Fallece ‘Buddy’ el primer perro contagiado de COVID-19
‘Buddy’ fue el primer perro que se contagió de COVID-19 en Estados Unidos y falleció en la segunda semana de Julio Redacción Buddy fue el primer perro en contagiarse de COVID-19 en Estados Unidos. En el mes de abril presentó problemas respiratorios, y seis semanas después le diagnosticaron Covid-19. Murió el pasado 11 de julio, … Leer más
‘Buddy’ fue el primer perro que se contagió de COVID-19 en Estados Unidos y falleció en la segunda semana de Julio
Redacción
Buddy fue el primer perro en contagiarse de COVID-19 en Estados Unidos. En el mes de abril presentó problemas respiratorios, y seis semanas después le diagnosticaron Covid-19. Murió el pasado 11 de julio, según reveló la revista National Geographic.
Los registros médicos proporcionados por la familia, revisados por National Geographic y dos veterinarios que no participaron en su tratamiento indican que Buddy probablemente tenía linfoma, un tipo de cáncer, lo que explicaría los síntomas que sufrió justo antes de su muerte.
Los dueños de Buddy no supieron que el linfoma se consideraba como la causa probable de sus síntomas hasta el día de su muerte, dicen, cuando los resultados de análisis de sangre adicionales lo confirmaron.
No está claro si el cáncer lo hizo más susceptible a contraer el coronavirus, o si el virus lo enfermó, o si fue solo un caso de un momento coincidente. La familia de Buddy, como miles de familias que se enfrentan a los efectos del coronavirus en todo el mundo, tiene muchas preguntas y pocas respuestas, señala la prestigiada revista.
La identidad de Buddy, los detalles de su caso y su muerte no eran públicos, hasta que un comunicado de prensa emitido por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) a principios de junio reveló su ubicación general (Staten Island, Nueva York), su raza (pastor alemán), su probable fuente de transmisión (un propietario de COVID positivo) y su estado (se espera recuperar).
Afirmaron que los registros públicos de las pocas otras mascotas que dieron positivo en Estados Unidos. Son igualmente escasos.
Si bien más de cuatro millones de personas han sido diagnosticadas con COVID-19 en Estados Unidos, menos de 25 mascotas lo han hecho. No hay una guía sobre cómo detectar COVID-19 en nuestras mascotas.
Buddy casi nunca había estado enfermo, y un día empezó a desarrollar una mucosidad espesa en la nariz y comenzó a respirar con dificultad en abril, nadie excepto Robert Mahoney creía que el perro podría tener COVID-19. El propio Mahoney había estado sufriendo el virus durante tres semanas: estaba débil, tenía picazón en la garganta y había perdido el sentido del gusto.
El dueño explicó que el veterinario era escéptico de que Buddy pudiera tener el coronavirus, y la oficina no tenía kits de prueba de todos modos.
La semana siguiente, Buddy todavía estaba luchando por respirar y había perdido el apetito, por lo que a la hija de 13 años de los Mahoney, Julianna, que había dado negativo, se le permitió traer al perro a la oficina.
Del 21 de abril al 15 de mayo, Buddy continuó perdiendo peso. Le hicieron un ultrasonido y rayos X, que indicaban un agrandamiento del bazo y el hígado, y vio a un cardiólogo, que detectó un soplo cardíaco. Buddy pasó dos semanas y media tomando antibióticos.
Fue en la tercera clínica veterinaria, Bay Street Animal Hospital, donde Mahoney finalmente pudo hacer que Buddy fuera examinado para detectar COVID-19.
Con información de National Geographic.
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