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Urge controlar la automedicación sin prescripción

Urge controlar la automedicación sin prescripción
Urge controlar la automedicación sin prescripción

78 por ciento de los mexicanos se automedican de forma constante Juan Carlos Machorro En México, como en muchos otros países, existe una fuerte cultura de automedicación, es decir, la administración de medicamentos por cuenta propia. El estudio sobre “La Automedicación en México” realizado por la plataforma en salud Doctoralia, muestra que 86 por ciento … Leer más

78 por ciento de los mexicanos se automedican de forma constante

Juan Carlos Machorro

En México, como en muchos otros países, existe una fuerte cultura de automedicación, es decir, la administración de medicamentos por cuenta propia. El estudio sobre “La Automedicación en México” realizado por la plataforma en salud Doctoralia, muestra que 86 por ciento de los mexicanos recurre a tomar medicamentos sin prescripción médica.

Mientras que una encuesta realizada por la Universidad del Valle de México reveló que 78 por ciento de los mexicanos se automedican, ya sea por costumbre o por seguir la recomendación de amigos y familiares.

Existen medicamentos que requieren receta médica para su compra y otros de venta libre. Antes de tomar estos últimos es indispensable estar bien informados acerca de las dosis y tiempos de administración, ya que tomarlos en exceso puede ser dañino para el organismo.

Los analgésicos suelen disminuir o detener el dolor, bajar la fiebre y desinflamar, pero no todos actúan con los mismos mecanismos y no todos son efectivos para todas las personas, ni para todos los padecimientos. Los dos principales tipos de analgésicos de venta libre (según el portal MedlinePlus de la Biblioteca de Medicina de los Estados Unidos) son el acetaminofén y los medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE).

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El acetaminofén actúa sobre las partes del cerebro que envían mensajes de dolor, por lo que no es útil como desinflamatorio, pero sí alivia dolores de cabeza y molestias comunes y es efectivo en la artritis y otras enfermedades dolorosas crónicas. En dosis superiores a las recomendadas puede causar daño en el hígado.

Los AINE reducen el nivel de prostaglandinas, sustancias que irritan las terminaciones nerviosas, provocando dolor. Los AINE ayudan a disminuir la fiebre, calman dolores menstruales y musculares y reducen la inflamación. Los más comunes son el ácido acetilsalicílico, el ibuprofeno y el naproxeno que, aunque son de libre venta y muchos los toman sin consultar a un médico, estos podrían ocasionar efectos secundarios graves, entre ellos malestares intestinales (sangrado en el estómago), daño renal, erupciones cutáneas y riesgo de accidente cerebrovascular.

Se ha descubierto que el ácido acetilsalicílico (o aspirina) puede reducir el riesgo de males cardiacos, debido a que ayuda a reducir la coagulación de la sangre. Sin embargo, esto no es razón para tomarlo indiscriminadamente, y menos si estamos sanos, su consumo frecuente es en dosis reducidas y bajo prescripción médica.
Por otra parte, los antibióticos, aunque solo se venden con receta médica, siguen siendo automedicados, ya sea que se tomen “lo que sobró” de un tratamiento anterior o que un amigo o familiar lo comparta a los suyos porque “tenemos los mismos síntomas”.

El peligro de tomar antibióticos con frecuencia es que ayudan a crear resistencia microbiana, es decir, las bacterias se vuelven resistentes a ellos, haciendo mucho más difícil la curación. Esto sin contar con que muchas de las infecciones que se tratan de combatir con antibióticos son causadas por virus, por lo que el tratamiento no funcionará. Por ello, en caso de dolor persistente o síntomas de infección, antes de optar por la automedicación es preferible ir a consulta.

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