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Rosario Castellanos y la innovación de la palabra

Foto: Especial
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El legado literario y la historia personal de Rosario Castellanos es recordado por Margo Glantz y por una antigua entrevista que en vida diera su esposo Ricardo Guerra Rosario Castellanos fue una mujer adelantada a su tiempo, pionera en varios aspectos, por ejemplo, en defender la causa de los derechos de las mujeres, también de … Leer más

El legado literario y la historia personal de Rosario Castellanos es recordado por Margo Glantz y por una antigua entrevista que en vida diera su esposo Ricardo Guerra

Rosario Castellanos fue una mujer adelantada a su tiempo, pionera en varios aspectos, por ejemplo, en defender la causa de los derechos de las mujeres, también de los grupos indígenas, fue de las primeras en inscribirse como estudiante de las carreras de Derecho y Filosofía, en ser maestra de la carrera en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); en ser mujer embajadora, en escribir guiones para la enseñanza escolar y de educación para la salud bucal de los niños indígenas chiapanecos, entre muchas otras cosas más.

“También fue una persona sumamente sensible e inteligente, creadora de una obra poética muy importante, en la que también innovó en formatos y temáticas, lo mismo que con novelas que se han convertido en clásicos del tema, como lo es ‘Balún Canán’(1957)”, asegura la también escritora, catedrática e investigadora universitaria Margo Glantz, conocedora de la obra de la chiapaneca.

Glantz, autora de títulos como‘Sor Juana Inés de la Cruz y sus contemporáneos’y‘Las genealogías’, explica que Castellanos fue una mexicana que hizo cosas importantes en literatura y otras disciplinas, pero de la que se desconoce qué tanto se siguen leyendo sus libros, como ‘Balún Canán’ y ‘Oficio de tinieblas’.

En Rosario Castellanos, acota, el conflicto lo visualizó en el caso de su tierra, Chiapas, con un conflicto entre indígenas y criollos o mestizos, donde prevalece un sistema casi feudal, el Su legado literario y su historia personal es recordado por la también escritora Margo Glantz y por una antigua entrevista que en vida diera su esposo Ricardo Guerra cual vivió muy de cerca al ser originaria de esa entidad, siendo su padre propietario de ranchos donde trabajaban indígenas. Ante esta realidad, Castellanos realizó en diferentes niveles e instancias un trabajo contundente a favor de ese grupo social.

“Respecto a su creación poética, continúa, es muy importante, en la que se adelantó en formatos, de un lirismo muy acusado, agudo, fino; es muy elaborada, pero al mismo tiempo transparente, sencilla, que todos pueden entender, nada hermética y con varios niveles de lectura”, subraya Glantz.

Un caso aparte es lo que escribió sobre el tema de las mujeres, en el que fue pionera y debería servir de material básico para el movimiento feminista actual, que ha tomado mayor atención del público gracias a manifestaciones como la de Me Too. La condición de la mujer lo abordó a través de los textos que publicaba en el periódico ‘Excélsior’, pero también en títulos como ‘Mujer que sabe latín’, ‘El eterno femenino’ y ‘Ciudad real’, por mencionar algunos. Pero también lo hizo a través de su vida y actividades, en su trabajo como funcionaria en diferentes instituciones o como encargada de la oficina de prensa de la UNAM o como embajadora de México en Israel. Del último puesto destaca que fue un encargo muy importante hecho a una mujer, dado que había muy pocas diplomáticas en el país, además de que hizo un excelente trabajo, aunque desgraciadamente falleció allá.

SU PASIÓN POR RICARDO GUERRA

En su vida, Rosario Castellanos tuvo varios cometidos, pero un solo amor, el que le profesó a quien fue su marido, el filósofo Ricardo Guerra Tejada (1928-2007), integrante del grupo Hiperión. Su relación fue de encuentros y desencuentros.

Se conocieron en 1949, en la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), siendo ambos estudiantes, ella de 25 años de edad y él de 23. Al año siguiente se dio la primera relación sentimental, muy intensa, según el filósofo, pero muy corta porque las cosas no funcionaron.

No obstante, siguiendo la corres pondencia que ella le dedicó, reunida y publicada en 1994 por el entonces Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) bajo el título ‘Cartas a Ricardo’, el amor de la autora de ‘Balún Canán’ nunca fue a menos. Ni en su etapa de noviazgo, ni cuando estuvieron casados, ni cuando no estaban juntos.

La inestabilidad en la relación es fruto del carácter fuerte de ambas partes, de la pasión de Castellanos, de supuestas traiciones de él, de las dispares formas de ser y pensar de los dos.

La entrega de ella es total, sin condiciones, incluso anteponiendo el amor a su persona, como se lee en una carta enviada al filósofo desde Argentina: “Quiero ser para usted, lo mejor que yo pueda, lo que más se aproxime a lo que usted quiera”. Ricardo Guerra se casó con la pintora Lilia Carrillo y, no obstante, el matrimonio que procreó dos hijos se disuelve en 1955. Entonces, la relación entre él y Rosario Castellanos se restablece y finalmente se casan en enero de 1958. De esa relación nace su hijo Gabriel, tras dos intentos fallidos por desgracia.

Pero los años que siguieron no fueron todos miel sobre hojuelas. De los motivos de su separación, mucho se ha hablado de infidelidades de él. Fuera o no cierto, ella es la que asume la culpa. No obstante, la relación no daba para más y la pareja se divorciaría en 1971, año en el que Rosario Castellanos es nombrada embajadora de México ante Israel donde falleció por un accidente eléctrico.

Notimex / AM 

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