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De ‘covidivorcios’ y ‘coronabebés’: La vida durante un cierre de emergencia

Foto: NYT. De ‘covidivorcios’ y ‘coronabebés’: La vida durante un cierre de emergencia
Foto: NYT. De ‘covidivorcios’ y ‘coronabebés’: La vida durante un cierre de emergencia

Carcomida por la fiebre y confinada en su estrecho apartamento de dos habitaciones en Estambul, Zeynap Boztas, de 42 años, se sentía atrapada Dan Bilefsky y Ceylan Yeginsu Después de que la pareja limpió la parte superior de sus latas de cerveza, Morgane Clément-Gagnon, de 33 años, miró fijamente al músico desgarbado que acababa de … Leer más

Carcomida por la fiebre y confinada en su estrecho apartamento de dos habitaciones en Estambul, Zeynap Boztas, de 42 años, se sentía atrapada

Dan Bilefsky y Ceylan Yeginsu

Después de que la pareja limpió la parte superior de sus latas de cerveza, Morgane Clément-Gagnon, de 33 años, miró fijamente al músico desgarbado que acababa de conocer en línea, mientras estaban sentados a medio metro de distancia en la banca de un parque en Montreal. En un inicio, los dos se saludaron tocándose las puntas de los tenis. Sin embargo, a medida que la risa dio paso a una conversación sobre sus miedos, se agitó el corazón de ella. Se inclinó para besarlo.

Carcomida por la fiebre y confinada en su estrecho apartamento de dos habitaciones en Estambul, Zeynap Boztas, de 42 años, se sentía atrapada, no solo en el aspecto físico, sino también en el psicológico: el marido del que planeaba divorciarse y echar de la casa tras haber encontrado aplicaciones de citas en su iPad dos semanas atrás, ahora estaba tendido a su lado en la cama.

Expertos respaldan medidas drásticas para contener el coronavirus

En su apartamento de Berlín, Michael Scaturro, un escritor estadounidense de 38 años, estaba asistiendo a una “hora feliz” con 15 amigos solteros de Berlín, Madrid, Londres y Nueva York. Mientras el famoso club nocturno Berghain destellaba en las pantallas de sus computadoras, los miembros del grupo bebieron merlot, vieron a un ‘DJ’ de Londres y hablaron sobre la sabiduría relativa de encontrar un “coronanovio” o novia que sirva para sobrellevar la crisis.

Estos son algunos vistazos a las vidas radicalmente alteradas de millones de personas en todo el mundo que están sorteando el amor, el odio y el extenso terreno que hay en medio bajo el mandato tirano del coronavirus.

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En cuestión de semanas, la epidemia global ha transformado las relaciones, las citas y el sexo. Se han pospuesto las bodas, mientras que en China las tasas de divorcios supuestamente se han disparado a medida que la crisis se ha relajado. Amantes y familiares están sufriendo separaciones dolorosas con el cierre de las fronteras.

El internet ha emergido como un salvavidas para millones de solteros atrapados en sus casas, pues les ha permitido ir a citas virtuales de yoga, asistir a versiones digitales de fiestas de ‘drag queens’ con karaoke o soplar las velas en reuniones de cumpleaños por WhatsApp.

Las mascotas se han convertido en una fuente de consuelo en ciudades cerradas como Londres, Madrid y París. En Francia, pasear a un perro una vez al día es una de las pocas razones permisibles para salir, junto con buscar ayuda médica o hacer las compras.

La crisis ha engendrado un nuevo léxico. Donde antes había “bebés de apagones”, ahora podemos esperar una ola de “coronabebés” y una nueva generación de adolescentes “cuarentenos” en 2033. Las parejas cuyos matrimonios se estén desgastando bajo las presiones del autoaislamiento podrían estar en camino a un “covidivorcio”.

Arabia confronta a padres de familia ante la libertad

Se ha vuelto más complicado tener una aventura y salirse con la suya. Cuando un hombre de un pequeño pueblo en la provincia de Santiago del Estero en Argentina les presumió a sus amigos que tuvo un encuentro romántico con una mujer que había sido su amante y estaba de regreso de España; ellos lo acusaron con las autoridades. El 14 de marzo, todo el pueblo cerró de emergencia. Luego, el hombre se convirtió en el primer caso confirmado de coronavirus en la provincia.

La pandemia está alterando las nociones de comunidad y espacios urbanos: por ejemplo, gente de todo el mundo se reúne todos los días en los balcones para aplaudir a los profesionales de la salud, tocar música e incluso correr maratones.

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Sean Safford, profesor de Psicología del Instituto de Estudios Políticos de París, quien está encerrado en la ciudad con su marido y su hijo de siete años, comentó que el coronavirus había cambiado de manera drástica el instinto humano de reunirse físicamente durante una crisis al exigir que la gente hiciera lo opuesto.

En crisis anteriores, como los ataques terroristas en Francia o el 11 de septiembre en Estados Unidos, millones de personas se reunieron solidariamente en plazas o vigilias, pues la gente tiene el deseo de encontrar comunidad”, dijo en una videollamada desde París, que realizó al interior de un gran vestidor que había transformado en una oficina improvisada, lejos de su familia. “Ahora nos dicen que quedarse en casa y autoaislarse es la forma heroica de ser un buen ciudadano del mundo”, declaró.

¿El coronavirus amplía divisiones generacionales o las reduce?

AMIP.

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