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Los Bolsonaro son investigados por casos de corrupción

Los Bolsonaro son investigados por casos de corrupción
Los Bolsonaro son investigados por casos de corrupción

Flavio Bolsonaro, hijo del presidente de Brasil, y Fabrício Queiroz, son señalados por desviar dinero de los contribuyentes para pagar a empleados fantasma Ernesto Londoño/ Manuela Andreoni y Letícia Casado El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, fue cuestionado por un periodista: “Presidente, ¿por qué su esposa recibió 16 mil dólares de un exasesor que está … Leer más

Flavio Bolsonaro, hijo del presidente de Brasil, y Fabrício Queiroz, son señalados por desviar dinero de los contribuyentes para pagar a empleados fantasma

Ernesto Londoño/ Manuela Andreoni y Letícia Casado

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, fue cuestionado por un periodista: “Presidente, ¿por qué su esposa recibió 16 mil dólares de un exasesor que está siendo investigado por corrupción?”

La respuesta fue agresiva. “Lo que me gustaría hacer”, le dijo Bolsonaro al reportero, “es reventarte la boca”.

En sus dos años como presidente, a medida que Bolsonaro y su círculo de confianza, incluyendo sus hijos, se han ido involucrando más en investigaciones criminales y legislativas, el presidente ha arremetido contra reporteros, investigadores y miembros de su propio gabinete que le llevan la contraria.

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Pero, el caso que involucra al exasesor y confidente de la familia, por robo de salarios del sector público, afectó a Bolsonaro, al poner a su esposa y a su hijo mayor en el centro de una investigación por corrupción, uno de sus obstáculos más grandes a nivel personal y político.

Los expertos dicen que la evidencia que señala al exasesor, Fabrício Queiroz, sugiere que los Bolsonaro formaron parte del estratagema ‘rachadinha’, común en los niveles más bajos de la política en Brasil. Consiste en desviar dinero de los contribuyentes manteniendo empleados fantasmas en la nómina o contratando personas que aceptan darle una porción de su salario al jefe.

“La sospecha es que esto fue un negocio familiar que duró muchos años y movió una gran cantidad de dinero”, afirmó Bruno Brandão, director ejecutivo de Transparencia Internacional en Brasil, sobre la corrupción que involucra al exasesor. “Estas suposiciones son muy serias, corroboradas por evidencias sólidas, en una investigación basada en transacciones financieras sumamente irregulares”.

En documentos judiciales y filtraciones a la prensa, las autoridades han descrito sus sospechas de que, desde 2007, Queiroz ayudó al hijo mayor del presidente, Flávio Bolsonaro, a robar fondos públicos embolsándose parte de los salarios de las personas en su nómina cuando era diputado regional de Río de Janeiro. Flávio Bolsonaro fue electo al Senado Federal en 2018.

Entre 2011 y 2016, Queiroz canalizó miles de dólares a la esposa del presidente, Michelle Bolsonaro, en transacciones que no han podido explicar. Los fiscales creen que los depósitos realizados a Flávio podrían estar conectados con este tipo de corrupción.

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Valiéndose de un amplio expediente de registros financieros, los investigadores están intentando determinar si el flujo irregular de dinero a una tienda de chocolates que Flávio Bolsonaro compró en 2015, y una serie de compras de inmuebles que realizó con dinero en efectivo, constituye lavado de dinero.

Otro de los hijos del presidente, Carlos Bolsonaro, es investigado por de desviar fondos públicos cuando era concejal de la Cámara Municipal de Río de Janeiro y por tener conexión con un caso sobre campañas de desinformación realizadas en línea. Un tercer hijo, Eduardo Bolsonaro, también está involucrado en el caso de desinformación.

Al mismo tiempo que las investigaciones criminales y legislativas han involucrado a personas cercanas al presidente, su gobierno ha liderado o apoyado iniciativas que han debilitado el poder de los fiscales anticorrupción. Entre esas iniciativas se incluye dificultarle a los investigadores obtener registros bancarios para armar casos penales. Una nueva ley somete a los fiscales a castigos como multas y cargos criminales por conducta indebida.

Estas acciones contribuyeron a la salida dramática del miembro más popular del gabinete de Jair Bolsonaro, Sergio Moro, quien en abril acusó al presidente de estar buscando reemplazar al director general de la Policía Federal para proteger a sus amigos y familiares de las investigaciones penales.

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Los investigadores están teniendo problemas para lograr más avances. La lucha contra la corrupción, la cual alguna vez detonó protestas masivas, ha perdido resonancia en un momento en el que Brasil enfrenta el hecho de tener el segundo mayor número de muertes por coronavirus del mundo, solo por detrás de Estados Unidos, y la crisis económica resultante.

El cambio del interés nacional ha permitido la restauración de un sistema tácito en el que jueces y políticos poderosos protegen mutuamente sus intereses, afirmó Carlos Fernando dos Santos Lima, un exfiscal que trabajó en algunas investigaciones políticamente explosivas.

“Es un regreso a la vieja práctica política de escudarse en maniobras judiciales”, dijo. “En Brasil tenemos una república para los intocables y otra para el resto de la población”.

En ese contexto, los fiscales del caso han encontrado maneras de mantener la investigación vigente en la opinión pública, incluso a pesar de que Queiroz intentó permanecer oculto y la familia Bolsonaro minimizó su importancia.

En junio, investigadores armados con una orden de arresto para Queiroz, lo agarraron en una residencia de São Paulo que le pertenece a uno de los abogados de Bolsonaro, Frederick Wassef.

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El arresto, que colmó las primeras páginas y los noticieros durante varios días, fue seguido por filtraciones a la prensa de que Queiroz le había canalizado a Michelle Bolsonaro mucho más dinero del que los investigadores habían divulgado en un inicio. Eso puso en tela de juicio la explicación del presidente de que un solo pago revelado en 2018 se había realizado para saldar una deuda.

Los analistas afirman que se desconoce cuán políticamente perjudicial será el caso para Bolsonaro a largo plazo. A pesar de su displicente manejo de la pandemia del coronavirus, que ha contribuido con la muerte de más de 118.000 brasileños, el presidente ha ampliado un poco su base de apoyo al brindarle ayuda de emergencia a millones de brasileños.

“La mayoría de los brasileños están pensando mucho más en su supervivencia que en asuntos políticos”, dijo Mauro Paulino, director de la encuestadora Datafolha. “Cuando la supervivencia es tu principal preocupación, la corrupción se convierte en un tema secundario”.

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