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Warren y Trump exponen visiones opuestas de populismo

Foto: The New York Times
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Warren se presentó no solo como oponente de Trump, a quien se refirió como la “corrupción en carne y hueso”, sino del sistema en Washington en toda su magnitud Alexander Burns Parada debajo de un arco de mármol en la ciudad de Nueva York, la senadora Elizabeth Warren le dijo a una multitud de miles … Leer más

Warren se presentó no solo como oponente de Trump, a quien se refirió como la “corrupción en carne y hueso”, sino del sistema en Washington en toda su magnitud

Alexander Burns

Parada debajo de un arco de mármol en la ciudad de Nueva York, la senadora Elizabeth Warren le dijo a una multitud de miles de personas que iba a encabezar un movimiento para eliminar la corrupción del gobierno.

No muy lejos del sitio donde ocurrió un desastre industrial histórico, Warren describió a Washington como un lugar que ha sido vulnerado completamente por la influencia de las corporaciones y la riqueza extrema, y expuso un plan detallado para limpiar la capital.

“La corrupción ha puesto en riesgo a nuestro planeta, la corrupción ha destrozado nuestra economía y la corrupción está despedazando nuestra democracia”, comentó Warren el lunes por la noche. “Sé qué está roto, pero tengo un plan para arreglarlo y por eso estoy en campaña para ser candidata a la presidencia de Estados Unidos”.

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Unas pocas horas después, en un escenario montado a las afueras de Albuquerque, Nuevo México, el presidente Donald Trump criticó un fenómeno diferente al que también describió como corrupción.

Ante su propia multitud enloquecida, Trump se mostró como un baluarte, pero no en contra del poder de las corporaciones, sino de una “élite liberal fallida”, a la cual acusó de atacar la soberanía y la herencia cultural del país.

“Estamos combatiendo el poder corrupto del pasado”, mencionó Trump, para después lanzar una advertencia con un lenguaje nefasto: “Quieren borrar la historia estadounidense, destrozar la libertad religiosa, adoctrinar a nuestros estudiantes con una ideología de izquierda”.

Los dos discursos, uno tras del otro, expusieron las versiones opuestas del populismo que podrían definir la campaña presidencial. En la derecha, hay una cepa que Trump llevó a su madurez en 2016, al combinar los agravios de años hacia la clase trabajadora blanca con una angustia más nueva y oscura en torno a la inmigración y el cambio cultural. Y en la izquierda, está ganando cada vez más fuerza una ola populista totalmente distinta, la cual definen en términos económicos Warren, senadora demócrata de Massachusetts, y Bernie Sanders, senador independiente de Vermont.

Los mensajes enfatizan la posibilidad de que las elecciones de 2020 sean las primeras en una generación que se disputen sin que haya en la boleta aliados de los grupos centristas de los dos partidos.

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Aunque no es seguro que Warren vaya a ser la nominada demócrata, dos de los tres candidatos principales de su partido —Warren y Sanders— están proclamando temas de desigualdad económica y promesas de reformas políticas y sociales de gran envergadura.

Sus versiones de populismo, del cual Sanders fue pionero, aunque no logró rendir frutos cuando compitió con Hillary Clinton en 2016, se enfocan en atacar la concentración de la riqueza y el poder económico, y en poner fin a su influencia en el gobierno.

Warren y Sanders, prácticamente empatados en segundo lugar en las primarias de su partido, describen las instituciones políticas del país como podridas y prometen realizar grandes cambios a la economía.

Warren propuso una serie de nuevas reformas en el discurso que ofreció en el Washington Square Park de la ciudad de Nueva York, cerca de donde ocurrió el incendio en la fábrica Triangle Shirtwaist en 1911, el cual Warren citó como un ejemplo de la opresión hacia la clase trabajadora. Además, enfatizó una variedad de otras reformas que ya había descrito, entre ellas una prohibición al cabildeo de gobiernos extranjeros y nuevas regulaciones éticas dirigidas a los presidentes y los jueces.

Warren se presentó no solo como una oponente de Trump, a quien se refirió como la “corrupción en carne y hueso”, sino del sistema en Washington en toda su magnitud.

“Son demasiados los políticos de ambos partidos que están convencidos de que el juego en el que se intercambia dinero por influencia es la única manera de hacer las cosas”, mencionó Warren, para luego prometer que haría las cosas de una forma distinta. “Basta de hacer lo mismo de siempre. Ataquemos la corrupción de frente”.

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El lunes en Nuevo México, Trump evitó repetir algunos de los llamados más incendiarios a la intolerancia que ha hecho en el pasado, pero aun así lanzó una serie de advertencias directas a la multitud: los demócratas, dijo, promulgarán políticas migratorias que pondrán en peligro sus trabajos y “convertirán a todas las ciudades de Estados Unidos en un santuario para extranjeros criminales”.

Y en un estado donde la producción de petróleo y gas es una de las principales fuentes de empleo, Trump aseguró que los demócratas iban a imponer políticas ambientales a fin de empoderar a los “productores extranjeros” y debilitar las industrias productivas.

“Si se implementa el Nuevo Acuerdo Verde, todo eso desaparecerá”, dijo Trump, al caricaturizar a los demócratas como si buscaran eliminar los autos y los aviones. “Nos llamarán la nación ermitaña, nunca saldremos de nuestras casas”.

Si bien Trump castigó a los demócratas y los liberales como un colectivo, no brindó una crítica particular de Warren ni de Sanders, ni tampoco de las políticas distintivas que han postulado, con la excepción de su respaldo compartido a un sistema de salud del tipo “Medicare para todos”. Su única referencia a Warren fue una burla a sus cuestionadas afirmaciones de tener ascendencia nativo-estadounidense, un ataque personal socarrón que Trump amenazó que “volverá”.

Warren solo mencionó a Trump en un pasaje relativamente breve de su discurso, cuando dijo que el mandatario hace que las personas se peleen con base en su identidad para distraerlas y que no se “percaten de que él y sus compinches se están robando cada vez más riquezas de nuestro país”.

Foto: The New York Times

The New York Times / AM 

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