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Las distinciones raciales del COVID-19: un panorama completo

Las distinciones raciales del COVID-19: un panorama completo
Las distinciones raciales del COVID-19: un panorama completo

43 por ciento de los trabajadores negros y latinos tienen empleos en industrias que en su mayor parte no pueden realizar a distancia Richard A. Oppel Jr., Robert Gebeloff, K.K. Rebecca Lai, Will Wright y Mitch Smith Teresa y Marvin Bradley en realidad no saben cómo se infectaron de coronavirus. Quizá Teresa Bradley, quien es … Leer más

43 por ciento de los trabajadores negros y latinos tienen empleos en industrias que en su mayor parte no pueden realizar a distancia

Richard A. Oppel Jr., Robert Gebeloff, K.K. Rebecca Lai, Will Wright y Mitch Smith

Teresa y Marvin Bradley en realidad no saben cómo se infectaron de coronavirus. Quizá Teresa Bradley, quien es enfermera en Míchigan, trajo el contagio de su hospital. Tal vez los contagió un pariente que los visitó. Pero también es posible que haya sido algo totalmente distinto.

Lo único seguro, según nuevos datos federales que nos presentan el panorama más completo hasta ahora sobre casi un millón y medio de pacientes de coronavirus en Estados Unidos, es que los Bradley no son un caso aparte.

En ciudades grandes como Milwaukee y Nueva York, al igual que en áreas metropolitanas más pequeñas como Grand Rapids, Míchigan, donde viven los Bradley, se ha observado que el virus hace distinción de personas por su raza. Esta terrible desigualdad se sintió a flor de piel cuando el personal hospitalario trasladó a Teresa Bradley, quien es negra, por la sala de emergencias.

“Ahí todos eran afroestadounidenses”, dijo. “Todos”.

LAS OTRAS POBLACIONES VULNERABLES

Las primeras cifras disponibles ya indicaban que una mayor proporción de las poblaciones negra y latina sufrían debido al virus. Sin embargo, los nuevos datos federales, a los que The New York Times tuvo acceso después de llevar ante los tribunales a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés), revela un panorama más claro y completo. El coronavirus ha causado daños desproporcionados en las comunidades negra y latina de todo el país. En cientos de condados de áreas urbanas, suburbanas y rurales, así como en todos los rangos de edad.

Los residentes latinos y afroestadounidenses de Estados Unidos han registrado el triple de infecciones que sus vecinos blancos, según los nuevos datos, que incluyen características detalladas sobre 640 mil infecciones detectadas en casi mil condados estadounidenses. Además, el virus ha causado casi el doble de defunciones de personas negras y latinas que de blancos, según los datos.

Estas disparidades se observan en varios estados y regiones. Lo mismo en poblaciones rurales de las Grandes Llanuras y en condados suburbanos como el de Fairfax, en Virginia, que en muchas de las ciudades más grandes del país.

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El racismo sistémico no impera tan solo en el sistema de justicia penal”, afirmó Quinton Lucas, el tercer alcalde negro de Kansas City, Misuri. En cuyo estado el 40 por ciento de los infectados son negros o latinos. Aunque esos grupos representan tan solo el 16 por ciento de la población del estado. “Hemos observado que cobra vidas no solo en las áreas urbanas de Estados Unidos, sino también en las rurales. Y en todo tipo de zonas en las que, francamente, las personas merecen las mismas oportunidades de vivir. De recibir atención médica, de tener acceso a pruebas y al rastreo”.

INFECCIONES EN LOS SUBURBIOS

En el caso de los Bradley, ambos un poco mayores de 60 años, los síntomas no parecían muy graves en un principio. Sentían que algo les raspaba al fondo de la garganta.

No obstante, pronto comenzaron a sufrir fiebre y a tener problemas para respirar, así que ambos fueron al hospital. Ahí los separaron; a Teresa la admitieron, pero a Marvin lo enviaron a casa. Marvin relató que se sentía muy enfermo para irse, pero no le quedó más remedio. Cuando llegó a casa, lo inundó una sensación de soledad y cayó en cuenta de que no sabía qué tratamiento seguir para calmar sus síntomas.

Después de varias semanas de enfermedad, ambos se recuperaron. Cuando Marvin Bradley regresó a trabajar en el departamento de ingeniería de una fábrica luego de varias semanas, uno de sus colegas blancos le dijo que era la única persona que conocía que había contraído el virus.

En contraste, Marvin Bradley comentó que conocía a varias personas que habían enfermado. Algunas de ellas murieron.

“Somos más vulnerables a esto”, se lamentó Marvin Bradley.

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En el condado de Kent, que incluye Grand Rapids y sus suburbios, los residentes negros y latinos han sufrido el 63 por ciento de las infecciones, aunque solo representan el 20 por ciento de la población de ese condado. Los funcionarios de salud pública y dirigentes electos de Míchigan dijeron que no se sabe a ciencia cierta por qué las personas negras y latinas del condado de Kent se han visto más afectadas que en otras partes del país.

De los 249 condados con por lo menos 5000 residentes negros de quienes el Times obtuvo datos detallados, en todos salvo en 14 la tasa de infecciones es más alta para los residentes afroestadounidenses que para los residentes blancos. De manera similar, de los 206 condados con por lo menos 5000 residentes latinos analizados por el Times, 178 registran tasas de infección más elevadas para los residentes latinos que para los blancos.

LOS SUBURBIOS, EN LA MIRA

Uno de los focos de infección más alarmantes también es una de las zonas más adineradas: el condado de Fairfax, a las afueras de Washington D. C.

En ese condado viven el triple de blancos que de latinos. Sin embargo, para finales de mayo, el cuádruple de residentes latinos que de residentes blancos habían dado positivo en las pruebas del virus, según los datos del CDC.

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El promedio de ingresos por hogar en Fairfax es el doble del promedio nacional, de alrededor de 60.000 dólares, por lo que la vivienda es cara. Quienes reciben un salario modesto viven apretujados en apartamentos, donde es imposible mantener el distanciamiento social. En 2017, según datos del condado, era necesario un ingreso anual de casi 64.000 dólares para poder costear un apartamento normal de una recámara. Por si fuera poco, muchos han tenido que seguir desplazándose a su lugar de trabajo.

Los datos demográficos confirman los riesgos. En todo el país, el 43 por ciento de los trabajadores negros y latinos tienen empleos en industrias de servicios o producción que en su mayor parte no pueden realizar a distancia, según muestran datos del censo de 2018. En cambio, solo alrededor de uno de cada cuatro trabajadores blancos tienen un empleo de este tipo.

Encima, el doble de latinos que de blancos viven en un espacio hacinado (menos de 46 metros cuadrados por persona), según la encuesta de vivienda American Housing Survey.

Las estadísticas nacionales de infecciones y muertes debido al virus hasta cierto punto subestiman la disparidad, puesto que el virus ataca mucho más a los estadounidenses de edad avanzada, entre los cuales hay una proporción mucho mayor de blancos que entre los jóvenes.

 

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