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Los demócratas elegidos pueden no seguir la línea del partido

Foto: Archivo.
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Una inmigrante de Somalia y otra de Ecuador, así como un científico especializado en el clima y un rapero con un título de abogado de Harvard, entre los representantes del Congreso.

Una inmigrante de Somalia y otra de Ecuador, así como un científico especializado en el clima y un rapero con un título de abogado de Harvard, entre los representantes del Congreso.

Sheryl Gay Stolberg – The New York Times

Hay un apoyador de la NFL, un científico especializado en el clima y un rapero con un título de abogado de Harvard. Hay una inmigrante de Somalia y otra de Ecuador; dos exfuncionarias de la CIA, una veterana de la Fuerza Aérea, una expiloto de helicóptero de la Armada y una comandante retirada del Cuerpo de Infantería… todas mujeres. Sin mencionar a una pediatra y a una defensora de los derechos humanos.

Estos representantes demócratas, junto con otros recién elegidos a la Cámara de Representantes, serán el reflejo de la clase de primer año más diversa y más femenina de la historia: un grupo de neófitos políticos, veteranos capaces de los gobiernos de Obama y Clinton, así como las primeras mujeres musulmanas y nativas estadounidenses que se hayan elegido para el Congreso.

La clase también es diversa en términos ideológicos, pues abarca el espectro filosófico desde Alexandria Ocasio-Cortez, una autodenominada socialista democrática de Nueva York, hasta Joe Cunningham, un abogado de Carolina del Sur que obtuvo una impactante y sorpresiva victoria en los suburbios de Charleston, debido a la fortaleza de sus promesas sobre poner “el país por encima del partido” y trabajar con el presidente Donald Trump. Esto podría ser un dolor de cabeza administrativo para los líderes demócratas.

“La nueva dirigencia demócrata y todo el caucus del partido en verdad deben trabajar juntos para garantizar una agenda legislativa unificada que apele tanto a los votantes de Brooklyn, Nueva York, como a los de Brooklyn, Iowa”, opinó Steve Israel, excongresista de Nueva York y presidente en una única ocasión del Comité de Campaña Demócrata del Congreso.

“El mecanismo para mantener a estos nuevos demócratas en 2020 es no hacer cosas que obliguen a sus votantes a reconsiderar y eso no será sencillo”, indicó.

El camino a la victoria demócrata pasó por distritos en estados como Texas y Kansas, Iowa y Michigan, donde los votantes moderados y de mentalidad independiente se alejaron de Trump, a menudo despachando a gente experimentada en funciones. La ola azul incluso llegó a Oklahoma, donde Kendra Horn ocupará el puesto del representante Steve Russell en un distrito que los republicanos consideraban asegurado. Ese resultado fue uno de los más sorpresivos en la noche de las elecciones.

Así que, a pesar de todo lo que se ha dicho sobre el ascenso de la izquierda progresista —personificada por la estrella de rock de la clase, Ocasio-Cortez—, a la mayor parte de los recién llegados se les podría describir mejor como pragmáticos.

En total, la clase de primer año de los demócratas supera los 50 candidatos elegidos; aún faltan por definir algunas contiendas. Casi dos decenas recibieron el respaldo de la Nueva Coalición Demócrata, un grupo centrista que describe a sus miembros como personas “comprometidas con el crecimiento económico, la innovación y las políticas de responsabilidad fiscal”. En especial, estos miembros enfrentarán decisiones complicadas al momento de oponer resistencia ante Trump, cooperar con él… o ambas opciones.

“Son las dos”, comentó Lori Trahan, quien trabajó como jefa de Gabinete en el Congreso y derrotó a un empresario republicano en Massachusetts.

“La enseñanza que me dejó esta elección es que el país quiere sistemas de control y equilibrio para este gobierno; quiere un Congreso que actúe como una rama en igualdad de condiciones dentro del gobierno y que responsabilice a esta administración cuando sea necesario”, puntualizó.

PRIMERIZOS

Una de las características más impactantes de esta nueva clase es la letanía de ser primerizos.

Ilhan Omar de Minnesota y Rashida Tlaib de Michigan son las primeras mujeres musulmanas estadounidenses que hayan sido elegidas para el Congreso; Omar, una legisladora estatal, también será la primera somalí estadounidense en la Cámara. Como su predecesor, Keith Ellison, ha mencionado que es probable que realice su juramento sobre un Corán.

En los suburbios de Kansas City, Sharice Davids, una mujer abiertamente gay y miembro de la nación Ho-Chunk, derrocó a un titular republicano, el representante Kevin Yoder, y se convirtió en la primera mujer nativa estadounidense en servir en el Congreso. La otra es Deb Haaland de Nuevo México, quien remplazará a Michelle Lujan Grisham, quien acaba de ser elegida gobernadora.

“Batimos un récord con la cantidad de mujeres de color que estarán en el Congreso y que harán su juramento en enero”, comentó Haaland en una entrevista.

“Si consideramos el hecho de que las mujeres indígenas nunca habían tenido una voz en el Congreso durante 240 años, es significativo que tengamos una oportunidad de llevar esa voz a la mesa”.

