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El colapso de la economía de servicios que trajo el coronavirus

El colapso de la economía de servicios que trajo el coronavirus
El colapso de la economía de servicios que trajo el coronavirus

El sector de servicios sufre. Estados Unidos cuenta con 11.5 millones dhttps://aldialogo.mx/queretaro/2020/09/06/el-colapso-de-la…o-el-coronavirus/e empleos perdidos debido a la crisis económica ocasionada por el coronavirus Eduardo Porter El 16 de marzo fue el último día en que David Engelsman entró al Jackrabbit, el aclamado restaurante del hotel boutique Duniway en el centro de Portland, Oregon. A Engelsman, … Leer más

El sector de servicios sufre. Estados Unidos cuenta con 11.5 millones dhttps://aldialogo.mx/queretaro/2020/09/06/el-colapso-de-la…o-el-coronavirus/e empleos perdidos debido a la crisis económica ocasionada por el coronavirus

Eduardo Porter

El 16 de marzo fue el último día en que David Engelsman entró al Jackrabbit, el aclamado restaurante del hotel boutique Duniway en el centro de Portland, Oregon. A Engelsman, mesero principal del turno matutino, le dijeron antes de empezar su turno que su trabajo ya no era necesario. Se fue temprano, a las 10:30 a. m. El restaurante no volvió a abrir al día siguiente.

En total, 330 trabajadores del Duniway y otra propiedad del Hilton al otro lado de la calle han sido despedidos desde entonces. Con dos hijos autistas, una esposa con una afección cardiaca grave y ahora sin seguro médico, Engelsman ha dedicado mucho de su tiempo a luchar junto con su sindicato, UNITE HERE, para lograr que el Hilton haga contribuciones al plan de salud para los trabajadores despedidos hasta el fin de año.

“Nos quedamos aquí sin nada. Sé que sueno dramático, pero es dramático”, dijo.

Con 11.5 millones de empleos perdidos desde febrero y el informe mensual del gobierno del viernes que muestra una disminución en las contrataciones, historias como esta se han vuelto dolorosamente comunes. Cuando las empresas enviaron a su personal de oficina a trabajar a distancia desde sus casas, recortaron los viajes de negocios y cancelaron las comidas de trabajo. También eliminaron los trabajos de limpieza de sus oficinas y habitaciones de hotel, los traslados por la ciudad y los servicios de comida.

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EL EFECTO A LARGO PLAZO

Para este ejército de trabajadores de servicios en todas las urbes estadounidenses, la pandemia corre el riesgo de convertirse en algo más que un choque económico a corto plazo. Si los trabajadores estadounidenses no regresan a las oficinas, los trabajadores de servicios se quedarán sin nadie a quien servir.

Eso es especialmente preocupante en las ciudades, que durante décadas han mantenido decenas de millones de empleos para trabajadores sin educación universitaria. Ahora el trabajo a distancia se suma a otras presiones que han dificultado las oportunidades. El colapso de tiendas minoristas como J.C. Penney y Neiman Marcus ha acabado con muchos trabajos de bajos salarios. La implosión del turismo en ciudades como Nueva York y San Francisco acabará con muchos más.

María Valdez, una mucama del Grand Hyatt de San Antonio que fue despedida, se las arregla con tres niños y un cheque de desempleo semanal de 314 dólares. Kimber Adams, quien perdió su trabajo de mesera en el Aeropuerto Internacional de Seattle-Tacoma, tiene esperanza en su “plan B” de convertirse en flebotomista. Waldo Cabrera, quien fue despedido de su trabajo que consistía en limpiar las cabinas de los aviones de American Airlines en el aeropuerto de Miami, espera que una oferta para conducir un camión cisterna en Texas aguarde hasta que pueda mudarse a fin de año.

“Me veo obligado a irme de aquí”, manifestó.

LA INCERTIDUMBRE

Mari Duncan es relativamente afortunada. Todavía está cobrando su sueldo, a pesar de que su trabajo marinando carnes y cocinando sopa en el campus de Facebook en Seattle terminó cuando la empresa envió a sus gerentes e ingenieros a trabajar desde casa. Sin embargo, teme que su contrato (Facebook sigue pagando a su contratista de servicios de alimentos para cubrir la nómina) no dure para siempre.

“Cuando vi que salió una noticia de que Facebook se mantendrá trabajando a distancia hasta julio de 2021, me asusté un poco”, reveló.

A todos les urge volver al trabajo. No obstante, existe el temor de que aunque la pandemia se termine, la economía no pueda seguir ofreciendo los trabajos de antes.

“Algunos bufetes de abogados están descubriendo que es más rentable que sus abogados se queden en casa”, expresó Kristinia Bellamy, quien trabajaba limpiando las oficinas de un rascacielos donde había despachos de abogados y otras oficinas en el centro de Manhattan. “Este podría ser el principio del fin de estos edificios de oficinas comerciales”, afirmó.

