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Necesaria, agenda ambiental para atender inundaciones

Carlos Uriegas Relieves que antes eran reservas naturales, y ahora son fraccionamientos, provocan que el agua tome otro camino, y ese camino son las calles, coinciden expertos de la UNAM Juriquilla y ambientalistas. En donde ahora hay casas y calles, antes había zonas de amortiguamiento, lo que deriva en la generación de zonas de riesgo, … Leer más

Carlos Uriegas

Relieves que antes eran reservas naturales, y ahora son fraccionamientos, provocan que el agua tome otro camino, y ese camino son las calles, coinciden expertos de la UNAM Juriquilla y ambientalistas.

En donde ahora hay casas y calles, antes había zonas de amortiguamiento, lo que deriva en la generación de zonas de riesgo, por lo que las inundaciones son un área de oportunidad para corregir y mejorar las políticas ambientales, expresó la ambientalista Pamela Siurob.

“Las lluvias fuertes deberían captarse por una capa superficial en la que la vegetación las retuviera o que existieran bordos en donde quedarse, pero se han cubierto con concreto, corre más el agua, de manera más rápida, y llega con más fuerza a las partes bajas. Con el desarrollo urbano sin áreas de amortiguamiento, hay menos zonas de retención de agua”, explicó.

El hecho de que las nuevas administraciones hayan sido impactadas por las inundaciones representan una oportunidad para que se mejoren o modifiquen las agendas y se atienda el medioambiente.

“Es una oportunidad para identificar los sitios donde se debe permitir y en donde prohibir la construcción para detectar zonas de riesgo. Es una gran oportunidad para Fernando González, secretario de Desarrollo Urbano que conoce de estos temas, conoce bien Querétaro para que se marquen la zonas en donde no deben darse desarrollos”, dijo Siurob.

De acuerdo con la ambientalista “no son desastres naturales, son desastres por habernos asentado en sitios donde no se debía, por ejemplo en Tequisquiapan, que está viendo inundadas casas a los márgenes de río, se invadieron terrenos del río. Quizá hace 50 años no se inundaba, pero va a volver a ocurrir. El hombre tiene menos memoria, pero el agua no y reconoce su camino, por lo que no debemos vernos sorprendidos”, externó.

Zonas de riesgo en Querétaro 

Pamela Siurob advirtió sobre algunas zonas de riesgo como en Las Adjuntas rumbo a Tlacote, las barrancas en Peñuelas o en la Cuesta China, además de las que se inundaban tradicionalmente como Jardines de la Hacienda, Las Plazas, Cimatario, parte de lo que era la antigua Laguna de los Patos. 

“Si se hace un desarrollo en esa zona de avenida Tlacote rumbo al libramiento sería un crimen. Ahí confluye el dren de El Arenal, el río de El Pueblito y el río Blanco, o río Querétaro como lo conocemos; es una zona que no debe ser fraccionada, hay que resguardarla como zona agrícola y de conservación”, recordó Pamela, quien de niña nadaba en los remansos del agua en la zona de Candiles, donde antes el río de El Pueblito llevaba agua limpia en su caudal. 

Llamó a cuidar las barrancas, como Peñuelas, y recordó los riesgos que hay en la zona de la Cuesta China. 

“Que no se desarrolle ahí en las Barrancas de Peñuelas, ya que esa vegetación aún está ayudando con la retención de agua en tiempo y velocidad. La Cuesta China es otra zona preocupante; en 1997, la gran inundación llegó por Cuesta China, por eso se construyeron tres bordos, los cuales están en riesgo; a uno le quitaron espacio para colocar un puente encima. Una de las primeras cosas que hay que hacer es revisar la situación de los bordos de contención de avenidas, que sean zonas de prevención de desastres”, puntualizó.

La ciencia advierte de riesgos 

Lucía Capra, directora del Centro de Geociencias en la UNAM Juriquilla, reveló que el desgaste en el suelo se ve reflejado por los flujos de detritos –o partículas que se forman en lodo en época de lluvias–, las cuales serán más comunes en Querétaro, ya que el crecimiento urbano y el aumento de temperatura deriva en fuertes lluvias. 

“Cuando llueve mucho, sobre todo en zonas urbanas con cambios antrópicos importantes, por la urbanización, deforestación e incendios por el cambio climático, el suelo ya no tiene la capacidad de infiltrar y absorber el agua y en la medida que el agua escurre, cambia el sedimento, lo que genera flujos de detritos o de lodo, los cuales afectan carreteras, pueblos y generan daños materiales”, explicó la investigadora. 

Llueve más en menos tiempo 

“En menos tiempo cae la misma cantidad de agua. Es como si vaciara una cubeta en una hora o lo hiciera en cinco minutos; si lo hago de golpe, causará más afectación a que si la vació poco a poco. Si cae más lento, la tierra tiene más oportunidad de infiltrar, pero si a la cantidad de lluvia le sumamos el cambio de uso de suelo y ahora se cubre de cemento, esa agua no recargará el acuífero y escurrirá en la superficie. Esto ocurre en Querétaro; por el crecimiento urbano que se da en lomas y relieves que antes eran reservas naturales y ahora son fraccionamientos, el agua tomará otro camino, y ese camino serán las calles”, advirtió la académica de la UNAM.

La doctora comentó que se pueden hacer obras de mitigación de ingeniería o incluso con barreras naturales, que no impactan el ambiente y armonizan con el entorno, obras que impedirán grandes escurrimientos y posibles daños.

Llaman ingenieros a buscar soluciones conjuntas

Trabajar en conjunto, escuchar las voces profesionales y buscar las soluciones es clave para resolver problemas como el de las inundaciones de los últimos días, comentó Sergio Camacho, presidente del Colegio de Ingenieros Civiles de Querétaro.

Para el líder de los ingenieros en el estado, es clave la llegada de Fernando González a la Secretaría de Desarrollo Urbano y Obras Públicas ya que sabe de la problemática, tiene voluntad, escucha y cuenta con una visión amplia del tema. 

“La infraestructura pluvial nos hace notar la falta de infraestructura para casos como los que estamos viviendo. A pesar de las inversiones que se han realizado sobre el tema, sigue existiendo un rezago en el tema pluvial”, expresó. 

Es complicado frenar el crecimiento, indicó, pero es necesario trabajar desde la planeación urbana, coexistir con el entorno y prever situaciones extremas. “Hay que ver que las decisiones que tomamos en un lado pueden afectar en otras zonas, revisar que no se dé el crecimiento en zonas de riesgo”, comentó.

Sergio Camacho destacó que es momento de tomar decisiones hacia el futuro, planear hacia dónde vamos, que lo que estamos viviendo ahora no se repita en unos años.

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