Entre esas mujeres de color se encuentra Ayanna Pressley, quien en 2009 fue la primera mujer negra elegida para el Ayuntamiento de Boston. Después impactó al sistema político tradicional de Massachusetts cuando venció al representante Michael Capuano en una primaria a inicios de este año. Conocida por su estilo de hablar apasionado, Pressley, como Ocasio-Cortez, es una de las preferidas de la izquierda progresista y, en una entrevista, señaló que estaba ansiosa por llevar su voz —y su pasión por temas como la reforma del sistema judicial penal— a un Capitolio que sigue siendo un mundo dominado de manera predominante por hombres blancos.

“Washington es tan solo un microcosmos de la sociedad en general, y navegar esas aguas y ese terreno no me es completamente ajeno”, explicó. “Los pasillos del poder y la mayoría de las mesas donde se toman las decisiones están dominados por hombres blancos. Así era cuando fui elegida para el Ayuntamiento de Boston y acogieron mi agenda con entusiasmo”, mencionó.

Aunque nadie lleva un registro, es muy probable que Antonio Delgado de Nueva York, un exabogado Rhode Scholar y egresado de Harvard, sea el primer rapero elegido para el Congreso. Su carrera en el rap fue breve, pero sirvió de leña para los ataques republicanos.

Al menos hay cuatro personas lesbianas, homosexuales, bisexuales y transgénero en la nueva clase demócrata; entre ellos se encuentran Angie Craig, una funcionaria de recursos humanos en el sector de atención médica que derrotó a un republicano en activo de los suburbios de St. Paul, Minnesota. Craig comentó que le da orgullo ser otra primeriza: la primera madre lesbiana en el Congreso. Craig y su esposa tienen cuatro hijos.

“Creo que lo que más me impresiona sobre los votantes de este distrito es que eso no tuvo importancia”, confesó Craig en una entrevista.

Además, Debbie Mucarsel-Powell, quien derrotó al representante Carlos Curbelo para el distrito sur de la Florida, celebró durante una entrevista telefónica cuando se le recordó que era la primera representante ecuatoriana estadounidense en el Congreso, de acuerdo con los registros de la Cámara. “¡Estoy haciendo historia, bien!”, exclamó.

VETERANOS DE WASHINGTON

Muchos de los recién llegados tienen una profunda experiencia en Washington. Tal vez la más prominente entre ellos sea Donna Shalala, de Florida, quien fue secretaria de servicios humanos y de salud en el Gobierno del presidente Bill Clinton, y quien, a sus 77 años de edad, probablemente sea la estudiante de primer año con mayor edad (la más joven es Ocasio-Cortez, quien a sus 29 años de edad también es la mujer más joven elegida para el Congreso).

Entre los veteranos de Washington se encuentran el exapoyador de la NFL, Colin Allred, de Texas, un abogado especializado en derechos civiles que también trabajó para el Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano durante el Gobierno del presidente Barack Obama; Elissa Slotkin, una exfuncionaria de la CIA que sirvió en el Departamento de Defensa con Obama; y Andy Kim de Nueva Jersey, otro miembro del Gobierno de Obama que fungió como asesor de civiles en Irak.

A su lado estará Tom Malinowski, de Nueva Jersey, diplomático y defensor de los derechos humanos nacido en Polonia que trabajó en el Departamento de Estado durante el Gobierno de Obama. (“Él enfrentó a dictadores. Él te defenderá”, pregona el sitio web de su campaña). Como muchos candidatos que contendieron por primera vez este año, Malinowski se sintió motivado debido a la elección de Trump. También tiene una ventaja sobre los otros novatos: ya posee una casa en Washington.

“En particular, creo que la Cámara se reafirmará a sí misma porque tenemos esta infusión de gente experimentada, entre ellos muchos veteranos del Ejército y aquellos como yo que tenemos experiencia en el ámbito civil”, comentó Malinowski en una entrevista. Su consejo para sus nuevos colegas: “Creo que necesitamos tener calma y no entrar en pánico”.

VETERANOS DEL EJÉRCITO Y EXPERTOS EN SEGURIDAD NACIONAL

Los demócratas tuvieron tantas veteranas y expertas en seguridad nacional este año que entre ellas formaron un grupo de mensajes de texto para mantenerse en contacto mientras estaban en campaña, confesó Chrissy Houlahan, ingeniera y veterana de la Fuerza Aérea que acaba de ganar un asiento en la Cámara por un distrito del noroeste de Filadelfia.

“Nos dimos cuenta de que teníamos mucho en común, además de que estábamos en campaña por la misma razón, estábamos respondiendo a una nueva vocación de servicio”, señaló Houlahan.

Entre ellas estaban Slotkin de Michigan y otra exfuncionaria de la CIA, Abigail Spanberger, quien desbancó al representante Dave Brat en Virginia; Elaine Luria, comandante retirada de la Armada en Virginia; y Mikie Sherrill de Nueva Jersey, ex procuradora federal y piloto retirada de la Armada que se postuló por primera vez a un cargo público.

La noche de las elecciones, en su discurso de victoria, Sherrill recordó cómo le había preguntado a su hija Maggie, la mayor de sus cuatro hijos, si estaba “de acuerdo con esto”. Su hija, mencionó, le respondió con una pregunta: “Si no te postulas, ¿quién lo hará?”

The New York Times

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