LOS DESPIDOS

Pensemos en la decisión de Nike en primavera de permitir a la mayoría de los empleados de su sede en el área de Portland trabajar a distancia. Aramark, a cargo de los servicios de cafetería y alimentos de Nike, dio licencia sin goce de sueldo a muchos de sus empleados. Sin necesidad de servicios completos anticipados “por un periodo indefinido”, dice Aramark. 378 empleados (entre camareros, cocineros, cajeros y otros) ahora enfrentan un despido permanente a partir del 25 de septiembre.

La cuestión es si este tipo de disrupciones solo serán temporales. Cerca de uno de cada cinco adultos en edad productiva sin título universitario vive en las áreas metropolitanas más grandes (en el cuarto superior por densidad de población), según los cálculos de David Autor del Instituto Tecnológico de Massachusetts. La mayoría están en las industrias de servicios que satisfacen las necesidades de una clase acaudalada de “trabajadores del conocimiento” que han acudido en masa a las ciudades en busca de instalaciones de trabajo innovadoras y salarios elevados.

Y con el descubrimiento de Zoom, ¿qué empresa trasladará en avión a un gerente por el país para un día de reuniones? Una reducción duradera de los viajes de negocios pondrá en peligro el ecosistema de los trabajadores de hoteles y restaurantes que ofrecen sus servicios a los viajeros corporativos.

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EL TRABAJO EN CASA

Jonathan Dingel y Brent Neiman de la Universidad de Chicago han calculado que el 37 por ciento de los trabajos se pueden hacer totalmente desde casa. Esos trabajos tienden a ser altamente remunerados, en campos como los servicios jurídicos, la programación informática y los servicios financieros. Y tienden a concentrarse en zonas adineradas como San Francisco, Stamford, Connecticut y Raleigh, Carolina del Norte.

Nike no es el mayor empleador privado de Portland, sino Intel, el gigante de los semiconductores, que emplea a 20 mil personas, con salarios, en su mayoría, bien pagados. Es el pilar de un grupo de empresas de alta tecnología conocido como Silicon Forest que se extiende entre Hillsboro y Beaverton en el margen occidental de la ciudad. Este grupo mantiene una red de contratistas y subcontratistas cuyos ingresos se filtran a través de la economía del área.

Solo cerca de un 40 por ciento de los empleados de Intel trabajan en las oficinas (los indispensables para sus vastas plantas de fabricación de chips) y se prevé que el trabajo a distancia continúe al menos hasta junio. “Incluso después de eso habrá más flexibilidad en la forma de trabajar”, comentó Darcy Ortiz, vicepresidenta de servicios corporativos de Intel.

Es posible que esa decisión no sea una buena noticia para las empresas que dependen de Intel.

“Intel nos ha sostenido”, afirmó Rick Van Beveren, miembro del Consejo de la Ciudad de Hillsboro y dueño de una cafetería y un negocio de banquetes que, en su mayoría, permanecen cerrados. “Atendemos a una constelación de negocios que giran en torno a Intel”.

OFICINAS SEMIVACÍAS

Decisiones como esta se están tomando en todo el país. Scott Rechler, director ejecutivo de RXR Realty, que posee más de un millón 858 mil 60 metros cuadrados de espacio de oficinas en la ciudad de Nueva York, estima que cada trabajador ejecutivo mantiene cinco empleos de servicio, desde un puesto de limpiabotas hasta una cafetería. Sin embargo, solo alrededor del doce por ciento de sus inquilinos están en las oficinas.

Restaurant Associates ―el conglomerado de servicios de alimentos que opera cafeterías en empresas como Google y The New York Times y restaurantes en el Museo Smithsoniano y el Quadrangle Club de la Universidad de Chicago― empleaba a 10 mil 500 trabajadores antes de la pandemia. Aunque la empresa ha estado luchando por conseguir nuevos negocios desde entonces (para alimentar a los trabajadores del sector salud o hacer comidas a domicilio), Dick Cattani, su director ejecutivo, informó que solo la mitad de sus empleados están trabajando en este momento.

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EL MIEDO A LA INFECCIÓN

Claro está que los gobiernos de la ciudad y el estado cerraron gran parte de la economía urbana. Esta emplea trabajadores de servicios con bajos salarios con la esperanza de contener la pandemia. El riesgo de infección también mantiene a muchas personas en casa. Se cree que estos temores y restricciones se flexibilizarán una vez que se desarrolle una vacuna o un tratamiento para la COVID-19.

Una gran parte de la fuerza laboral de Estados Unidos espera que así sea.

Engelsman, el mesero del restaurante en Portland, no tiene ni idea de cómo pagará los medicamentos de su esposa. Tan solo la dosis mensual de betabloqueadores cuesta 580 dólares. Cabrera, quien limpiaba las cabinas de los aviones de American Airlines en Miami, tuvo que recurrir al dinero del seguro. Este lo recibió después de que alguien se estrelló contra su vehículo. Ahora no tiene en qué trasladarse. A Valdez, la mucama del hotel en San Antonio, la llamaron para la reapertura del Grand Hyatt este mes. Pero dijo que no puede volver hasta que abran las escuelas porque debe cuidar a su hijo de 11 años. Le preocupa que el Hyatt intente arreglárselas con menos trabajadores de limpieza y no vuelva a contratar a todo el personal.

MT

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