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Se complica transporte tras Escenario A

Carlos Uriegas Siete u ocho choques al día en promedio —en donde los operadores de los camiones son quienes los provocan el 95 por ciento de las veces— más los testimonios de usuarios que utilizan la red de transporte público de Querétaro, son una muestra de que trasladarse en autobuses por la capital queretana, en … Leer más

Carlos Uriegas

Siete u ocho choques al día en promedio —en donde los operadores de los camiones son quienes los provocan el 95 por ciento de las veces— más los testimonios de usuarios que utilizan la red de transporte público de Querétaro, son una muestra de que trasladarse en autobuses por la capital queretana, en muchas ocasiones, no es un medio seguro.

“No frenan a tiempo, se vuelan los topes, circulan a exceso de velocidad al tiempo que usan el celular y eso provoca accidentes, choques o caídas de personas. Hay un promedio de 7 a 8 accidentes al día y el 95 por ciento de las veces son los choferes de los autobuses los responsables, por lo que terminan pagando el deducible”, comentó un perito asegurador.

Durante un recorrido por diversas paradas en la ciudad, usuarios del transporte dijeron sentirse inseguros, además de compartir que muchos de los operadores manejan sin precaución y les falta amabilidad.

Al bajar del camión de la ruta 28, la señora Kary Basaldúa calificó el servicio público, agradeció a Dios porque le envió un buen chofer.

“Está de lo peor el servicio, bendito Dios hoy me tocó un muy buen chofer, pero hay algunos bien groseros que se arrancan antes de que baje uno, yo que soy de la tercera edad por eso me bajo por adelante, ya que una vez que me bajé por atrás arrancó y me caí, bendito Dios solo fueron algunas raspaduras. Creo que cambian mucho a los choferes  y deben poner cuidado en su educación ya que sí es un poco peligroso”, señaló la señora Basaldúa.

Miriam Sarahí, quien usa usa regularmente las rutas 31, 55 y 134, dijo que cuando los choferes llevan el tiempo encima, terminan por golpear algunos autos, ciclistas o peatones.

“Creo que la mayoría sí están capacitados, pero el problema es cuando ya van atrasados, entonces tienen que ir más rápido, sí me ha pasado dos o tres veces que hemos tenido accidentes”, expresó la joven.

El tiempo apremia

César González marca los tiempos y, con libreta y reloj en mano, avisa a los conductores los minutos entre unidad y unidad.

“Les indico el tiempo que traen entre camión y camión, es un control para que no se junten o se apuren si van retrasados, por ejemplo, este camión de la ruta 31 lleva 13 minutos de retraso”, comentó González, quien recibe una moneda de los choferes a cambio de la información.

Quejas por la falta de unidades y tiempos de espera

El señor Reséndiz, de la colonia Bolaños, comentó que tardan mucho en pasar los autobuses, algo que —dice— ha aumentado en las últimas dos semanas.

Esto lo refuerza uno de los choferes que hace parada en la Alameda y a quien los usuarios esperaban con impaciencia. Comentó que con el Escenario A han aumentado los usuarios y muchas veces no se dan abasto.

“De repente sí hacen falta unidades, hay más tráfico; ahora vamos con 20 minutos de retraso, por lo que con el regreso a la actividad sí requerimos más unidades y choferes”, comentó el señor Jorge Laguna, operador de la ruta 53.

Falta criterio

El gestor de seguros externó que, en los 16 años que tiene de experiencia en accidentes de tránsito, es constante que los operadores tengan poco criterio y falta de capacitación.

“A muchos les falta capacitación, tienen pocos estudios, algunos son demasiado jóvenes, con poco criterio y no miden la dimensión de lo que provocan, además ellos son los que pagan los deducibles, que en promedio son de 8 mil 900 pesos, pero ni así se preocupan por evitar accidentes o manejar de forma imprudente”, subrayó el gestor, quien agregó que, además de los daños a otros vehículos, mucho de los gastos que cubren son ortopédicos y dentales por caídas dentro de las unidades.

Ellas conducen mejor

Diana Rodríguez, operadora de una unidad para mujeres y personas con discapacidad (las de color rosa) es una buena excepción, incluso  reconocida por las usuarias.

“Tenemos una capacitación, como seis al año, de manejo a la defensiva hasta inclusión. Por desgracia, por unos nos catalogan a todos y nos meten en el mismo costal”.

“Ella maneja muy bien, nos permite subir y bajar con calma, además de que es muy humana”, compartieron dos mujeres de la tercera edad, felices y seguras cuando viajaron con Diana.

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