Anúnciate aquí

El luto en un país que celebra a la muerte

Durante los últimos ocho meses, se ha vivido el día a día como una guerra en tiempos de paz. Con un virus que se esconde y que cuando se muestra devela su letalidad Carlos Uriegas Con la explosión de la bomba en Hiroshima el 6 de agosto de 1945, y tres días después se replicara … Leer más

Durante los últimos ocho meses, se ha vivido el día a día como una guerra en tiempos de paz. Con un virus que se esconde y que cuando se muestra devela su letalidad

Carlos Uriegas

Con la explosión de la bomba en Hiroshima el 6 de agosto de 1945, y tres días después se replicara el relampagueo atómico en Nagasaki, se definió el destino de la Segunda Guerra Mundial, el momento más crítico en la historia, conflicto gestado y alimentado por el hombre.

Desde 1945 la humanidad había transitado dando tumbos entre amenazas del otro y de este lado del muro; conflictos focalizados, escaramuzas ideológicas, luchas libertarias y esperanzas de igualdad.

El Mundo estuvo dividido por 75 años, hasta este 2020, cuando la humanidad ha vuelto a compartir el sentimiento de duda, miedo y angustia, como si se viviera una Tercera Guerra Mundial.

La lucha hoy es contra un enemigo común, invisible, capaz de viajar en una combi o chimeco de tercera mano en las afueras de una zona urbana o en la primera clase de la aerolínea más exclusiva. Un virus que no distingue entre pobres y ricos, un bicho democrático, sin resquemor por alguna raza.

Sin preferencia ideológica arrebata la vida sin importar colores ni partidos.

Hasta el 31 de octubre, fecha que se presta para al terror en varias regiones del mundo, hay un registro de 45,741,600 casos de personas contagiada por COVID-19. En el planeta han fallecido 1,191,087 personas.

Las cifras rojas que comparte la Universidad Johns Hopkins colocan a México con 918,811 casos de contagio y con 91 mil 289 fallecidos.

Con casi 100 mil familias mexicanas que por la pandemia han perdido a algún familiar en lo que va del 2020, se proclama un decreto presidencial del 31 de octubre al 2 de noviembre, fechas emblemáticas para un país que convive muy de cerca con la muerte.

Es muy probable que en las ofrendas colocadas este año se sume en alguna de nuestras casas la foto de un ser querido que partió sin despedirse.

Personal de salud

El Inegi publicó esta semana que este 2020 han fallecido más personas de COVID-19 que de cáncer, el Instituto reportó un registro de 88 mil 680 fallecimientos por tumores cancerígenos, mientras que, hasta este 30 de octubre, el COVID-19 ha cobrado ya la vida de 91 mil 289 personas.

La Bandera a media asta es un símbolo que no recuperará las vidas de más de mil 500 trabajadores de la salud fallecidos en México, cifra, que según Amnistía Internacional ubican a nuestro país como el primer lugar con personal de salud fallecido.

Las afectaciones que sufren los infectados tienen un amplio espectro: desde los asintomáticos hasta los pacientes en estado grave que precisan de respiradores y cuidados intensivos, momento que para muchos mexicanos ha resultado fatal; ocho de cada 10 intubados están muriendo en México, según datos del IMSS, lo que representa una mortalidad del 87 por ciento.

Poco importa que un país le apueste al simbolismo y a la fe.

Prueba de ello fueron las aglomeraciones del 28 de octubre para rogar a San Judas Tadeo por otra causa que parece perdida, advertencia de lo que pudiera presentarse el 11 y 12 de diciembre en el Cerro del Tepeyac con la máxima explosión de fe en el continente.

El enemigo se esconde

Virus. Epidemia. Coronavirus. Pandemia. COVID-19. Palabras significativas para este 2020 que derivan en contagio, enfermedad y muerte.

En estos ocho meses se ha vivido el día a día como una guerra en tiempos de paz. No suenan las sirenas alertando bombardeos como aquella mañana del 6 de agosto de 1945 en Hiroshima, no se ve el relámpago de luz que a las 8.15 de la mañana encendía el cielo en forma de hongo.

Hoy no se devela el enemigo, se esconde y cuando se muestra es quizá demasiado tarde.

Hoy algunos hablan de que esta es la Tercera Guerra Mundial; hay más naciones involucradas y afectadas que en las dos primeras conflagraciones.

En México el luto tardó ocho meses en decretarse oficialmente, pero en la realidad, éste inició desde que se dieron las primeras bajas en el mes de marzo pasado.

Recordemos a las víctimas, honrémoslas y preparémonos para la Cuarta Guerra, la cual podría venir derivada de la sed o por el clima.

Anúnciate aquí

Anúnciate aquí

Anúnciate aquí