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Documentos recién publicados detallan los fracasos de la guerra en Afganistán

Foto: NYT
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Documentos detallan los fracasos de la guerra en Afganistán. La investigación revela advertencias sobre posibles fracasos de funcionarios Lara Jakes Documentos detallan los fracasos de la guerra en Afganistán. La investigación revela advertencias sobre posibles fracasos de funcionarios en los niveles más altos del Gobierno de EUA durante la guerra de 18 años. La guerra … Leer más

Documentos detallan los fracasos de la guerra en Afganistán. La investigación revela advertencias sobre posibles fracasos de funcionarios

Lara Jakes

Documentos detallan los fracasos de la guerra en Afganistán. La investigación revela advertencias sobre posibles fracasos de funcionarios en los niveles más altos del Gobierno de EUA durante la guerra de 18 años.

La guerra en Afganistán les ha costado a los contribuyentes estadounidenses más de un billón de dólares, pero ha producido, si acaso, una democracia inestable y –lo más trágico– ha causado la muerte de casi 115 mil civiles, fuerzas militares, personal de asistencia humanitaria y periodistas.

Aun así, Estados Unidos persiste en la batalla.

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Nuevos documentos revelan advertencias extraordinariamente detalladas sobre los posibles fracasos de los funcionarios en los niveles más altos del Gobierno de Estados Unidos durante la guerra de 18 años.

Obtenidos por The Washington Post, los documentos forman parte de una investigación de la Inspección General Especial para la Reconstrucción de Afganistán, que busca identificar las lecciones aprendidas en la guerra para evitar que se repitan en futuros conflictos estadounidenses.

A grandes rasgos, algunos de los descubrimientos ya eran bien conocidos, pero ahora con toda seguridad fomentarán el debate latente acerca de cuándo, y cómo, debe Estados Unidos terminar la guerra en Afganistán. Los negociadores estadounidenses y talibanes de nuevo están intentando negociar un acuerdo de paz que logre la retirada de los 13 mil soldados que están actualmente en Afganistán, como el presidente Donald Trump ha prometido.

Al final, la oficina de la inspección general entregó más de 2 mil páginas de notas y transcripciones, así como grabaciones de audio de entrevistas con algunos de los funcionarios estadounidenses más importantes involucrados en la estrategia afgana. La investigación se realizó entre 2014 y 2018.

A continuación, ocho conclusiones claves:

  • Una estrategia en el caos

Lo que comenzó con una invasión militar en 2001 para arrebatarles el poder a los talibanes y derrocar a Al Qaeda tras los ataques del 11 de septiembre, se convirtió en una misión más amplia que ha dado tumbos de un objetivo a otro.

A través de los años, la prioridad cambió de combatir militantes extremistas a ayudar a estabilizar el Gobierno en Kabul, a otra vez combatir a los extremistas.

En ocasiones, algunos funcionarios estadounidenses querían que el foco se mantuviera en instalar la democracia en la cultura tribal; otros buscaban que los derechos de las mujeres fueran firmemente instalados antes de que Estados Unidos se retirara. Otros funcionarios vieron el rol de Estados Unidos en Afganistán como una oportunidad para reorganizar una estrategia más grande para la seguridad de la región.

¿Qué estamos intentando hacer aquí? No teníamos la menor idea de lo que estábamos emprendiendo”, les dijo a los investigadores en 2015 Douglas Lute, teniente general del Ejército y asesor de estrategia bélica de los presidentes George W. Bush y Barack Obama, de acuerdo con los documentos.

  • No entendemos al enemigo

Una comprensión difusa de la relación entre los talibanes y Al Qaeda planteó una interrogante de quién –o cuál– era el enemigo principal.

Estados Unidos enfrentó a un conjunto confuso de posibles adversarios en Afganistán y, de acuerdo con los documentos, no pudo decidir quiénes de ellos eran enemigos.

Se requirió la asistencia de líderes de naciones cercanas como Pakistán, pero los funcionarios estadounidenses no confiaron en ellos. Se les dio dinero a caudillos afganos que, en cualquier otra circunstancia, habrían sido considerados adversarios. Un despliegue de militantes extranjeros –incluido el Estado Islámico– se precipitó al campo de batalla para demostrar su valía.

La confusión fue evidente desde el principio: “No tengo claro quiénes son los malos”, escribió Donald Rumsfeld, el entonces secretario de Defensa, en un memorando del 8 de septiembre de 2003.

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  • Pasando del combate al fomento de la estabilidad

Durante años, la estrategia para determinar el momento en que las fuerzas estadounidenses debían retirarse se convirtió en gran medida en el debate del huevo y la gallina.

Una retirada militar antes de que las tropas afganas fueran capaces de defender su propio país podría conducir al regreso de Estados Unidos años después, tras perder todo lo conquistado desde 2001. (Como la masacre que hizo el Estado Islámico en Irak luego de que las tropas estadounidenses se retiraron en 2011).

Nunca vamos a sacar a los militares estadounidenses de Afganistán a menos que nos encarguemos de que haya algo que ofrezca la estabilidad necesaria para que nos vayamos”, les dijo Rumsfeld a sus asesores en 2002.

Sin embargo, oficiales militares también reportaron fallas masivas en el entrenamiento de las fuerzas de seguridad afganas, lo que constituía un paso necesario, según los funcionarios, para ayudar a estabilizar el país.

Muchos soldados afganos fueron percibidos como ineptos o flojos. En algunos casos, ni existían: sus comandantes habían llenado las filas con “soldados fantasmas” para así quedarse con el pago extra que recibían de los entrenadores estadounidenses. Se creía que otros soldados afganos eran drogadictos, ladrones e incluso simpatizantes de los talibanes.

