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La migración a Grecia va en aumento, y Erdogan advierte que habrá más

Migración a Grecia. /Foto: TNYT
Migración a Grecia. /Foto: TNYT

El mes pasado, cerca de 10 mil  migrantes llegaron a toda Grecia; en octubre de 2015, en el apogeo de la crisis, llegaron más de 210 mil La primera embarcación llegó a las 5:45 p. m. a una costa rocosa cerca de un remoto pueblo pesquero griego. Después de que la décimo tercera llegó unos … Leer más

El mes pasado, cerca de 10 mil  migrantes llegaron a toda Grecia; en octubre de 2015, en el apogeo de la crisis, llegaron más de 210 mil

La primera embarcación llegó a las 5:45 p. m. a una costa rocosa cerca de un remoto pueblo pesquero griego. Después de que la décimo tercera llegó unos 35 minutos más después, habían llegado 547 migrantes a la isla griega de Lesbos, a plena luz del día, a pocos metros de distancia una embarcación de la otra.

Esa flotilla del 29 de agosto repitió un patrón que no se había visto aquí desde principios de 2016, cuando la Unión Europea prometió dar más de 6000 millones de dólares a Turquía, que se puede ver desde la isla de Lesbos, para que reforzara sus patrullas fronterizas y mantuviera a los migrantes fuera de Europa.

Migración a Grecia. /Foto: TNYT

En los años posteriores, solo uno o dos barcos de refugiados habían logrado llegar a este tramo de costa griega cada día, lo que había aliviado considerablemente la crisis migratoria de Europa.

Pero ese ritmo cambio este mes de agosto, el mes más activo en más de tres años, lo cual generó temores de que haya una nueva ola de migración masiva a través del mar Egeo.

La tasa de llegadas sigue siendo solo una fracción del pico de 2015, cuando Lesbos fue el punto de entrada más activo de Europa de los inmigrantes, principalmente para las personas que huían de la guerra civil de Siria.

El mes pasado, cerca de 10 mil  migrantes llegaron a toda Grecia; en octubre de 2015, en el apogeo de la crisis, llegaron más de 210 mil.

Migración a Grecia. /Foto: TNYT

Sin embargo, el reciente auge en la llegada de migrantes llega en un momento en el que el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, amenaza nuevamente con permitir que un gran número de migrantes se abran paso de Turquía a Grecia si los políticos europeos no le dan mayor apoyo financiero a Turquía o rechazan sus planes de extender la influencia turca en el norte de Siria.

“O pasa esto”, dijo Erdogan en un discurso la semana pasada, “o de lo contrario tendremos que abrir las puertas”.

El aumento de agosto muestra que esta puede no ser una amenaza solo de palabra. Pero si el presidente turco se propone crear una nueva crisis de refugiados en Europa, tiene menos herramientas a su disposición de las que tenía en 2015, cuando era más sencillo para los refugiados sirios entrar a Turquía.

Desde entonces, Turquía ha terminado un muro fronterizo y ha impuesto restricciones a los sirios que viajan desde el Líbano o Jordania. Cualquier relajamiento de los controles para admitir más gente, incluso si solo es para utilizar a Turquía como un puente hacia Europa, sería políticamente riesgoso para Erdogan.

Migración a Grecia. /Foto: TNYT

Sin embargo, 3,6 millones de refugiados sirios ya viven en Turquía, la mayor población siria expatriada del mundo, junto con cientos de miles de personas de otros países. Si Turquía les hace la vida insostenible o relaja sus esfuerzos para mantenerlos fuera de Europa, el efecto podría ser dramático.

“Los comentarios recientes de Erdogan sobre desatar una nueva ola de refugiados son producto de su creciente frustración con el enorme número de estos que ya se encuentran Turquía”, dijo Bulent Aliriza, director del proyecto de Turquía en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, un grupo de investigación con sede en Washington.

“Es poco probable que ya exista un plan maestro pensado de manera integral listo para su implementación”, agregó.

El hecho de que los contrabandistas turcos pudieran reunir a tantas personas el 29 de agosto y enviarlas a Grecia en una sucesión tan rápida ha motivado preguntas sobre si hay complicidad del Estado turco.

La Guardia Costera de Turquía, normalmente bastante activa en estas aguas, no respondió esa tarde a las repetidas solicitudes de intervención por parte de la guardia costera griega, según Refugee Rescue, una pequeña organización privada de botes salvavidas que ayuda a migrantes afligidos y que tiene acceso a las comunicaciones marítimas.

