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EUA recorta de nuevo el programa para refugiados

Donald Trump decidió recortar el programa para refugiados en su país casi a la mitad./TNYT
Donald Trump decidió recortar el programa para refugiados en su país casi a la mitad./TNYT

La mayoría de los refugiados que llegan a Estados Unidos se someten a un proceso de revisión y aprobación antes de su llegada Michael D. Shear y Zolan Kanno-Youngs El presidente Donald Trump decidió recortar el programa para refugiados en su país casi a la mitad, lo que reduce en gran medida la capacidad de … Leer más

La mayoría de los refugiados que llegan a Estados Unidos se someten a un proceso de revisión y aprobación antes de su llegada

Michael D. Shear y Zolan Kanno-Youngs

El presidente Donald Trump decidió recortar el programa para refugiados en su país casi a la mitad, lo que reduce en gran medida la capacidad de Estados Unidos de recibir refugiados perseguidos de la mayoría del mundo, anunció el jueves el Departamento de Estado.

El gobierno indicó que aceptaría 18.000 refugiados en los siguientes doce meses, una reducción con respecto al límite actual de 30.000 y una fracción de los 110.000 que el presidente Barack Obama autorizó aceptar en Estados Unidos en 2016, el último año de su presidencia.

Incluso esa cifra baja podría exagerar el número de lugares disponibles para crisis inesperadas, pues muchos ya se asignaron. El gobierno de Trump reservará 4000 espacios asignados a refugiados para iraquíes que colaboraron con el Ejército estadounidense, 1500 para originarios de Centroamérica y 5000 para perseguidos por causas religiosas, según funcionarios de alto rango. Los 7500 lugares restantes se asignarán a quienes solicitan unificación familiar y ya están aprobados para su reubicación.

Eso quiere decir que se eliminarán muchas oportunidades para quienes huyen de situaciones de guerra y persecución por todo el mundo y quieren establecerse en Estados Unidos, el principal destino para los refugiados antes de que Trump fuera presidente.

Funcionarios del gobierno señalaron que el cambio solo se hizo para ajustarse al enorme aumento en las personas que solicitan asilo, cuyo total se espera ascienda a 350.000. Entonces, el número total de personas admitidas podría llegar a 368.000.

“El presidente Trump le dio prioridad a la seguridad de los estadounidenses, pues quiere garantizar que no admitamos a más personas de las que podemos verificar”, declaró el gobierno el jueves por la noche.

Varios grupos religiosos y humanitarios reaccionaron al anuncio con firmeza. Jennifer Sime, vicepresidenta sénior en la organización humanitaria International Rescue Committee, subrayó que esa orden rompía con cuarenta años de precedente.

“Esta medida ignora por completo que las comunidades han acogido a los refugiados, así como las importantes aportaciones de los refugiados reubicados a estas comunidades por todo el país”, explicó Sime.

John McCullough, presidente de la agencia de reubicación Church World Service, declaró: “Con un golpe certero, el gobierno de Trump extinguió la antorcha que sostiene la estatua de la Libertad y le puso fin a nuestro legado nacional de compasión y bienvenida”.

Este tope no es el único cambio que podría restringir la entrada de refugiados. El número admitido a Estados Unidos también dependerá de las jurisdicciones que decidan aceptarlos. Trump firmó una orden ejecutiva que exige a los gobiernos estatales y locales contar con consentimiento por escrito del gobierno federal para que puedan aceptar refugiados.

Además, el gobierno ya no dará tratamiento especial a regiones específicas del mundo, a excepción de tres países centroamericanos. El año pasado, Estados Unidos aceptó a 11.000 personas de África, 4000 de Asia Oriental, 3000 de Europa y Asia Central, 3000 de América Latina y el Caribe, y 9000 del Sureste Asiático.

La decisión de Trump forma parte de un proyecto más amplio, impulsado por Stephen Miller, asesor de la Casa Blanca y arquitecto de la política migratoria del presidente, cuyo objetivo es reducir el número de inmigrantes legales e ilegales que ingresan al país.

Miller y sus aliados en el gobierno argumentan que la drástica reducción en el programa de refugiados es necesaria debido al aumento en el número de solicitantes de asilo que quieren ingresar a Estados Unidos en la frontera con México.

Los tribunales de inmigración tienen un retraso de alrededor de un millón de casos en Estados Unidos, muchos de los cuales son solicitantes de asilo. En una llamada de conferencia con periodistas, algunos funcionarios de alto rango en el gobierno explicaron que es mejor que el gobierno utilice sus recursos para procesar esos casos que para traer más refugiados al país.

“La carga actual del sistema migratorio estadounidense debe aligerarse para que vuelva a ser posible reubicar a un gran número de refugiados”, indicó el Departamento de Estado en un comunicado de prensa. “Darle prioridad a los casos de protección humanitaria de quienes ya se encuentran en el país es cuestión de justicia y sentido común”.

Sin embargo, algunos críticos del gobierno afirman que la situación del asilo en la frontera suroeste no debería utilizarse como excusa para abandonar a posibles refugiados de áreas conflictivas en todo el mundo.

Señalan que el retraso en los tribunales de inmigración se debe en gran medida a casos para los cuales es necesario evaluar las peticiones de los solicitantes de asilo. La mayoría de los refugiados que llegan a Estados Unidos se someten a un proceso de revisión y aprobación antes de su llegada.

Los críticos hacen notar que Estados Unidos pudo procesar a cerca de 30.000 refugiados este año a pesar del aumento de casos de asilo durante la primavera. En los últimos meses, menos migrantes han solicitado asilo en la frontera, lo que, en su opinión, debería haber aligerado la presión por procesar casos.

También afirman que así el gobierno ignora el deber moral de Estados Unidos de ser líder mundial en las acciones de ayuda a quienes se encuentran en situaciones desesperadas. Argumentan que otros países siguen el ejemplo de los presidentes estadounidenses.

Funcionarios del gobierno dijeron que era necesario tomar medidas difíciles para restringir el número de refugiados, pues en la frontera sur enfrentan una crisis. No obstante, todo parece indicar que esa crisis va cediendo. Las detenciones en la frontera han disminuido desde que se puso en custodia a más de 144.200 migrantes en mayo, el total mensual más alto en trece años. Las autoridades fronterizas arrestaron a más de 64.000 migrantes en la frontera suroeste.

El secretario interino de Seguridad Nacional, Kevin McAleenan, también suscribió convenios independientes con Guatemala, Honduras y El Salvador conforme a los cuales la mayoría de los migrantes tendrán que solicitar asilo en esos países, con lo que se busca evitar que viajen hasta Estados Unidos.

Guatemala sin capacidad para recibir refugiados dice activista

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