Abuelos darían su vida por los jóvenes en tiempos de COVID-19

El Consejo de Salubridad General determinó las prioridades de atención crítica a pacientes juveniles, antes que a los adultos mayores

Carlos Uriegas

En esta “Maldita Primavera”, como la llaman algunos, el Invierno de la vida está cerca del ocaso, más cuando la prioridad por salvar a los enfermos ya está determinada; en situación extrema, el Consejo de Salubridad General determinó que en caso de saturación de los servicios de medicina crítica en el país, por la pandemia de COVID-19, se dará prioridad a los pacientes jóvenes sobre los adultos mayores o aquellos que padezcan una enfermedad crónica.

Durante un recorrido por la ciudad de Querétaro los adultos mayores, los que se ubican en la tercera edad y más allá, coinciden mayoritariamente en que primero se deben atender a los más jóvenes, no se sienten discriminados ante una situación en la que se deba elegir quién vive y quién no, demostrando así que cuando se es joven se aprende, pero es de viejo cuando se entiende lo que es vivir.

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“Los jóvenes son los brazos que mueven al mundo; ellos deben estar en buenas condiciones, nosotros ya pasamos, ya fuimos, ya vamos para abajo. Yo sí le dejaba mi lugar a un joven, yo ya viví mi vida, tengo 92 años, por lo que sin pensarlo le daría mi lugar a un joven”, comenta el doctor Adolfo Márquez, cuyo título por la UNAM tiene fecha de 1958.

La Guía bioética de asignación de recursos de medicina crítica, dada a conocer por el Consejo, establece: “Cuando sólo tenemos un ventilador y hay dos pacientes: un paciente ‘A’ de 80 años y un paciente ‘B’ de 20 años. Supongamos que si el paciente ‘A’ recibe el ventilador, vivirá siete años más y si el paciente ‘B’ recibe el ventilador vivirá 65 años más, se recomienda aplicar el principio de salvar la mayor cantidad de vidas por completarse”.

Pero es complejo definir si una vida está completa, cada historia será distinta, y cada persona evaluará la propia, por eso seguimos recabando testimonios avalados por arrugas y manchados de canas.

“No es discriminación”

“Por las circunstancias que se están viviendo no es discriminación, si un joven lo necesita se le debe dar prioridad, nosotros quizá ya tenemos un poco de más vida para sobrellevar la enfermedad. Por ejemplo, si llega un chico de 16 años que necesita un respirador y sólo hay uno, yo prefiero que se lo den a él a que me lo den a mí”, expresó a sus 69 años, Raúl Córdoba González, profesor jubilado.

Su esposa Luz María Centeno, de 61 años, completa la vida y la idea de su marido: “Pensando en mis hijos preferiría que se les atendiera a ellos, y no porque no tengamos las ganas de vivir, claro que me encantará disfrutar más a mis hijos y a mis nietos, pero un joven aún tiene mucha vida por delante”.

El señor Alfonso Reséndiz entiende que se vive una emergencia y considera que no es discriminar darle prioridad a la gente que va hacia arriba: “Tenemos vida por fortuna, pero es como una guerra, si uno ve a un niño en peligro habría que correr a salvarlo, es entendible y digno de admiración, pero espero que no se tenga que llegar a tener que elegir quién vive y quien no”, por lo que don Alfonso recomienda que todos tomen precauciones y se cuiden.

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“Hemos sido y seguimos siendo productivos, pero es un momento de tomar decisiones serias, y por más que nos guste vivir, estar conscientes de que ya hemos tenido una vida y que estamos en la parte final de nuestro ciclo, me parece responsable y ético”, comenta la señora María Torres quien aprovechó para dar un consejo a los jóvenes: “Que recuerden y valoren que la vida y la salud son valiosas, ya que pueden enfermar y quedar afectados, aunque no mueran, y así perder su calidad de vida. Que vivan con consciencia”.

La señora Danelia Dueñas Green, de 82 años, en compañía de su nieto recordó que ella trabajó en un hospital en la parte administrativa, por lo que sabe lo que pudiera venir en una situación de emergencia. “Lo veo bien, trabajé muchos años en un hospital, por lo que considero normal que se dé prioridad a los jóvenes; las personas mayores tenemos menos probabilidades de sobrevivir que los jóvenes, nuestro ciclo natural está por terminar”, expresó la señora Dueñas.

A sus 84 años el señor Justino Hurtado, batalla, pero aún rueda en su bicicleta y en un momento de respiro nos dijo que ya había librado muchas, pero que quizá ya era tiempo de dejar de cobrar su pensión.

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“A mi edad estoy en el filo de la navaja, y si me da esa enfermedad para mí ya se acabó todo, y eso que ya libré muchas, pero yo creo que no me harían caso por la edad que ya tengo, aún me dan una pensión mía y si me botan, pues quizá digan bótalo y ya se acaba mi pensión”, expresa con la natural serenidad de quien vive su vida “lo más mejor que puede”.

La Guía Bioética coincide abiertamente con los testimonios arriba mencionados al subrayar que los pacientes con mayor probabilidad de sobrevivir con ayuda de la medicina crítica serán priorizados, y pide tomar en cuenta la presencia de otras enfermedades serias.

Al respecto, el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, afirmó, como preparando el futuro, que es importante ubicar todos los escenarios posibles, pero aún no implica una decisión ejecutiva.
Pero hay personas como la señora Ángeles Hernández quien le da el mismo valor e importancia a cualquier vida, sin importar la edad, para ella se debe salvar a todos los seres humanos por igual.

“Toda vida es igual, todos somos humanos, todos sentimos y vivimos igual, no me parece bien que sólo se piense en los jóvenes, todos somos necesarios, y todos tenemos el mismo derecho a la vida”.

Hay otros casos que matizan como el del señor Albino Pineda que sí siente discriminación, más si se hace de manera impositiva y no acordada.

“Lo considero como una situación de discriminación, pero si el ceder el espacio por una persona mayor se hace de manera voluntaria, sí pudiera considerarse válido, el que sea obligatorio sí me parece muy agresivo”, comentó el señor Pineda, quien con sus 63 años acudió bien protegido al Mercado de la Cruz.

Como te ves… me vi…

El consejo de muchos abuelos para la juventud que vibra con las fiestas, sale por las noches, reta a las autoridades y minimiza la pandemia apunta a que en la juventud se es más inconsciente y se vive al extremo, aunque aclaran que no todos los jóvenes son irresponsables.

El señor José Luis Silva, de 70 años, expresó que los jóvenes deberían tener más consciencia ante la pandemia y expuso un caso de irresponsabilidad.

“Yo claro que apoyaría a un joven, pero sí les diría que se cuidaran, por ejemplo, me tocó ver un joven que atendía sin cubrirse la boca y protegerse; le pedí que se cubriera y me dijo que de algo se habría de morir, afortunadamente no todos los jóvenes piensan así”, comenta Don José quien sólo sale de su casa a comprar comida y regresar pronto a su casa.

Diría Rubén Darío: “La Juventud es un divino tesoro” o escribiría George Bernard Shaw que “Es una enfermedad que se cura con el tiempo”, pero como dijo José Saramago: “Ni la juventud sabe lo que puede, ni la vejez puede lo que sabe”.

Lo cierto es que aunque los más jóvenes serán los beneficiados en un momento de elegir quién vive y quién muere, podríamos aplicar la célebre frase de nuestras abuelitas: “Como te ves… me vi y como me ves… te verás”, dicha por quienes, por lo que pudimos constatar, estarían dispuesto a ofrendarles su vida.