de un concepto escénico se da precisamente en escena. El actor o todo aquel que participe en la creación del concepto (director, escenógrafo, adaptador, etcétera) lo único que puede hacer es seguirse preparando para cuando llegue ese momento.

“La premisa de Stanislavski es que un actor se prepara. Me gusta mucho, pero creo que eso no se detiene si estás en contingencia o no. Tu preparación sigue para cuando estás en escena. Si tienes un proyecto sigues desde ahí. Profundizando, investigando y preparándote para que el personaje se construya en escena.”

El enclaustramiento, en opinión de Guzmán, obligaría a ‘entrenar’ esa habilidad. La construcción estética está en los elementos que el actor incorpora de la exterioridad, aunque esta venga del interior, pues hacerla conscientes es ponerla en relieve.

“Hay mucha gente que dice ‘Es que así construí mi personaje’ ¿o sea que ya lo cerraste? A una casa ya construida lo que le espera es el deterioro si no tiene el mantenimientos. Yo más bien creo en la preparación para que en la escena se construya. Yo aquí, en medio de este encierro, pienso mucho en cómo activarlos (a los personajes), qué situaciones lo activan, si es una relación, si es una situación.”

Así, a la pregunta expresa de cómo se prepara un actor en el encierro, Georgina es clara: “reflexionando mucho, con el cuerpo, sintiendo mucho. Un actor es una persona que vive de forma muy intensa”.

La presencia de lo exterior es también sustancial para el actor, productor y escritor Pepe Pons que si bien confiesa que hay un trabajo solitario este se nutre “en pequeños grupos que van colocando las piezas para la presentación final.”

Para Pons el artista tiene una constancia que prevalece a pesar de las vicisitudes del enclaustramiento.

“El trabajo creativo es constante y producto de la rutina (desde el nacimiento de la idea, el desarrollo de un plan para llevarla a cabo y la consecuente ejecución). En mi caso, la lectura de libretos, la selección de los textos que me llenan de entusiasmo y la evaluación con algunos colegas: todo eso es un trabajo ‘de claustro’. Es por ello que, aunque una situación de riesgo y estrés, los proyectos creativos deberían estar gestándose, desarrollando, afinando y, en fin, continuar al ritmo que cada artista tenga la capacidad”, reflexiona.

En todo caso, señala Pons, la materia prima del creador es el tiempo y por lo tanto la planeación es fundamental. En este sentido el artista plástico, cineasta y escritor Fernando Llanos también considera importante la presencia de un plan de trabajo no tanto para que se respete, sino porque funciona de guía.

Llanos también está recluido en casa y no deja de trabajar. Sus proyectos han cambiado, tiene a sus hijos al lado y ahora está realizando con ellos animación temática sobre la pandemia, pues el arte que se hace en estos días también muestra una realidad: quedarse en casa es un privilegio.

“Creemos sí, que es un privilegio que tenemos como clase. Es una facultad que lamentablemente no todos los mexicanos tenemos y nos parece que si tenemos la chance, y esa es la parte en la que podemos cooperar, pues hay que hacerlo y hay que comunicar que es pertinente que baje el tránsito de la gente. Nuestro proceso creativo se enfoca en esas pequeñas herramientas comunicativas. Ahora estamos haciendo una animación para ayudar al ‘Quédate en casa’.”

El enclaustramiento puede ser una ventaja para que los creadores muestren una realidad defectuosa, la presencia de un sistema que privilegia actividades que poco contribuyen a la construcción de la sociedad, en detrimento del arte.

“Creo que si hay que cerrar filas con nuestros gremio y empujar políticas que se habían olvidado por la privatización, el neoliberalismo o el capitalismo salvaje o como le queramos llamar a ese materialismo que ha acabado con muchas cosas. Ahora resulta que sí era importante la salud, los científicos y los artistas para recrear el espíritu en estos minutos de encierro y que futbolistas cobran millonadas y el Conacyt vaya usted a saber cómo hace con sus recursos. Creo que es una oportunidad para replantear ciertas jerarquías”, reflexiona.

Sobre esta y otras realidades versará el arte que los artistas enclaustrados realicen en estos días para las futuras generaciones. Quienes vengan después de nosotros entenderán así, quizá, cómo una generación se vio en la necesidad de ver desde la ventana el desmoronamiento de un sistema defectuoso.

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