  • Billones de dólares gastados, y contando

Según algunos cálculos, el gasto total de Estados Unidos en Afganistán fue de aproximadamente 2 billones de dólares, desde 2001. Este balance final excesivo fue causado en parte por lo que un funcionario de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional describió como “objetividad perdida”.

Nos dieron dinero, nos dijeron que lo gastáramos y eso hicimos… sin razón”, les dijo el funcionario anónimo a los investigadores en una entrevista de 2016. Un contratista no identificado afirmó haber recibido la orden de entregar 3 millones de dólares al día a proyectos en un mismo distrito afgano.

  • La corrupción es endémica

Con tanto dinero fluyendo en Afganistán, fue quizás inevitable que algo de ese dinero terminara en los bolsillos de los líderes locales.

Los documentos describen que los funcionarios estadounidenses ignoraron las estafas descaradas por parte del Gobierno afgano que, al final, terminaron socavando la estrategia de guerra. Un coronel retirado del Ejército que fue asesor de tres generales estadounidenses, afirmó que el problema persistió no solo entre jueces y oficiales de seguridad, sino que se convirtió en una ‘cleptocracia’ durante el Gobierno del expresidente Hamid Karzai.

La cleptocracia se fortaleció con el tiempo, al grado de que la prioridad del Gobierno afgano ya no era el buen gobierno, sino mantener esta cleptocracia”, les dijo a los investigadores en 2016 el coronel retirado estadounidense, quien fue identificado posteriormente como Christopher Kolenda.

  • El esfuerzo de construcción de una nación concebido para fallar

La visión estadounidense del futuro de Afganistán se fundamentó en gran medida en el fomento de la democracia y se diseñó a semejanza de Estados Unidos. Eso no solo era poco realista en una cultura basada en el tribalismo y la ley islámica –sin mencionar el historial de una monarquía seguida de un régimen comunista–, sino que era prácticamente imposible de realizar dentro del tiempo estimado por los funcionarios estadounidenses.

El plazo para crear un Gobierno central sólido es de 100 años, los cuales no teníamos”, les dijo un exfuncionario no identificado del Departamento de Estado a los investigadores, en 2015.

Los funcionarios estadounidenses también buscaron terminar con el comercio de opio de Afganistán –una fuente de ingresos importante para los agricultores pobres– y, en ocasiones, intentaron cultivar granada para remplazar las amapolas.

Sin embargo, los documentos revelan que no había una sola agencia a cargo de la estrategia para la droga afgana, por lo que los funcionarios del Departamento de Estado, el Pentágono, la Administración para el Control de Drogas y otros organismos estaban constantemente en conflicto. De acuerdo con las Naciones Unidas, Afganistán sigue siendo líder en la producción mundial de opio, a pesar de los miles de millones de dólares que ha gastado Estados Unidos para impedirlo.

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  • Bin Laden “probablemente está riéndose en su tumba acuática”

Estados Unidos invadió Afganistán como resultado directo de los ataques terroristas del 11 de septiembre, con el objetivo de capturar al líder de Al Qaeda, Osama bin Laden. Les tomó casi 10 años a los oficiales de inteligencia estadounidenses rastrear a Bin Laden en un complejo en Abbottabad, Pakistán.

Ocho años después, las tropas estadounidenses siguen en Afganistán y muchos estadounidenses se preguntan por qué.

Tras el asesinato de Osama bin Laden, dije que Osama probablemente estaba riéndose en su tumba acuática considerando lo mucho que hemos gastado en Afganistán”, les dijo un funcionario sin identificar a los investigadores en 2015. El funcionario después fue identificado por The Post como Jeffrey Eggers, miembro retirado de las fuerzas especiales SEAL de la Armada, quien supervisó asuntos de Afganistán y Pakistán en el Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca durante los gobiernos de Bush y Obama.

  • ‘Se le ha mentido constantemente al pueblo estadounidense’

Durante años, los funcionarios en Washington se esforzaron por asegurarle al mundo que la guerra liderada por Estados Unidos en Afganistán estaba teniendo éxito, a pesar de algunos obstáculos en el camino.

John F. Sopko, quien dirige la oficina de la inspección general, le afirmó a The Post que los documentos revelan que eso no es cierto.

Se le ha mentido constantemente al pueblo estadounidense”, afirmó Sopko.

En junio de 2006, un general retirado del Ejército, Barry McCaffrey, quien acababa de regresar de una misión de constatación de hechos en Afganistán, advirtió que la situación era tan frágil que todo el esfuerzo podría “colapsar otra vez al caos” sin el apoyo estadounidense.

Pero esa no fue la manera en que el Gobierno estadounidense describió la campaña. Repetidas veces, oficiales militares, diplomáticos, secretarios del Gabinete y presidentes han expresado optimismo acerca de la guerra en Afganistán y le han pedido a la población que continúe apoyándola.

  • De hecho, la “verdad rara vez era bienvenida”, afirmó un coronel retirado del Ejército ante los investigadores en 2016, quien fue identificado posteriormente como Bob Crowley, un asesor militar estadounidense en Kabul.
  • 1 Donald Rumsfeld, secretario de Defensa, informa a reporteros en el Pentágono en Arlington, Virginia, el 23 de diciembre de 2002.
  • Algunos descubrimientos ya eran conocidos, pero ahora con toda seguridad fomentarán el debate latente acerca de cuándo, y cómo, debe EUA terminar la guerra.
  • Lo que comenzó con una invasión militar en 2001, se convirtió en una misión más amplia que ha dado tumbos de un objetivo a otro.
  • 13,000 soldados norteamericanos están en Afganistán.
  • 2 billones de dólares aproximadamente ha gastado EUA desde 2001 en la guerra de Afganistán.

No perdamos a este Uruguay

AMIP.

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