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Rascacielos de Trump compensan declive de hoteles

Foto: The New York Times
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Con los planes frustrados para una expansión, los alojamientos en Nueva York, Panamá y Toronto han quitado de sus marquesinas el apellido Trump Eric Lipton / Steve Eder Es la hora feliz en el Trump National Doral Miami, el inmenso complejo turístico que representa el mayor generador de dinero en efectivo de la cartera de … Leer más

Con los planes frustrados para una expansión, los alojamientos en Nueva York, Panamá y Toronto han quitado de sus marquesinas el apellido Trump

Eric Lipton / Steve Eder

Es la hora feliz en el Trump National Doral Miami, el inmenso complejo turístico que representa el mayor generador de dinero en efectivo de la cartera de negocios del presidente estadounidense. Sin embargo, durante una noche entre semana en noviembre pasado, solo un pequeño grupo de clientes visitó el bar y el restaurante de carnes del complejo. Las mesas con las velas encendidas permanecieron vacías toda la noche.

El Doral –el sitio que Trump propuso para celebrar la reunión del G7 el próximo año antes de retractarse por las intensas críticas– es un emblema de la presión financiera que ha padecido el mandatario desde que ingresó a la Casa Blanca hace tres años. Sus propiedades hoteleras de más alto perfil se han convertido en campos de batalla de las guerras partidistas que han derrumbado la ocupación y las han enredado en temas constitucionales sobre la capacidad de un presidente para poseer y dirigir un negocio, al mismo tiempo que ocupa un cargo público.

Sin embargo, a 2 mil kilómetros por la costa, una torre de 43 pisos con oficinas a reventar ubicada en la Sexta Avenida del centro de Manhattan cuenta una historia más matizada sobre el estado de la Organización Trump.

El edificio, del cual el mandatario es dueño parcial, no tiene su nombre, no atrae manifestantes y nunca ha tenido la atención del presidente en Twitter. Además, los ingresos que obtiene de la renta de sus espacios de oficina se están disparando, como parte de una tendencia que muestra que sus propiedades en edificios comerciales, en esencia, están compensando la reducción de su negocio hotelero.

Con los planes frustrados para una expansión hotelera, los hoteles en Nueva York, Panamá y Toronto que han quitado el nombre de Trump de sus marquesinas, los ingresos a la baja o relativamente sin cambios en propiedades como el Doral, el aumento de las rentas en las propiedades comerciales y de oficinas ha sido un empujón para la Organización Trump.

Según documentos financieros, los ingresos de las torres de oficinas en la Sexta Avenida del centro de Manhattan, en Wall Street en el Bajo Manhattan y un tercer edificio en San Francisco –ciudades que son centros de la oposición política del presidente– se han disparado durante el tiempo que Trump ha estado en la Casa Blanca, y han superado los activos más famosos de la familia como la Trump Tower de la Quinta Avenida de Nueva York.

“Nuestros edificios de oficinas son todo un éxito”, comentó Eric Trump en una entrevista. “Están infravalorados”.

El resultado: los ingresos totales de la empresa se han mantenido muy constantes durante varios años, aunque hayan disminuido las ventas en algunos de los hoteles de Trump o al menos hayan quedado rezagados en otras ciudades como Miami y Chicago. Como los documentos públicos sobre los negocios de la Organización Trump por lo general solo incluyen las cifras de los ingresos, no es posible determinar las ganancias o pérdidas de la empresa.

Al mismo tiempo, la firma ha mantenido sus niveles de deuda relativamente bajos, en contraste con la afición de Trump por el apalancamiento. Esto le ha dado flexibilidad financiera a la empresa para capear la reducción en los hoteles y las fluctuaciones en otra gran línea de negocios: sus campos de golf.

Foto: The New York Times

Los hoteles son la parte más visible de la empresa, pero también cuenta con 16 campos de golf, los edificios de oficinas, varios edificios de apartamentos de lujo, una agencia de bienes raíces, un viñedo en Virginia y un acuerdo de licencias por el nombre Trump con socios internacionales en bienes raíces y otras operaciones.

Para este artículo, The New York Times analizó cinco años de las declaraciones de divulgación financiera personal de Trump, las cuales presentó primero como candidato y luego como presidente. Mientras fue candidato, sus informes cubrían periodos más largos que un año calendario, así que el Times ajustó las cifras para compararlas.

Además, el Times obtuvo datos de préstamos y otros informes financieros que ofrecieron una imagen más completa del rendimiento de la cartera inmobiliaria comercial de Trump, y los datos de préstamos de las propiedades de la Organización Trump.

Los documentos ofrecen una pista de cómo la cartera inmobiliaria comercial de la empresa –basada menos en la marca Trump que otras partes de la organización– ha funcionado cada vez más como una fuerza estabilizadora para el negocio familiar a medida que su fundador se ha vuelto más polarizador.

En 2018, la Organización Trump tuvo al menos 572 millones de dólares en ingresos, más o menos lo mismo que en 2017, de acuerdo con el Times. Los ingresos permanecieron estables porque los inmuebles comerciales sumaron 17 millones de dólares, mientras que los hoteles y los acuerdos por el uso de la marca cayeron más o menos la misma cantidad.

Los documentos que examinó el Times a menudo muestran cantidades diferentes de los ingresos para los mismos edificios, como lo informó ProPublica hace poco tiempo. No obstante, la tendencia revela que las propiedades de oficinas han rendido mejor que otros activos.

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El Doral, ubicado a 11 kilómetros del Aeropuerto Internacional de Miami, refleja los desafíos que ha enfrentado el negocio hotelero, incluso Trump ha reconocido que sus políticas han alejado a ciertos clientes.

La familia Trump sacó de la bancarrota al complejo turístico en 2012 y luego gastó 250 millones de dólares en la renovación de la propiedad de 323 hectáreas, de acuerdo con sus propias cuentas, pues reconstruyó el vestíbulo, los campos de golf y el centro de juntas, y construyó nuevas villas de lujo.

En 2015, el complejo generó 92 millones de dólares en ventas, y destacaron los sólidos negocios de sus restaurantes y bares, entre los cuales se encuentra el restaurante de carnes BLT Prime, de acuerdo con los documentos financieros presentados al tasador fiscal del condado.

Sin embargo, para 2016, con la campaña presidencial a todo vapor, el complejo turístico empezó a quedar muy lejos de sus proyecciones de ingresos, y las ventas cayeron a 75 millones de dólares para 2017.

En una noche promedio, el hotel solo estaba llenando alrededor de la mitad de sus 643 habitaciones, una cantidad mucho menor que su competencia, como lo muestran registros internos de la empresa que se compartieron con el tasador fiscal.

A fines del año pasado, en una grabación obtenida gracias a una solicitud de información de registros públicos, sobre la cual informó primero The Washington Post, un asesor fiscal de la Organización Trump le mencionó al condado que había “una connotación negativa asociada con la marca”.

THE NEW YORK TIMES/FOR

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