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Trump somete inmigración con ‘muro’ de restricciones

Foto: AP
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Funcionarios del Gobierno de Trump han dicho que en este fenómeno social deben considerarse méritos y habilidades, y no basarse en el sistema familiar Zolan Kanno-Youngs Las políticas de inmigración del presidente Donald Trump, que incluyen la orden ejecutiva 13769 –que limitó tanto los viajes como la inmigración de personas de varios países de Oriente … Leer más

Funcionarios del Gobierno de Trump han dicho que en este fenómeno social deben considerarse méritos y habilidades, y no basarse en el sistema familiar

Zolan Kanno-Youngs

Las políticas de inmigración del presidente Donald Trump, que incluyen la orden ejecutiva 13769 –que limitó tanto los viajes como la inmigración de personas de varios países de Oriente Medio–, las restricciones para otorgar visas y el límite en el número de refugiados aceptados, así como las modificaciones para obtener asilo, han comenzado a lograr un objetivo: la inmigración legal ha disminuido más de 11 por ciento y se avecina una caída más pronunciada.

Pese a que el mandatario hace hincapié en la construcción de un muro para realzar su guerra contra la inmigración ilegal, es mediante los cambios en las políticas –y no con las barreras físicas– como su Gobierno ha podido reducir la afluencia de inmigrantes a Estados Unidos.

El viernes y el lunes pasado se aplicaron dos medidas más: una ampliación de su orden ejecutiva 13769 y pruebas estrictas sobre la solvencia de los solicitantes de residencia.

En verdad, Trump está agotando todas las opciones. Es casi asombroso”, comentó Sarah Pierce, analista política en el Migration Policy Institute, un grupo de investigación apartidista. “Un Gobierno que se ha percibido como caótico, con respecto a la inmigración ha sido muy constante y brioso”.

Según un análisis de los datos de la Administración federal, realizado por la Fundación Nacional para las Políticas Estadounidenses (NFAP, por sus sigla en inglés), el número de personas que obtuvieron la residencia permanente legal en Estados Unidos –aparte de los refugiados que entraron en años anteriores– disminuyó de un millón 63 mil 289 en el año fiscal de 2016 a 940 mil 877 en el año fiscal de 2018.

Hace cuatro años, la inmigración legal estuvo en su nivel más alto desde 2006, cuando un millón 266 mil 129 personas obtuvieron la residencia permanente legal en el vecino del norte.

Además, los expertos en inmigración afirman que otras políticas nuevas acelerarán esta tendencia. Un informe publicado por esta fundación el lunes pasado proyectó una caída de 30 por ciento en la inmigración legal para 2021 y una reducción del 35 por ciento en el crecimiento promedio anual de la fuerza laboral en Estados Unidos.

Los funcionarios del Gobierno de Trump han dicho que la inmigración al país debe considerar los méritos y las habilidades, y no basarse en el sistema de la familia que durante décadas ha permitido que los inmigrantes traigan a sus cónyuges y a sus hijos a vivir con ellos.

“El presidente Trump sigue cumpliendo la promesa que les hizo a los estadounidenses de aplicar las leyes de inmigración de nuestro país”, escribió el lunes Kenneth T. Cuccinelli II, subsecretario interino de Seguridad Nacional, en The Hill, un diario del Capitolio.

Este rápido descenso sucede mientras el desempleo ha llegado a su nivel más bajo de la historia y el jefe de Gabinete interino de Trump, Mick Mulvaney, confesó en una reunión en el Reino Unido que “estamos desesperados, desesperados por más personas”.

Sin embargo, la puerta se ha cerrado de muchas maneras. Quienes huyen de la violencia o la persecución se han topado con reglas de asilo más estrictas y se han visto obligados a esperar en campamentos paupérrimos en México o han sido enviados a países como Guatemala mientras hay alguna resolución para sus casos.

La gente que ha languidecido en campamentos de personas desplazadas durante años; este 2020 se topa con una cifra límite muy reducida de 18 mil refugiados, en comparación con la cifra de 110 mil que estableció el presidente Barack Obama en 2016.

A los miembros de las familias que esperaban viajar de manera legal de Irán, Libia, Siria, Yemen y Somalia se les impidió hacerlo por la orden ejecutiva 13769 del presidente.

Investigaciones más detalladas y entrevistas adicionales en persona han constituido un filtro adicional para los viajeros extranjeros. El número de visas emitidas a los extranjeros que desean migrar a Estados Unidos se ha reducido aproximadamente 25 por ciento, pasando de 617 mil 752 en 2016 a 462 mil 422 en el año fiscal de 2019.

Además, ya han impuesto otras dos políticas estrictas. La ampliación –desde el viernes pasado– de la orden ejecutiva 13769 de Trump a seis países más, incluyendo el más poblado de África, Nigeria. Asimismo, se estableció la prueba de solvencia, la cual establece un nivel de esta cualidad en la práctica para los posibles inmigrantes. Según los expertos, estas políticas redefinirán la inmigración en los años por venir.

Es casi seguro que las restricciones de viajes y de visas, que pronto abarcarán 13 países, se reflejen en las cifras de inmigración en el futuro cercano. Del promedio de más de 537 mil personas extranjeras a las que se les otorgó la residencia permanente de 2014 a 2016 –incluso mediante un sistema de lotería de visas– a casi 28 mil o un 5 por ciento se les prohibiría el acceso debido a la orden ejecutiva 13769 recién ampliada del Gobierno, de acuerdo con un análisis de los datos del Departamento de Estado.

Sin embargo, el cambio más relevante hasta ahora sería la prueba de solvencia, o la regla de carga pública. Según el estudio del Migration Policy Institute, cerca de dos terceras partes de los inmigrantes que obtuvieron la residencia legal permanente de 2012 a 2016 ya no podrían tenerla conforme a la nueva regla, la cual niega las tarjetas de residencia a quienes probablemente necesiten ayuda pública.

THE NEW YORK TIMES/FOR

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