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El burro mexicano está en peligro de extinción

En el año 2006 nació la idea de crear el santuario Burrolandia./Cuartoscuro
En el año 2006 nació la idea de crear el santuario Burrolandia./Cuartoscuro

El burro es un mamífero équido. Posee un par de orejas largas que lo vuelven muy característico. Sin embargo, erróneamente es considerado como un animal de poca inteligencia El burro fue utilizado como bestia de carga y, en algunos lugares, como medio de transporte, pero con la expansión de la maquinaria agrícola y el desarrollo de los medios … Leer más

El burro es un mamífero équido. Posee un par de orejas largas que lo vuelven muy característico. Sin embargo, erróneamente es considerado como un animal de poca inteligencia

El burro fue utilizado como bestia de carga y, en algunos lugares, como medio de transporte, pero con la expansión de la maquinaria agrícola y el desarrollo de los medios de movilidad, los asnos han sido desplazados y ya no son vistos como un medio de apoyo al hombre.

Como consecuencia de ello, su población se ha reducido drásticamente en todo el mundo, pues actualmente se estima que hay 44 millones de asnos. Entre los principales productores figuran China, Pakistán, India, Etiopía y Egipto.

Mientras que tan sólo en México, quedan poco más de 300 mil animales y se encuentran en riesgo de extinción.

Pese a ello, son muy pocos los lugares o instituciones interesadas en su rescate y preservación, sólo en Inglaterra, Francia, España, Aruba y Suiza se han interesado en crear refugios o santuarios para su cuidado.

En México se encuentra Burrolandia, en Otumba, Estado de México, el único en América.

El burro es un mamífero équido. Posee un par de orejas largas que lo vuelven muy característico. Sin embargo, erróneamente es considerado como un animal de poca inteligencia y se le ha descuidado tanto que se encuentra en peligro de desaparecer.

Su nombre científico es Equis asinus aunque también es conocido como asno doméstico, rucio y borrico. Se trata de un équido que desciende del burro africano salvaje domesticado hace aproximadamente 6,000 años. Cabe destacar que desde entonces fue empleado tanto en África como en Europa y Asia para el traslado de distintas cargas y como cabalgadura.

Su alimentación está basada en pastos, alfalfa, arbustos, vegetales y, sobre todo, en heno. En cuanto a su reproducción se sabe que varía de acuerdo al sexo. Es decir, mientras el macho alcanza la madurez reproductiva a los treinta y seis meses, la hembra lo hace a los cuarenta y ocho.

Los asnos llegaron al continente americano junto con los españoles. Y es que, antes de la Colonia no había “bestias de carga” sino solo tamemes, es decir, hombres cargadores. Se dice que los primeros cuatro burros llegaron a La Española gracias a Colón.

En la República mexicana, según el censo Agropecuario de 1991, había un millón y medio de asnos, pero según el último registro oficial de 2007 la población descendió a 581 mil 401, concentrándose el mayor número en Guerrero, con 93 mil 057, seguido por Oaxaca, con 71 mil 077; Puebla, 63 mil 031; Veracruz, 46 mil 357; Estado de México, 41 mil 54 y Guanajuato, con 31 mil 802.

Mientras que las entidades con menor número de burros son Yucatán, con 45; Campeche, con 118, y Ciudad de México, 303.

Sin embargo, extraoficialmente se contempla que la cifra disminuyó y actualmente la población de este tipo de animales sólo alcanza cerca de 300 mil, pues en algunos lugares, como en Chihuahua, continúa la matanza clandestina.

Germán Flores Sauza, fundador de Burrolandia, santuario de conservación y preservación de estos animales, explicó que con el avance de la tecnología el asno, que llegó a México en 1521 y fue utilizado como bestia de carga y tiro, ha sido relegado.

Actualmente, aunque no es difícil su reproducción, a nadie le interesa buscar su apareamiento, pues ya no es redituable, al requerirse al mes 350 pesos para alimentos, sin contar con los gastos de atención médica; cantidad que no quieren pagar cuando el animal ya no se utiliza en labores del campo o de carga.

Así, en el año 2006 nació la idea de crear el santuario Burrolandia, en Otumba, municipio considerado la cuna del asno, pues en el siglo XVI, por ser el paso del camino real México-Veracruz, por su cercanía con la Ciudad de México, descansaban en este municipio los arrieros y alimentaban a sus bestias de carga —caballos, mulas y burros—, y ello provocó un mercado regional de este tipo de animales.

Con información de Excelsior

 

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