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Reciben 5 mil primera dosis contra la COVID-19

Carlos Uriegas Con el calendario encima, alrededor de 5 mil personas de diversas edades acudieron a la UAQ para recibir la primera dosis de AstraZeneca. Con la boca tapada y el brazo descubierto, desfiló el último contingente integrado por personas de 18 hasta cerca de 90 años con una procedencia de frontera a frontera al … Leer más

Carlos Uriegas

Con el calendario encima, alrededor de 5 mil personas de diversas edades acudieron a la UAQ para recibir la primera dosis de AstraZeneca.

Con la boca tapada y el brazo descubierto, desfiló el último contingente integrado por personas de 18 hasta cerca de 90 años con una procedencia de frontera a frontera al pelotón de vacunación.

En el Cerro de las Campanas se escucharon frases sinceras, cínicas y llenas de razón de quienes serían ‘ajusticiados’ en un ‘paredón’ repleto de jeringas: “La última y nos vamos”. “Pues ya ve, siempre dejamos todo hasta al final”. “Por el trabajo no había podido venir”. “Tuve COVID y tenía que estar bien para poderme vacunar”. “A los jóvenes nos dejaron al último”.

Pablo Espinoza y Luis González, dos jóvenes chiapanecos de 22 y 26 años, se mostraron contentos, sin dolor y satisfechos por el deber cumplido.

“Un poco de miedo por las agujas, pero ya pude venir, aunque sea al final, para poder sentirme más tranquilo y si me enfermo, no me dé tan duro”, externó Luis, quien acudió en compañía de tres amigos de Chiapas.

Dicen por ahí que la esperanza muere al último y, mientras haya vida, siempre existirá la oportunidad.

acuden de otros estados

“Nos da mucho gusto la convocatoria de hoy, ya que hay bastante participación. La UAQ siempre atiende a los jóvenes y, al ampliar la convocatoria, hemos recibido de 18 años y también adultos mayores que tenían pendiente su primera dosis. Entre ayer y hoy, aquí teníamos pensado recibir a 5 mil personas; ayer vacunamos mil 190, pero con toda la gente que hay formada, sí calculamos vacunar unas 5 mil personas”, comentó Roxana González quien forma parte de las brigadas de la Secretaría del Bienestar.

Deber ciudadano más la buena vecindad que siempre tiene Querétaro se conjuntaron para vacunar también a personas de San José Iturbide.

“En San José Iturbide, no ha llegado la vacuna, por eso me vine para acá”, platicó un joven guanajuatense que se dedica a la industria de la construcción.

En la fila no faltaron los churros para espantar el hambre. No importaba que en esta ocasión fueran de azúcar; los jóvenes sacaban sus 15 pesos para llevarse cuatro churros en su bolsita de papel de estraza.

Con la experiencia adquirida por varios meses de estar alimentando a quienes acuden por la vacuna, el señor Hilario, además de vender botanas y dulces, lanza el recordatorio para que la gente llene su formulario.

“No olviden llenar el formulario, mostrar su identificación y comprobante de domicilio”, gritaba el comerciante convertido en uno más de los ‘Siervos de la Nación’.

Dos madres de la orden de Santa Clara, Bertha Madrigal y la hermana Noemí, también se formaron para “cumplir como ciudadanas y como católicas”, recordando que los rezos y las oraciones no bastan para frenar el virus. La vacuna será el factor de certidumbre que la ciencia siempre brinda.

Al interior del auditorio, casa de las Águilas de la Facultad de Contaduría y Administración, se desplegaron las ‘células’ para aplicar el biológico a los distintos grupos poblacionales sentados frente al paredón de vacunación, que se entretiene escuchando la música de Los Ángeles Azules salida de un celular.

“Amor, amor, amor, quiero que me vuelvan a mirar tus ojos” y así, como dice la canción, son solo miradas las que hablan, sonríen y sufren al ver aproximarse la jeringa.

“Si en una rosa estás tú, si en cada respirar estás tú…” reciben en el brazo la vacuna y en la mente un recuerdo que completará la estrofa de la conocida canción de los de Iztapalapa:“Cómo te voy a olvidar”.

El doctor explica el proceso. Pregunta si hay alergias, miedo a las agujas o alguna embarazada. Tres de ellas tendrán que firmar su consentimiento para recibir la dosis.

Los 5 mil que acudieron al Cerro de las Campanas tendrán que regresar en ocho o 12 semanas, sentarse de nuevo frente al ‘pelotón de vacunación’ para seguramente escuchar villancicos navideños y poder salir con el esquema completo a la última posada, pegarle a la piñata y cargar los peregrinos, ya que mientras haya vida, habrá esperanza.

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