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La pandemia de un ingeniero de audio se vive en silencio

La pandemia de un ingeniero de audio se vive en silencio /Foto: Especial
La pandemia de un ingeniero de audio se vive en silencio /Foto: Especial

Daniel Filio es productor de eventos artísticos. Debido a la pandemia por la COVID-19 y por las restricciones de las autoridades, no ha podido regresar a sus actividades normales Carlos Uriegas “Hoy músicos y artistas estamos tristes, nos sentimos como si estuviéramos al final de la fila de las tortillas”, comenta Daniel Filio, quien capta … Leer más

Daniel Filio es productor de eventos artísticos. Debido a la pandemia por la COVID-19 y por las restricciones de las autoridades, no ha podido regresar a sus actividades normales

Carlos Uriegas

“Hoy músicos y artistas estamos tristes, nos sentimos como si estuviéramos al final de la fila de las tortillas”, comenta Daniel Filio, quien capta la emisión del sonido, lo amplifica para ser un vehículo entre el artista y el público, dos elementos que por la pandemia no han podido juntarse para alimentar el alma.

Daniel lleva la música en las venas, pero a diferencia de su padre y sus hermanos, él prefirió estar detrás del escenario; más que recibir las luces, él es más de proyectarlas sobre el artista y trabajar con el sonido a través de las consolas de audio.

“Crecí entre telones, estaba en el bakcstage desde que se armaba, acompañaba a mi padre, Tilín el fotógrafo de la voz, comediante e imitador quien trabajó con Tin Tan y artistas de la época y a mis hermanos que se dedicaban a la música y a componer, pero más que los instrumentos a mí me llamó más estar detrás del escenario y comencé con ellos desde los 15 años, para hacer algo que ellos no pudieran hacer, por lo que empecé a dedicarme al audio”, recuerda Daniel Filio.

En el México de finales de los ochenta no había dónde aprender sobre el audio, era un tema más lirico o empírico y Daniel tuvo buen oído para escuchar los consejos de sus maestros quienes trabajaban en conciertos o presentaciones.

“Espiaba las consolas y me daba curiosidad saber cómo llegaba la señal y cómo se amplificaba. Con lo que veía y aprendía empecé con Mexicanto, a los 18 años con ellos hice mis pininos en conciertos más en forma”, eran los tiempos de “Coincidir”, recuerda Daniel Filio, quien con el tiempo preguntó, aprendió y formó Kongo Producciones.

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Tantos siglos, tantos mundos, tanto espacio y justo este 2020 llegó la pandemia, un evento que vino a pegar de lleno al mundo del arte, de los conciertos y de las presentaciones en vivo, por lo que Daniel, quien se califica como un amante de lo análogo, tuvo que comenzar a asimilar este momento digital y virtual.

Daniel, quien con el tiempo ha transmitido los sonidos de Flans, Natalia Lafourcade, Kalimba, Willie Colón, Susana Zabaleta, Armando Manzanero o Alejandro Lerner, por mencionar algunos, cuenta cómo se ha transformado su mundo con la pandemia, la cual enfrenta desde Querétaro, ciudad a la que trajo el monólogo “A Vivir” de Odyn Dupeyrón para presentarlo en el Auditorio Josefa.

“En Querétaro ahora capacito a nuevos jóvenes y técnicos que están como yo cuando tenía 17 años, diseñé un taller de Principios de Audio en Vivo y en febrero arrancamos, pero llegó la pandemia y silenció todo”, explica Filio quien había invertido en equipo que ahora se encuentra guardado.

Suenan cláxons en lugar de aplausos

Para Daniel es vital el contacto con los artistas, con el público en vivo, sentir los matices y ponerle sonido a las emociones que surgen desde el escenario, pero ha tenido que entrar al tema de streaming y sacar la experiencia que adquirió al realizar el programa El Tímpano para canal 11.

“Hemos ya sacado tres conciertos de Mexicanto por streaming y han salido bien, pero terminan de tocar y ves que les falta eso que les de brillo a sus ojos, el aplauso del público. Sabes lo que es que canten coincidir sin coros y al final no se escuchen los aplausos. Así como el artista alimenta al público, ellos se nutren de la gente que acude a verlos, falta esa retroalimentación, no todo es el tema económico, somos delfines en una pecera”, comparte Daniel quien dijo que a través de la plataforma Velaria han podido acercarse a un público más numeroso.

Ha surgido algunos autoconciertos, pero en palabras de Filio, “es extraño que en lugar de aplausos y gritos se escuchen los claxons para ovacionar al grupo (…) hoy muchos artistas y empresarios están vendiendo sus equipos y ahora venden sanitizantes”, cuenta Daniel quien entiende que el cuerpo necesita estar sano, pero el alma requiere de energía.

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Hoy Daniel Filio y muchos aristas que viven de los eventos en vivo; “de esa energía que sale del estómago, mueve a las cuerdas vocales, llega a un micrófono. Se transforma en energía eléctrica y se amplifica. Todo surge de esa energía, la cual está muerta en estos momentos”.

El comediante sin las risas, el músico sin los coros y el artista sin aplausos; son los sonidos del silencio que aguardan impacientes para volver a escucharse nítidos y claros para vibrar con el cuerpo, con el alma.

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