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Votantes decidirán futuro de Donald Trump

Fotos: The New York Times
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Una decisión dividida del Congreso hará que los ciudadanos tengan la última palabra en el caso de Donald Trump que busca reelegirse 25 Noviembre 2019 Peter Baker Cuando todo terminó, los testigos habían testificado y los discursos habían finalizado. El presidente Donald Trump manifestó estar satisfecho con el espectáculo. “Tuvimos una semana estupenda con este … Leer más

Una decisión dividida del Congreso hará que los ciudadanos tengan la última palabra en el caso de Donald Trump que busca reelegirse

25 Noviembre 2019

Peter Baker

Cuando todo terminó, los testigos habían testificado y los discursos habían finalizado. El presidente Donald Trump manifestó estar satisfecho con el espectáculo. “Tuvimos una semana estupenda con este montaje”, afirmó el viernes cuando se dirigió a un auditorio de atletas colegiados. “En verdad todo ha salido de maravilla”.

Trump comenzó el día con una llamada de 53 minutos a Fox & Friends en la que volvió a proferir una serie conocida de acusaciones y falsedades, de las cuales habló más el sábado con una cadena de publicaciones en Twitter. De hecho, incluso después de dos semanas de audiencias en las que se presentaron pruebas convincentes en su contra, Trump estaba portándose como si nada hubiera cambiado. En cierto sentido, nada lo había hecho.

Todos están representando el papel que se les asignó en una obra en la que parece que el final ya se sabe de antemano, pues la Cámara de Representantes se encamina hacia unas votaciones que probablemente seguirán la línea de cada partido para someter a juicio político al presidente, después de las cuales vendrá un juicio en el Senado en el que no se le declarará culpable.

Pero si parece que, por ahora, el resultado del enfrentamiento en Capitol Hill está predestinado, el veredicto final no lo está. A diferencia de los presidentes Richard Nixon o Bill Clinton, Trump se enfrenta a unas elecciones después de su proceso de juicio político, lo que significa que los votantes serán el tribunal de apelaciones que emitirá su propio juicio final sobre si ha cometido delitos serios y delitos menores.

Como resultado, ahora que el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes ha expuesto las pruebas contra Trump, el debate que se desarrollará en Capitolio no tendrá como objetivo influir en los legisladores que están incrustados con firmeza en sus rincones partidistas, sino plantear el asunto de tal forma que tenga impacto en la población. Las próximas semanas podrían ser fundamentales para establecer los parámetros de una campaña que decidirá si Trump es apto para el cargo.

“En realidad, el jurado del juicio político es el universo más pequeño de los votantes de nuestro país a quienes se les puede convencer, votantes indecisos que han evitado el tribalismo que afecta a la mayor parte de nuestros ciudadanos en la actualidad”, señaló el exrepresentante republicano de Florida Chris Curbelo. “Ellos emitirán su veredicto el próximo otoño”.

Aunque los académicos y los abogados han debatido los puntos más delicados del artículo II, sección 4 de la Constitución, los principales actores de esta obra han estado estudiando las cifras de las encuestas y el total de la recaudación de fondos. Todos los días, durante las audiencias, la campaña de Trump y diversos órganos de los partidos Demócrata y Republicano enviaban correos electrónicos y videos dirigidos a ese jurado que está más allá del círculo político.

Los miembros del Comité de Inteligencia tuiteaban a sus seguidores sus interpretaciones de los acontecimientos del día desde el estrado de la sala de audiencias, incluso mientras testificaban los testigos. La primera pregunta que se planteó en el debate presidencial de los demócratas el miércoles en la noche, el cual comenzó apenas una hora después de que concluyó la audiencia maratónica de ese día, fue sobre el juicio político.

A lo largo dos semanas, durante cinco días de audiencias públicas, el comité escuchó a 12 testigos, todos ellos exfuncionarios o funcionarios en ejercicio del Gobierno y la mayor parte de ellos con años, si no es que décadas, de servicio público bajo el mandato de presidentes de ambos partidos. Con un promedio de 12 millones de estadounidenses atentos todos los días, las declaraciones expusieron con lujo de detalle el intento de Trump y de sus delegados por presionar a Ucrania con el fin de que ayudara a destruir a sus rivales políticos en el país.

Según las agencias de inteligencia de Estados Unidos, se les dijo a los legisladores que Trump quería que Ucrania anunciara que investigaría al exvicepresidente Joe Biden, así como una teoría desmentida de conspiración acerca de que Ucrania ayudó a los demócratas en las elecciones presidenciales de 2016, esto último, producto de la desinformación divulgada por Rusia.

Fue claro que Trump condicionó una codiciada invitación al presidente de Ucrania a la Casa Blanca a cambio de estas investigaciones, y varios testigos dijeron que era evidente que, para ejercer presión, también retuvo 391 millones de dólares en ayuda estadounidense.

Los republicanos encontraron fallas en los testimonios y subrayaron que ninguno de los testigos había escuchado realmente a Trump condicionar la ayuda en seguridad a las investigaciones, y se quejaron amargamente del proceso, diciendo que estaba sesgado en contra del presidente. Algunos republicanos reconocieron que Trump sí hizo aquello de lo que se le acusaba, pero sostuvieron que no era motivo de juicio político.

Sin importar lo que las audiencias revelaran sobre el comportamiento de Trump en el cargo, al parecer solo han confirmado cuán polarizado se ha vuelto el país. Ningún legislador manifestó que las pruebas hubieran cambiado su opinión en ninguna dirección y, al juzgar por las encuestas, parecía que la mayoría de los estadounidenses solo encontraron la validación de los puntos de vista que tenían cuando empezaron las audiencias.

