La COVID-19 le ‘rompe’ productos de barro a vendedores en Querétaro

Las medidas de confinamiento y cancelación de festividades provocaron una disminución considerable en las ventas de productos de barro en Querétaro

Texto: Khalid Osorio

Fotos: Yarhim Jiménez

La ausencia de personas en las calles como consecuencia del aislamiento decretado por las autoridades ha sido un fuerte golpe para los comerciantes cuyo único ingreso se basa en que las personas que transitan por sus puestos se sientan atraídos por la mercancía que venden, pero al no haber personas en las calles, el dinero que pueden adquirir es considerablemente menor al de un día normal.

Este es el caso de los comerciantes de artículos de barro que se ubican en la carretera que va desde Querétaro hasta la Peña de Bernal. A la orilla de la carretera se ubican puestos que ofrecen artículos de decoración como figuras, pequeños carritos, y macetas, así como artefactos que se utilizan para la cocina, ollas, jarras, cazuelas, comales y jarros de barro. Ángel es un joven que atiende uno de estos puestos, en este lugar junto a sus hermanos pequeños decora figuras de barro que exhibe a un costado del camino auxiliándose de letreros llamativos que invitan a los conductores de autos a detenerse y ‘echar un ojo’ a la variedad de artículos que ofrece.

Hay trabajos que no pueden parar ante la contingencia por COVID-19

La familia de Ángel vende barro desde hace ya 12 años en el mismo lugar, llegan a Querétaro desde el municipio de Temascalcingo, en el Estado de México. Una de sus temporadas más fuertes de venta Semana Santa. Sin embargo, en este año debido a las medidas sanitarias, sus ingresos se desplomaron. La cancelación de la festividad mayor de nuestra señora delos dolores de Soriano, en el municipio de Colón, fue cancelada. Durante esta celebración la venta de macetas de barro alcanzaba las 360 unidades, explica Ángel, mientras que en este año únicamente alcanzaron a vender alrededor de 100 macetas. Sus ingresos se redujeron a menos de un tercio.

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Aunado al decrecimiento de las ventas, tienen que lidiar con la delincuencia, pues narra que hace dos meses les robaron un numeroso volumen de piezas, las cuales alcanzaban en su conjunto un valor de 6 mil pesos, razón por la cual tienen que dormir en el puesto. En una pequeña cabaña en ruinas improvisan su dormitorio desde el cual pueden mantenerse alerta en caso de que los delincuentes intenten robarles nuevamente.

“Allá donde se ven esas macetas, teníamos un montón de cazuelas y se las robaron”, recuerda mientras señala una mesa donde exhiben algunas piezas que comercializa. No levantaron la denuncia, por la idea de que las autoridades no tomaran en cuenta su caso.

La mayor preocupación parta la familia de Ángel no tiene que ver con la cuestión económica sino con la educación de sus hermanos y la pausa que tienen las escuelas. Sus hermanos cuentan con apoyo por parte del Estado de México para que continúen sus estudios, aunque, a pesar de ser pequeños e ira aun en la primaria, ya saben realizar el proceso de decorado de las macetas.

Hasta el momento no han buscado alternativas para vender sus productos, ya sea a través de una página de internet o de redes sociales, el puesto a la orilla de la carretera es la única opción que consideran.