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Pese a lluvia de problemas, Gobierno pide un año más

Foto: TNYT
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Pese al estancamiento en la economía y los niveles de violencia, los mexicanos son pacientes y esperan que se hagan realidad las promesas que el presidente hizo en campaña Elisabeth Malkin Todos los días antes del amanecer, un grupo de hombres desempleados se reúne en la puerta de una obra, con la esperanza de conseguir … Leer más

Pese al estancamiento en la economía y los niveles de violencia, los mexicanos son pacientes y esperan que se hagan realidad las promesas que el presidente hizo en campaña

Elisabeth Malkin

Todos los días antes del amanecer, un grupo de hombres desempleados se reúne en la puerta de una obra, con la esperanza de conseguir un empleo en la construcción de una refinería de petróleo, la cual, según las promesas del presidente del país, traerá riquezas al rincón olvidado del sureste de México.

Permanecen ahí hasta el mediodía antes de caer dormidos por el abotargamiento del sol del golfo. Volverán al día siguiente, confiando en que la apuesta del presidente Andrés Manuel López Obrador en el petróleo los favorecerá. “Está haciendo lo mejor que puede”, dijo uno de ellos, Geovanni Silvan.

Esa paciencia es un reflejo de por qué López Obrador continúa gozando de gran aprobación, tras un año en la presidencia, a pesar de una economía estancada y la violencia implacable.

López Obrador hizo campaña con promesas de hacer que el Estado trabajara a favor del pueblo, y no de las élites favorecidas por sus predecesores. Muchos mexicanos sienten que ha comenzado a hacer precisamente eso: invertir dinero en programas sociales, recorrer el país de un lado a otro en vuelos comerciales para hablar directamente con los mexicanos comunes, reducir los salarios gubernamentales y renunciar a la pompa de los presidentes anteriores.

“El poder de su liderazgo es que hay coherencia entre lo que dice y lo que hace”, manifestó Edna Jaime, directora de México Evalúa.

En su primer año, ayudado por una mayoría dócil en el Congreso, ha puesto de cabeza a la política mexicana y desmantelado las políticas de sus predecesores para trazar un camino de izquierda destinado a corregir las desigualdades abismales del país. El mandatario ha aumentado el salario mínimo, logrado la promulgación de una nueva ley laboral, tomado medidas enérgicas contra el robo de combustible y llevado a México a hacer más para producir su propio alimento y energía.

Aun cuando sus acciones han seguido en gran medida las de sus predecesores, su retórica se ha apartado de ellas. Con una nueva fuerza llamada Guardia Nacional, ha mantenido a los militares a la vanguardia de la lucha contra la delincuencia organizada y deportado a decenas de miles de migrantes de Centroamérica, al mismo tiempo que declara que estos son bienvenidos.

Los críticos lo acusan de pisotear las frágiles instituciones del país al concentrar el poder. Su respuesta es decir que las instituciones fueron creadas por esnobs para servir a los intereses neoliberales y llenarlas con partidarios de su Gobierno. Ha alejado a los grupos defensores de los derechos humanos por la manera en que maneja la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Los analistas económicos sostienen que ha tomado decisiones erráticas, lo cual ha minado la confianza de los inversionistas. Además, no ha convencido a nadie de que tiene una estrategia para enfrentar el crimen organizado.

Ese fracaso se hace manifiestamente claro con cada nuevo espasmo de violencia, incluyendo el asesinato de tres madres y seis niños cerca de la frontera con EUA el mes pasado. El domingo, 1 de diciembre, mientras López Obrador declaraba su compromiso con la protección de la vida, las autoridades dijeron que 21 personas habían muerto en una batalla de dos días entre las fuerzas de seguridad y hombres armados pertenecientes a cárteles en el estado de Coahuila.

La fachada de la presidencia municipal del municipio de Villa Unión presenta numerosos disparos tras un enfrentamiento entre fuerzas de seguridad y presuntos miembros de un cártel, en el estado de Coahuila, cerca de la frontera con Texas, el sábado 30 de noviembre de 2019. (AP Foto/Gerardo Sánchez)

Sin embargo, la oposición desacreditada es un blanco fácil para sus ataques retóricos contra la corrupción: el origen, dijo, de los males de México.

Además, sus conferencias diarias a las siete de la mañana le permiten enmarcar la discusión nacional, borrando a sus oponentes e incluso sus aliados políticos.

“Es un narrador formidable”, dijo Blanca Heredia, analista política del CIDE. “Se ha ganado la confianza de la gente y casi una especie de fe”.

LRR

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