Los barcos turcos también se apegaron a un patrón de patrullaje matutino durante todo agosto, aun cuando los traficantes suelen enviar a los refugiados a Grecia por la tarde.

“Lo que nos pareció extraño fue que esta fue una tendencia y no cambiaron la manera de operar para tratar de detenerla”, manifestó Finn Sands-Robinson, líder del equipo de observación terrestre de Refugee Rescue.

Migración a Grecia. /Foto: TNYT

Un funcionario turco de alto nivel, que insistió en que no se mencionara su nombre, negó que las autoridades turcas se hayan hecho de la vista gorda ante los contrabandistas.

El gobierno de Erdogan intensificó la deportación de sirios que se encontraban en Turquía este verano, y se dio por hecho que esta represión causó el aumento de salidas rumbo a Grecia.

Sin embargo, más del 80% de los inmigrantes que desembarcaron en Lesbos en agosto eran de Afganistán. Las condiciones cada vez más precarias en Turquía e Irán, donde al menos un millón de afganos viven en el exilio, así como en el propio Afganistán, han orillado a muchos refugiados afganos a dirigirse a Europa.

Gholam Reza Salahi, un obrero afgano de 25 años de edad que ha vivido la mayor parte de su vida en Irán, dijo que decidió ir a Grecia después de ser deportado por cuarta vez de Irán a Afganistán.

“Nos llevaban de contrabando a Irán, y luego nos deportaban de nuevo”, dijo. “Y eso ocurrió demasiadas veces”.

Migración a Grecia. /Foto: TNYT

Como miembro del grupo étnico hazara, el cual es perseguido por los talibanes, sentía que no podía quedarse en el país de sus padres, y tampoco Turquía parecía que pudiera ser un santuario: Ankara ha deportado a 32.000 afganos en lo que va del año, mucho más que de cualquier otra nacionalidad.

Europa parecía ser la apuesta más segura, dijo Reza Salahi, quien llegó a Lesbos a finales de agosto.

Sólo el 5 por ciento de los inmigrantes que llegaron a Lesbos el mes pasado eran de Siria, lo cual sugiere que todavía pocos sirios se sienten lo suficientemente ansiosos para dejar Turquía. No obstante, los testimonios de los recién llegados de Siria nos dan un indicio de lo que podría estar por venir.

Un grupo de familias del norte de Siria, hacinadas en una tienda de campaña en una ladera griega, tenía siete años negándose a huir de su barrio a pesar de los ataques aéreos regulares, la destrucción de sus hogares y escuelas, y la muerte de muchos familiares y amigos.

Sin embargo, este verano, por fin decidieron irse de Jabal al-Zawiya, un bastión rebelde, a causa de una fuerte escalada en los ataques aéreos y la probable recuperación de la zona por las fuerzas del presidente Bashar al Asad.

“Cuando el ejército de Assad toma un lugar, lo quema”, afirmó Obeida al Nassouh, un comerciante que dijo haber pagado 3500 dólares para que su familia fuera llevada de contrabando a través de un túnel secreto a Turquía y de ahí a Lesbos. “No les importa si eres civil o militar, solo queman todo”, agregó.

Migración a Grecia. /Foto: TNYT

En 2015, los recién llegados podían dirigirse rápidamente hacia la parte continental de Grecia y de ahí hasta Alemania. Pero hoy, los migrantes se encuentran detenidos en las islas griegas, en su mayoría en campamentos sobrepoblados y miserables que parecen fuera de lugar en el continente más rico del mundo.

En Lesbos, cerca de 10.000 personas están hacinadas en Moria, un campamento que se construyó para recibir a solo 3100 refugiados.

Aunque la Unión Europea ha destinado cerca de 1900 millones de dólares al gobierno griego para subvencionar el bienestar de los refugiados, Grecia se ha negado a mejorar las instalaciones por temor a alentar a más inmigrantes.

Los residentes aquí a veces pasan hasta un año viviendo en tiendas de campaña hechas jirones, y hasta 12 horas al día esperando en fila para recibir alimentos que a menudo se agotan antes de que todos hayan comido.

“Todos los días hacemos fila durante horas y nos dicen: ‘No queda nada’”, explicó Reza Salahi. “Y eso le sucede a la cuarta parte de nosotros”, afirmó.

The New York Times / AM

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