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La abuela que se hizo famosa por patinar en el lago Baikal

Foto: Especial
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Lubov Morejódoba tiene 77 años y se ha hecho famosa por deslizarse diariamente por las aguas heladas del lago Baikal Redacción Morejódoba aprendió a patinar sobre las heladas aguas del lago Baikal, casi desde que aprendió a caminar. Desde entonces, la abuela rusa Liubov Morejódova lo ha seguido haciendo durante todos los años hasta que lo … Leer más

Lubov Morejódoba tiene 77 años y se ha hecho famosa por deslizarse diariamente por las aguas heladas del lago Baikal

Redacción

Morejódoba aprendió a patinar sobre las heladas aguas del lago Baikal, casi desde que aprendió a caminar.

Desde entonces, la abuela rusa Liubov Morejódova lo ha seguido haciendo durante todos los años hasta que lo permite la primavera, recorre más de ocho kilómetros al día deslizándose sobre sus cuchillas, las mismas que le fabricó su padre en 1943.

Lo hace por necesidad a consecuencia de que no existe transporte público, pero se convirtió también en un pasatiempo. Cruzar el hielo se convierte entonces en su única opción autónoma de salir de su terreno durante el largo invierno.

Morejódova se ha hecho famosa en Rusia por un vídeo que la muestra deslizándose sobre el gélido Baikal, grabado por un amigo de la familia y colgado en su página de Vkontakte (una red social rusa similar a Facebook), la lanzó al estrellato.

Actualmente se le conoce como ‘la abuelita del Baikal’ o la ‘abuela sobre patines’.

Lubov Morejódoba se ha negado a hablar con programas de televisión, pero con el bicampeón olímpico de patinaje artístico Yevgeni Plúshenko, si accedió a hablar. El atleta le regaló un par de patines nuevos, sin embargo, Morejódova los tiene en casa y sigue utilizando sus viejas cuchillas al afirmar que al ser hechas con lanas de oveja “son más calentitas”.

La fama no es nada. Yo sigo siendo igual, con mi pequeña granja con gallinas, dos bueyes, terneros y vacas”, ríe. Aunque reconoce que a veces la vida se hace dura. “Este invierno ha sido muy frío y por eso he tenido que cortar mucha leña para el fuego y para el horno. Porque a mis casi 78 años, la salud todavía me lo permite”, presume.

Creció en otro punto de la orilla del lago, una de las mayores reservas de agua dulce del mundo, con un volumen equivalente al del mar Báltico. Después, las autoridades planificaron la construcción de una fábrica cerca y alertaron de que la zona se inundaría, así que todos los vecinos tuvieron que mudarse.

Con la pequeña cantidad de dinero recibida como indemnización, su padre y su madre levantaron la granja.

Morejódova se mudó a Irkutsk, se casó y cuando su esposo se jubiló en 2011, se mudaron a su actual vivienda. Cuando enviudó, sus hijos quisieron que se mudara con ellos. Pero siempre se ha negado.

No necesito ayuda. Soy perfectamente capaz de ocuparme de mi misma. Pero si de verdad necesitase algo, siempre puedo llamar a la Administración. No tengo miedo de vivir aquí sola”, afirma.

Dice que no puede dejar la granja que su padre construyó con tanto esfuerzo y que ahora es suya.

No todos pueden ver la belleza del lago. Muchos turistas dejan basura o fuegos encendidos que me encuentro y apago. Eso me deprime y me enfada”, lamenta Morejódova.

Con información de El País.

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