Regalan salud, cubrebocas y una segunda oportunidad

La vocación de servicio es evidente; apoyan personas con discapacidad, con VIH, minorías

Carlos Uriegas 

El PET es aliado para la salud gracias al trabajo manual y al espíritu de ayuda de Carlos Ramírez Alvarado, Galdino y doña Mari. Derivado de la necesidad y por la pandemia de 2009 del H1N1, surgió la idea de fabricar cubrebocas elaborados con este plástico y telas desechables. Ahora, con el nuevo coronavirus, se dieron a la tarea de elaborarlos con material de desecho para finalmente regalarlos a quienes lo necesiten.

“Los hacemos con la idea de ayudar. No los vendemos, ya que sabemos que en la pandemia los cubrebocas suben de precio y hay personas que no cuentan con el recurso para pagarlos. Es una forma de ayudar para que la gente no se enferme”, explica Carlos Alvarado, presidente de NDC, (Nuestros Derechos Constitucionales) Gestión Social.

La sencillez de su vivienda, junto con la amabilidad de Carlos y sus compañeros, son evidentes desde que uno llega a su casa en Loma Bonita, en la calle 12, aún de tierra, huérfana de pavimento. Carlos elabora el cubrebocas. La señora Mari deshila todas las costuras de los pantalones. Todo se aprovecha. Todo se reutiliza. Galdino, con su trabajo de herrería y construcción, apoya con los recursos económicos para salir adelante. La vocación de servicio es evidente; apoyan personas con discapacidad, con VIH, minorías y gente que sufre abusos.

“No discriminamos a nadie. Hacemos eventos del Día de la Madre, del Día del Niño. Recientemente hicimos un video para ayudar a vendedores ambulantes, que luego son extorsionados por la policía. Los apoyamos con gestión social y apoyo legal en caso de que lo requieran”, comentó Carlos Ramírez.

Ya terminaron mil 150 cubrebocas de PET para gente que los necesita, como personas de la calle, en las paradas de camión o también a sus amistades y a quienes los apoyan con la recolección de material y se los donan.

“Queremos hacer otros 2 mil para poder seguir repartiendo. Ahora con tela de mezclilla, de pantalones que ya no se usan. Nos los donan, se deshilan y se elaboran. Es una tela resistente, lavable y que facilita la respiración”, detalló el líder de este pequeño, pero dinámico grupo de auténtica gestión social. La posibilidad de ayudar en la pandemia y el reciclaje van de la mano en la colonia Loma Bonita.

Desde una sencilla casa se piensa en ayudar al otro, de arroparlo y de cuidarlo antes de pensar en sí mismo. Más allá de todo egoísmo, desde el taller -que hace las veces de espacio para cocina y comedor-, todo está dispuesto para el trabajo. Una vez terminado, y llegada la hora de la comida, Carlos, Doña Mari, Galdino y dos pequeños que viven en la casa estarán listos para comerse un rico arroz blanco con elotes y una deliciosas tortillitas.