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COVID y cerebro: síntomas y secuelas

Una posibilidad por la cual el COVID causa síntomas en el cerebro, es una infección directa en este tejido. / Foto: iStock
Una posibilidad por la cual el COVID causa síntomas en el cerebro, es una infección directa en este tejido. / Foto: iStock

Pacientes que sufren de otra enfermedad neurológica han experimentado empeoramiento de los síntomas por COVID

Entre la lista de órganos que pueden verse afectados por la infección causada del COVID, el cerebro es uno de los que primero empezaron a investigarse pero que más complicaciones ha encontrado en el camino. Sin embargo, hay grupos de investigación que siguen con esta tarea.

Durante los primeros meses de la pandemia de COVID, había una serie de síntomas que se repetían entre los pacientes y que parecían tener una conexión con la presencia del coronavirus en el cerebro, como la pérdida del olfato.

Hoy en día se cree que la anosmia (pérdida de olfato) es mayoritariamente causada por la infección de distintas células de la mucosa olfativa que se encuentran en el techo de las fosas nasales, y no por una infección cerebral o daño de las neuronas o nervios. Sin embargo, existe una pequeña posibilidad de que ocurra en un bajo porcentaje de pacientes.

Análisis preliminares de cerebros de personas fallecidas por COVID-19 mostraban un claro daño en el tejido cerebral, pero no encontraron restos abundantes del virus, sólo el efecto causado por la infección. Además, la neumonía resultó uno de los síntomas más preocupantes y mucha de la investigación se centró en tratar esos síntomas.

Por otro lado, los estudios realizados en autopsias estaban limitados en pacientes que sufrían una infección muy grave de SARS-CoV-2, dejando los casos leves y moderados sin datos sobre el impacto de la infección en el cerebro.

COVID persistente dio la clave

Más de dos años más tarde, nos enfrentamos a una situación diferente con respecto a COVID. Los números de fallecidos en las poblaciones vacunadas son mínimos, y la gran mayoría de los pacientes consiguen recuperarse sin mayores complicaciones.

Sin embargo, ahora nos encontramos con el COVID persistente, que afecta al 30-45 por ciento de los pacientes que pasan por la infección por este coronavirus. Esta enfermedad se diagnostica si uno o más síntomas persiste durante más de treinta días tras el inicio de la infección.

Entre los síntomas que suelen perdurar está la anosmia, fatiga y problemas cognitivos. Al ser pacientes que sufren estos síntomas durante meses, esto ha permitido estudiar los efectos de la infección con mayor detalle, especialmente cuando el órgano es difícil acceso, como ocurre con el cerebro.

Entre los síntomas relacionados con el cerebro, los investigadores han identificado distintas categorías de síntomas. Tenemos lo que se define como “niebla mental” que dificulta tareas como la concentración o la memoria.

Otros pacientes sufren un cambio en cómo notan su piel al tacto. Por último, está la categoría que engloba a aquellos que sufren dolores de cabeza.

Además, pacientes que sufren de otra enfermedad neurológica, han experimentado unos brotes más pronunciados o un empeoramiento de los síntomas como psicosis, acentuados por la infección por COVID.

La tarea de identificar estos síntomas y encontrar el agente causante es muy complicada, porque la mayoría de los pacientes resultan negativos ante el test de coronavirus y otras pruebas diagnósticas como la resonancia magnética tampoco aportan evidencia alguna.

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