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Mañanera de AMLO en Querétaro, entre consignas y peticiones

Mañanera de AMLO en Querétaro, entre consignas y peticiones /Foto: Yarhim Jiménez
Mañanera de AMLO en Querétaro, entre consignas y peticiones /Foto: Yarhim Jiménez

Ayer, el presidente Andrés Manuel López Obrador estuvo en la 17a Zona Militar, donde brindó su habitual conferencia matutina, en la que habló de los avances en materia de seguridad en la entidad Magdiel Torres La llegada del presidente Andrés Manuel López Obrador a Querétaro se prestó para que diversos ciudadanos acudieran con peticiones específicas. … Leer más

Ayer, el presidente Andrés Manuel López Obrador estuvo en la 17a Zona Militar, donde brindó su habitual conferencia matutina, en la que habló de los avances en materia de seguridad en la entidad

Magdiel Torres

La llegada del presidente Andrés Manuel López Obrador a Querétaro se prestó para que diversos ciudadanos acudieran con peticiones específicas. La esperanza estaba en verlo, en tener acceso a su mano para extender un documento. También estaban los que portaban pancartas, con la intención de que pudiera leerlas. Y había, también, los menos ambiciosos que se conformaban con hacer llegar sus peticiones a los subordinados del presidente con la intención de que estos extendieran el mensaje.

Entre estos últimos estaba el grupo liderado por el ciudadano de El Marqués, Saturnino González quien llevaba una pancarta que refería a un problema en La Cañada. “Están poniendo una barda perimetral y están destruyendo la flora y fauna de nuestro lugar. Además, esa zona estaba declarada como protegida. Ya estamos viendo los efectos de las aguas residuales que bajan a la población a cielo abierto y eso es un foco de infección”, explicó.

Saturnino González señaló que ya han acudido también al gobierno estatal y municipal para solicitar información sobre las obras que desde su perspectiva violan la normativa. Su objetivo no era el presidente, sino alguien cercano a él.

Otro caso de peticiones se observó en el que llevaba la médica Nohemí Juárez Olvera. “Quisiera que el subsecretario de Salud López- Gatell o el presidente fueran a ver cuál es la capacidad real del Hospital General de Querétaro”, manifestó. Según su testimonio, el nosocomio tiene una capacidad de 90 por ciento y, pronto será rebasado. En la pancarta que llevaba se leía el mensaje claro de la capacidad del hospital.

Pero no todo era peticiones, al menos no peticiones que el presidente tuviera real jurisdicción para resolver. Ese fue el caso del Frente Nacional Anti-AMLO que, con banderas mexicanas y pancartas menos humildes, pedían la renuncia del presidente.

“(El presidente Andrés Manuel López Obrador) No ha escuchado y no ha dado oportunidad de que con datos se demuestre lo que decimos. No somos gente pagada, no somos reventadores. Somos mexicanos. Lo que ha hecho es que haya confrontación. No estamos a favor de ningún partido, estamos aquí por iniciativa propia”, manifestó Marco Antonio Pérez, miembro de esta asociación.

Momentos destacados de la visita del Presidente Andrés Manuel a Querétaro

El día en que el presidente no llegó

Decir que algo es kafkiano es quizá caer en un lugar común. Colocar el adjetivo en el campo semántico de lo político es el colmo del cliché. Pero valga una licencia para relatar la mañana en que el presidente llegó a Querétaro y dejó a sus admiradores y detractores con las ganas de entregarles sus mensajes de odio o simpatía, pues salió por otra puerta.

Pero lo kafkiano no radica en esa frustración que hermanó esa mañana a los contrarios.  Ni en el desplante del poderoso, cosa bastante común, sino en la constatación de los niveles de poder que el ciudadano común precisa sortear para hacer llegar su mensaje.

En ‘Ante las puertas de la ley’, de Kafka, un ciudadano común espera hasta la muerte ante las puertas de la ley para ser atendido. Solo puede ver al guardia. La mañana de ayer cientos de personas estaban ante las puertas custodiadas de militares. El presidente no salió por esa puerta.

Los queretanos, un paso más allá del personaje kafkiano, sabían o sospechaban  que esa puerta les estaba vedada.

Por eso las pancartas, por eso las consignas. Bastaba con que el presidente viera lo expuesto en ellas o que alguien de sus subalternos las leyeras y, con suerte, le dijera lo que a esa gente le preocupaba. Ahí radicaba lo kafkiano que, como decía Borges, no era otra cosa que la obsesión por las jerarquías.

Lo kafkiano adquiría con esa esperanza un grado más alto, si se puede. Más específico y propio. Un grupo de personas que pedían ser atendidas para manifestar una problemática particular no esperaban ver al presidente. Ni siquiera con el subalterno inmediato. Esperaban a alguien que conociera a alguien que conociera a alguien cercano a un mandatario. Esa escala jerárquica desconocida estaba detrás de esa puerta custodiada por militares.

Las otras personas que solo querían ver algún funcionario sin peticiones específicas eran en sí mismos el mensaje. Tanta gente no puede pasar inadvertida. Esa mañana la ley tampoco llegó para ellos.

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