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Repartidores se la juegan ante el tráfico y el COVID-19

Repartidores se la juegan ante el tráfico y el COVID-19/ Foto: Especial
Repartidores se la juegan ante el tráfico y el COVID-19/ Foto: Especial

Aumentan los pedidos y el número de repartidores que se suman al uso de aplicaciones para entregar todo tipo de productos Carlos Uriegas Su servicio cada vez es más necesario y  frecuente, su capacidad de movimiento los lleva por distintos puntos de la ciudad para llevar al cliente todo tipo de productos. Más allá de … Leer más

Aumentan los pedidos y el número de repartidores que se suman al uso de aplicaciones para entregar todo tipo de productos

Carlos Uriegas

Su servicio cada vez es más necesario y  frecuente, su capacidad de movimiento los lleva por distintos puntos de la ciudad para llevar al cliente todo tipo de productos. Más allá de pandemias, los repartidores por aplicaciones como Rappi, Uber Eats y Sin Delantal también se la juegan al convertir su actividad en esencial,  aunque para muchos de ellos puede ser más peligroso manejar la moto en una ciudad que la presencia del Coronavirus.

Bajo la sombra de los árboles del parque de Jardines de la Hacienda hacen una pausa para descansar, platicar y esperar a que suene el teléfono para surtir un pedido más. Alrededor de las 14:00 horas uno a uno van llegando con sus motos, sus mochilas y sus cascos, uno a uno van contando lo que significa llevar comida, medicinas  y lo que les pidan en tiempos del COVID-19.

“Más que aumentar el número de pedidos, lo que ha aumentado es el número de repartidores, ya somos como 3 mil acá en Querétaro, por lo que somos muchos al mismo tiempo”, explica Luis Cervantes.

Una de las peticiones generales de los repartidores a la gente es que manejen con precaución.

Que manejen bien, que usen las direccionales; la gente ahora maneja más rápido, no se fijan, como no hay carros no se fijan, a veces es más arriesgado el tráfico que el COVID, es mil veces es más peligroso, sobre todo por las noches”, comentó Ignacio.

Aunque su trabajo cada vez es más necesario, comentan que al estar en la calle tanto tiempo han sentido que algunos clientes  empiezan a tomar distancia.

Algunos como que nos tienen miedo, ponen cartones o no se acercan con nosotros, nos hablan de lejitos, por ejemplo en el Campestre dejé el pedido en una silla, sin ver a la gente, ya como que no quieren interactuar con nosotros”, detalla uno de los motociclistas.

Muchos de los pedidos que reparten han tenido como destino hospitales, ya que algunos clientes están haciendo pedidos para que los lleven a médicos y enfermeras.

“Ahora hemos entregado mucha comida a hospitales, hay personas que regalan comida y nosotros las llevamos, hay particulares que dicen, compra una pizza y entrégala a los doctores”, platica Ignacio quien lleva tres años como repartidor y comparte que sí ha visto un incremento de pedidos.  “Yo sí he visto un incremento, mucha gente pide a domicilio, yo tengo unas 15 entregas al día durante ocho horas, por lo que gano entre 8 y 12 mil pesos mensuales”.

Aunque saben que se arriesgan doblemente, por el riesgo de sufrir un accidente o contagiarse, reconocen que no pueden parar de trabajar.

Vivimos al día, por lo que no podemos parar, si dejamos un día de trabajar nos afecta mucho a nuestra economía”, revela Ignacio, quien toma medidas de seguridad como el uso de gel, guantes y cubrebocas.

Francisco dijo que algunas personas están dando un poco más de propina y valoran el esfuerzo de que se expongan por ellos.

La mayoría trabajan con varias aplicaciones, Uber es pura comida y Rappi todo tipo de servicios, hasta retiros bancarios, y con “rappifavores” podemos llevar cosas a la tintorería, sacar un duplicado de llaves, lo que nos pidan, una vez me pidieron ir por cosas para brujería al mercado del Tepe, veladoras, hierbas y cosas así”, narra Luis Cervantes, quien lleva un año dos meses entregando pedidos en la ciudad.

El ritmo acelerado, la comodidad y ahora la seguridad  son factores que han impulsado un trabajo que ofrece un servicio efectivo hasta la puerta de quienes se quedan en casa.

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