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‘El Hoyo’, filme español de Netflix del que no se deja de hablar

Foto: Especial / 'El Hoyo', filme español de Netflix del que no se deja de hablar
Foto: Especial / 'El Hoyo', filme español de Netflix del que no se deja de hablar

¿Por qué la gente no deja de hablar de ‘El hoyo’? Te decimos las claves de la película que ha dejado atónitos a todos los espectadores Redacción #SpoilerAlert Más de 300 niveles. Dos personas en cada uno de ellos y una plataforma por la que baja comida. Los de arriba comen, a los de abajo … Leer más

¿Por qué la gente no deja de hablar de ‘El hoyo’? Te decimos las claves de la película que ha dejado atónitos a todos los espectadores

Redacción

#SpoilerAlert

Más de 300 niveles. Dos personas en cada uno de ellos y una plataforma por la que baja comida. Los de arriba comen, a los de abajo nunca les queda nada. “Como alegoría es muy simple, todo el mundo lo puede entender”, lo dijo el propio autor de la idea original y coguionista, David Desola, ‘El hoyo’, la segunda película más vista en Netflix en España, está provocando que la gente no pare de darle vueltas al argumento y, sobre todo, a su extraño final.

El hoyo juega mucho al enigma y obliga al espectador a completar los espacios en blanco, lo que hace que crezca. Me recuerda a distopías burocráticas como El proceso. Te presenta un gobierno, un sistema de poder y un funcionamiento que tú no llegas a conocer, pero que están ahí, que sabes que existen. También hay una sociedad de clases muy clara que está imponiendo su poder en las conductas, en las relaciones y en los deseos de todos los personajes”, analiza John Tones, crítico de cine.

Goreng (Iván Massagué), ingresa voluntariamente en este hoyo, una especie de Torre de Babel, con la intención de salir de allí a los seis meses habiendo dejado de fumar (el tabaco está prohibido en esta cárcel vertical) y con El Quijote leído.

Cada interno tiene derecho a meter un objeto y la inmortal obra de Cervantes es el elegido por el. Los hay más prácticos que entran con una catana, por ejemplo.

Cada cambio de nivel, cada compañero diferente, aportan datos nuevos y un cambio en el comportamiento del protagonista. En este sentido, tiene especial relevancia la aportación del personaje a quien da vida Antonia San Juan, Imoguiri (“montaña de nieve”, en sánscrito), antigua empleada de la misteriosa Administración que controla El Hoyo, que le da una de las claves fundamentales de la cinta: hay comida suficiente para alimentar a todos los pisos, si esto no ocurre es porque los de más arriba cogen más de lo que necesitan.

La intención de Goreng, en cualquier caso, es intentar poner un poco de sentido común en todo este sindiós, y sobre todo, enviar un mensaje a la Administración por si acaso no se ha enterado de lo mal que van las cosas por las profundidades.

Un mensaje profundo que contrasta con las intenciones de David Desola, que concibió esta historia como una obra de teatro de humor negro, como una comedia al estilo de Delicatessen. “Antes de empezar el rodaje le dije a Galder: ‘Sobre todo no te tomes esta peli muy en serio’. Y el tío se la tomó totalmente en serio”. ¿Demasiado en serio, tal vez?

Es un desenlace un poco enigmático, aunque se puede interpretar de forma más o menos evidente. Pero creo que lo importante no es el final, sino el transcurso, el enfrentamiento del protagonista con el sistema y su fracaso estrepitoso. Lo intente como lo intente, el sistema es más fuerte que él. Es una moraleja muy clara, es muy a cara perro”, celebra John Tones, por otra parte gran aficionado al punk.

Con información de El País/FOR

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