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Propulsa UNAM Juriquilla nanosatélites

Última versión del propulsor diseñada en la UNAM Juriquilla. (Especial)
Última versión del propulsor diseñada en la UNAM Juriquilla. (Especial)

Carlos Uriegas Desde la Unidad de Alta Tecnología de la Facultad de Ingeniería, el doctor Jorge Alfredo Ferrer Pérez y su equipo diseñaron y desarrollaron el primer propulsor de nanosatélites de origen mexicano y que puede ser acoplado a un satélite menor a cien kilogramos de peso para realizar maniobras orbitales. El investigador Jorge Alfredo … Leer más

Carlos Uriegas

Desde la Unidad de Alta Tecnología de la Facultad de Ingeniería, el doctor Jorge Alfredo Ferrer Pérez y su equipo diseñaron y desarrollaron el primer propulsor de nanosatélites de origen mexicano y que puede ser acoplado a un satélite menor a cien kilogramos de peso para realizar maniobras orbitales.

El investigador Jorge Alfredo Ferrer Pérez explicó que estos trabajos surgen de una tendencia mundial que consiste en desarrollar satélites pequeños que sean equivalentes a los de varias toneladas. Este hecho comenzó a demandar componentes y subsistemas para satélites pequeños.

“Los microsatélites pueden pesar alrededor de cien kilogramos y sus dimensiones ser de 50 por 50 por 70 centímetros; mientras que los nanosatélites miden 10 por 10 por 10 centímetros, con peso aproximado de 1.2 kilogramos”.

El doctor Ferrer comentó que el primer reto para diseñar un propulsor espacial de este tipo fue entender su funcionamiento, así como conocer los materiales con los cuales son fabricados.

“En 2018 se inscribió la patente y en 2019 el proyecto ganó el premio de la mejor patente que otorga la UNAM, entre 52 patentes que participaron, un reconocimiento a un desarrollo a nivel local y viable. La patente sometida al instituto mexicano de propiedad industrial (impi) representa uno de los primeros esfuerzos en el país de generación de tecnología de propulsión espacial con talento mexicano”, comentó el investigador.

Existen varios tipos de propulsiones espaciales, pero el objetivo del doctor Ferrer era hacer un propulsor de efecto hall, el que tiene la teoría más amplia reportada.

“Esta teoría se desarrolló para un satélite más grande y ahora estamos diseñado propulsores para el Cube sat o nanosatélites, para desplegar con el propulsor a los puntos donde se necesite el satélite. Lo va a empujar de un punto A a un punto B”, explicó así la motivación del proyecto cuya misión de origen es poder captar las columnas de gases contaminantes sobre ciudades grandes.

Uno de los grandes retos fue el seguir generando el laboratorio para poder probar el propulsor en México y no tener que ir al MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) a realizar las pruebas.

“Hoy no sólo buscamos desarrollar los subsistemas, también la infraestructura para hacer las pruebas en México, lo que nos llevó en 2014 proponer a Conacyt la creación del laboratorio nacional de ingeniería espacial y automotriz que está en Juriquilla, además de contar con el laboratorio de propulsión espacial y termovacío, lo que justificó la necesidad ante Conacyt”, explicó el doctor Jorge Alfredo Ferrer.

La intención también es integrar el propulsor al satélite Quetzal para que se mida la columna de gases contaminantes, lo que es una gran aplicación social y sumar al clúster Querétaro, para pasar del sector aeronáutico al aeroespacial.

El doctor Ferrer destacó el caso del nanosatélite K’OTO, que se plantea sea puesto en órbita el próximo años desde la Estación Espacial Internacional.

“Esta el caso del nanosatélite K’oto, que coordina el doctor Rafael Chávez, de la UAQ. Un satélite que tuvo el apoyo de la de Sedesu en Querétaro. El satélite fue armado, completado con diferentes susbsistemas, ya se pagó el lanzamiento y pudiera hacerse el siguiente año”, compartió el investigador de la UNAM, quien dijo que cada vez será más común el lanzamiento de nanosatélites, muchos de ellos impulsados por el propulsor desarrollado en México.

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