Anúnciate aquí

Cruzar la frontera tendrá que esperar

Migrantes mexicanos en Estados Unidos piden ver a López Obrador
Migrantes mexicanos en Estados Unidos piden ver a López Obrador

En un recorrido por las vías del tren que se tienden con rumbo a la Cañada, encontramos a Germán N, un hondureño que, según platica, va por su segundo intento para cruzar la frontera entre México y Estados Unidos, el hombre curtido por el sol, emite con seguridad la voz de quien busca alcanzar el … Leer más

En un recorrido por las vías del tren que se tienden con rumbo a la Cañada, encontramos a Germán N, un hondureño que, según platica, va por su segundo intento para cruzar la frontera entre México y Estados Unidos, el hombre curtido por el sol, emite con seguridad la voz de quien busca alcanzar el sueño de trabajar y darle algún sustento a su familia.

Carlos Uriegas

“Ahora ha sido más lento llegar a México, hay más controles, pero también sentí menos peligro que el año pasado, somos menos los que cruzamos, por lo que pienso que nos ven más fácil y hay que ir más despacio”, comenta Germán N, quien luce una mochila tipo militar con ropa y una cantimplora de metal.

Al cuestionarle del riesgo que implica cruzar más de 2 mil kilómetros en tiempos de pandemia, sólo sonríe y levanta los hombros en señal de resignación.

“El virus es lo de menos, no tengo más que perder señor, en Chontalpa (Tabasco), me quitaron lo poco que llevaba, 600 dólares y una bolsa para dormir, es elegir si mi familia come o se enferma, está severa la situación, no me quedan opciones en mi país, por eso estoy intentando llegar de nuevo”, revela Germán N quien hace ocho meses buscó cruzar, pero fue detenido cerca de la frontera con Texas, por donde buscaba lograr entrar a Estados Unidos.

La intención del hombre de 32 años es llegar a Houston, pero antes quiere trabajar en Tamaulipas para ver si puede juntar los 2 mil dólares que le piden por cruzarlo “de manera segura”.

“Ahora me dice un familiar que vive en Houston que están cobrando menos por pasarnos, algunos han pagado hasta 3 mil dólares al llegar a Texas, pero parece que ahora están pidiendo menos plata”, comparte Germán N, quien tuvo que pasar la noche afuera de la Iglesia de San Isidro de la colonia Pathé, en Queretaro.

Ayuda a salvar vidas, sé donador altruista de sangre

 

A diferencia de octubre de 2018, cuando vino una oleada de migrantes centroamericanos, es evidente la disminución de personas que se mueven con rumbo a la frontera, no se observan las numerosas caravanas, la llave parece haberse cerrado temporalmente y los cruces se dan a manera de goteo, uno por uno, sueño por sueño.

La aparente disminución de migrantes, puede deberse al tiempo de la pandemia, y a que muchos de los albergues cerraron las puertas para recibirlos, para evitar posibles contagios, y atender solamente a los que estaban antes de que empezara la crisis sanitaria, comentario que fue reforzado por Anahí Castillo, quien está al frente de CAMMI.

“Quizá la gente ha preferido resguardarse y esperar. En marzo los albergues que eran de tránsito o recibían a las personas empezaron a cerrar las puertas por la contingencia, para atender solo los que ya estaban en el albergue, no se les permitía entrar para mantener las medidas sanitarias, si antes la salud era ya un asunto complicado, hora es mucho más complejo”, comparte la coordinadora del Centro de Atención Marista al Migrante.

La intención de CAMMI de convertirse en albergue para poder atender a infantes con sus familias también no ha podido expandirse por la pandemia, ya que en este momento atienden solamente a una familia.

“Cuando nos cambiamos de la Universidad Marista a la Cañada lo hicimos para no solo ser un centro de atención de día, buscamos ser un albergue para cuidar e integrar a infantes y sus familias a Querétaro, algo que hoy está detenido, por ahora es un número reducido, los compañeros del centro Toribio Romo de la Diócesis estaban atendiendo a 10 personas”, comparte Anahí Castillo Soltero.

Si un cruce de Centroamérica a Estados unidos podía llevarse 20 días, a partir de las caravanas del 2018 y la militarización en las fronteras, ese tiempo se ha ampliado a mes y medio o dos meses, “el cruce se ha vuelto más lento”.

En el albergue Toribio Romo, el padre Aristeo Olvera también ha notado, “sobre todo esta semana”, una reducción del flujo de migrantes.

“Al comenzar la pandemia, en el albergue continuamos atendiendo personas, para nosotros sí ha sido constante el flujo, entre 30 a 40 personas por semana, pero justo esta semana sí he notado una baja importante, han venido uno o dos al día solamente”, comenta el padre Olvera, quien explica que en albergue de 24 horas brindan alimento, hospedaje completo, alimentación, aseo y en caso de requerirse atención médica y sicológica.

“Ahora contamos con protocolos de sanidad para poder atenderlos; les tomamos la temperatura y checamos si no tienen algún síntoma”, agrega el responsable del Albergue ubicado en San Pedrito Peñuelas y el cual requiere cubrebocas, gel antibacterial, productos de limpieza y alimentos no perecederos.

Se frena el crecimiento de 2019

Según datos de la Red de Documentación de las Organizaciones Defensoras de Migrantes (REDODEM), quien cuenta con 25 centros de apoyo, distribuidos en 13 estados del país, el flujo migratorio en 2019 creció un 27 por ciento.

El más reciente informe del REDODEM registra un movimiento de 36 mil 190 personas y de acuerdo a los 23 centros que tenían hasta el 2019, atendieron en el año un promedio de tres mil personas por cada centro de atención.

El 91.7 por ciento de las personas en situación de movilidad fueron hombres, 8.1 por ciento (2 mil 941 mujeres) y 0.1 por ciento fueron transexuales, transgénero o travestis.

Hay menos cruces, hay menos detenciones y habrán menos remesas, hacia México y Centroamérica, 20 por ciento menos, según el Banco Mundial.

Disminuye pérdida de empleos en mayo

 

El caso de Germán N, quien salió hace más de un mes de San Pedro Sula, puede ser un indicativo de que el cruce de migrantes ha bajado en tiempos de pandemia, pero habrá quien lo vea como el preludio de una gota que al final de la crisis sanitaria pudiera transformarse en tormenta que derive en un caudal migratorio alimentado por la crisis económica, la segunda ola que se percibe en el horizonte.
Según información difundida el martes 9 de junio por Pew Research Center, el número de migrantes detenidos en la frontera de Estados Unidos con México bajó casi la mitad durante abril.

De acuerdo al informe, la Patrulla Fronteriza interceptó a 15 mil 862 migrantes en abril, una cifra que representa el 47 por ciento de las detenciones en marzo. Este descenso es el más drástico ajuste desde el año 2000.

Los datos parecen transformar el “Sueño americano” en pesadilla. A los 40 millones de desempleados en Estados Unidos, muchos de ellos migrantes que con su trabajo son un tanque de oxígeno para la economía mexicana, se les sumarán, tan pronto se supere la crisis sanitaria, los que se aventuren a cruzar la frontera para repartirse, aún más, la rebanada de un pastel en forma de barras y estrellas.

Anúnciate aquí

Anúnciate aquí

Anúnciate aquí