De hecho, al escuchar a los republicanos y a los demócratas, o a sus medios de comunicación más amables, parecía que había dos grupos de audiencias radicalmente diferentes; uno que presentaba pruebas condenatorias incontrovertibles de que el presidente abusó de su poder y uno que ponía de manifiesto que todo el procedimiento era una farsa.

Aunque las encuestas antes de las audiencias mostraban que el 49 por ciento estaba a favor del juicio político y el 47 por ciento se oponía a él, en una encuesta de Yahoo News y YouGov realizada cuando terminaron las audiencias, resultó que el 48 por ciento estaba a favor del juicio político y el 45 por ciento se oponía. Quizás luego otras encuestas muestren algún movimiento, pero, a primera vista, el dramatismo de escuchar las pruebas presentadas de viva voz por los testigos reales que ostentan una evidente credibilidad no cambió el desarrollo general de manera perceptible.

Tanto los demócratas como los republicanos aceptaron en privado que parecía poco probable que un solo republicano votara por el juicio político cuando llegara al pleno de la Cámara de Representantes. En el Senado, los estrategas republicanos dijeron que creían que podrían perder a dos senadoras —Susan Collins, de Maine, y Lisa Murkowski, de Alaska— mientras que los estrategas demócratas dijeron que también podrían perder a dos senadores: Joe Manchin, de Virginia Occidental, y Krysten Sinema, de Arizona.

Tenemos esta división partidista desde la época de Clinton”, comentó Bárbara Comstock, representante republicana de Virginia del Norte. “No importa que se trate de las nominaciones a la Corte Suprema o de esto, se ha convertido en un deporte de equipos, camisetas y pieles, independientemente de cuáles sean los problemas”.

Steve Elmendorf, alto asesor del líder demócrata de la Cámara de Representantes cuando sometieron a juicio político a Clinton, aceptó que parecía que los legisladores estaban anclados en sus posturas. “Excepto”, advirtió, “que estamos en el espectáculo de Trump, donde todo puede suceder. Hace dos meses, no pensábamos que lo llevarían a juicio político por una llamada telefónica de la que sabíamos muy poco”.

Entre los comodines que todavía podrían cambiar el desarrollo podría estar el testimonio de algunos de los testigos fundamentales que hasta ahora se han rehusado a hablar, incluyendo John Bolton, el exasesor de Seguridad Nacional que se opuso a la campaña de presión y quien está esperando una resolución del tribunal acerca de si debe presentarse.

Trump ha sostenido desde hace mucho tiempo que un proceso de juicio político le ayudaría en términos políticos al impulsar a sus bases contra las élites que tratan de invalidar las elecciones de 2016. Pese a que se ha rehusado a ofrecer testimonios o documentos a la Cámara Baja con la excusa de que el proceso está manipulado en su contra, está llevando sus argumentos a mítines nocturnos en estadios deportivos que llenan sus partidarios.

Para Trump y sus aliados, fue alentadora una encuesta de la Facultad de Derecho de la Universidad Marquette que lo situaba con una pequeña ventaja contra todos los punteros demócratas entre los votantes de Wisconsin, uno de los estados disputados más trascendentales para 2020. Esa encuesta, realizada durante la primera semana de las audiencias, mostró que el apoyo al juicio político en ese estado había bajado cuatro puntos porcentuales, a 40 por ciento.

La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, al principio se mostraba reticente a iniciar un proceso de juicio político a menos de que hubiera la probabilidad de que fuera bipartidista, pues pensaba en lo que sucedió con Clinton, quien fue sometido a juicio político en una votación según la línea de cada partido en la Cámara Baja y absuelto en el Senado.

Los republicanos de la Cámara de Representantes pensaron en aquel momento que los votantes los premiarían por promover el juicio político de un presidente que mintió bajo juramento acerca de una aventura sexual con una exbecaria de la Casa Blanca, pero en cambio fueron los demócratas los que obtuvieron escaños en las elecciones intermedias de 1998 mientras la investigación estaba en curso.

Con eso en mente, los actuales candidatos demócratas a la presidencia, aunque apoyan el juicio político, son cuidadosos al respecto en el periodo de campaña, donde por lo general los votantes no lo mencionan. En cambio, destacan temas como la atención médica, el control de armas y la desigualdad de ingresos, lo cual refleja un temor sobre el papel que tendrá el juicio político el próximo otoño.

Sin embargo, Comstock, quien era una asesora de planta republicana que investigó a Clinton durante su presidencia, comentó que las conclusiones que se extraen de las consecuencias electorales de su proceso de juicio político eran demasiado limitadas. “Creo que tal vez ambas partes aprendieron la lección equivocada”, señaló.

Pese a que los republicanos perdieron las elecciones intermedias, recuperaron la Casa Blanca en el año 2000 cuando el sucesor de Clinton, cuidadosamente seleccionado, Al Gore, no alcanzó los votos en el Colegio Electoral a pesar de hacer de su historial de paz y prosperidad el eje de su campaña.

A la larga, comentó Comstock, la población se cansa de los escándalos y quiere seguir con su vida. Tal vez Trump obtenga la absolución en el Senado, pero eso no significa que la población sea tan indulgente.

Aunque ahora están tratando de obtener el máximo provecho de la situación con recaudación de fondos y diciendo que esto nos ayudará, quizás surja ese agotamiento”, señaló. “Hay personas que solo quieren una presidencia normal”.

THE NEW YORK TIMES/ FOR

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