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Intercesor del porvenir

Foto: Especial
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Fiel a su visión de arquitecto, el exalcalde priista contempló en la ciudad de Querétaro la construcción de un futuro prometedor  Carlos Perusquía Mirar hacia el futuro. Esa es la consigna que Jorge Torres Vázquez –alcalde de la ciudad de Querétaro de 1973 a 1976– edificó en su persona para impulsar a la capital del … Leer más

Fiel a su visión de arquitecto, el exalcalde priista contempló en la ciudad de Querétaro la construcción de un futuro prometedor

 Carlos Perusquía

Mirar hacia el futuro. Esa es la consigna que Jorge Torres Vázquez –alcalde de la ciudad de Querétaro de 1973 a 1976– edificó en su persona para impulsar a la capital del estado a la construcción de su porvenir.

Sin importar el número de dificultades, como el monto de presupuesto otorgado para el Ayuntamiento capitalino, el arquitecto de profesión trazó su huella en los habitantes y la demarcación con el propósito de convertirla en la mejor ciudad del país.

Carlos Perusquía (CP): ¿Cómo describiría su relación como presidente municipal con los queretanos de antaño?

Jorge Torres (JT): En un principio fue difícil, pero yo les demostré que conocía más Querétaro que ellos por la historia. En alguna ocasión, en campaña, en una reunión de personas de Querétaro y de afuera comenzaron a hablar de donde eran todos ellos. Fulano era de Hidalgo; otro, de Campeche. Había también gente de fuera y cuando uno dijo ‘yo soy de Chihuahua’, yo le digo ‘pues somos paisanos’; aunque, yo había nacido en Michoacán. ‘Somos paisanos’. Todo mundo se quedó así ‘¿como que son paisanos?’. ‘Yo también soy mexicano’, les dije.

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CP: ¿Qué anécdota tiene más presente de ese periodo?

JT: Siempre tengo muchas, pero puedo contarte una. Teníamos la intención de hacer el cableado subterráneo en la ciudad y con el gobernador (Antonio Calzada Urquiza) fuimos a visitar al director de la Comisión Federal de Electricidad, que en aquella época era Arsenio Farell, un tipo muy estricto. Yo había hecho un estudio fotográfico de todas las calles con los cables y transformadores; llegamos a la oficina y empezamos a conversar.

Nos recibió muy amablemente. Cuando le planteo el asunto del cableado subterráneo para la ciudad, me dice muy secamente ‘arquitecto, ¿usted sabe cuánto vale eso?. Mi reacción fue espontánea y le dije ‘¿usted sabe cuánto vale la ciudad de Querétaro?’. Como era una persona muy estricta, el gobernador, que estaba conmigo, nada más se me quedó viendo como ‘¿que te pasa?’.

Es es una anécdota que tuvo consecuencias. La consecuencia fue que se caló un poquito la acidez de la conversación de la plática y le solicité que si nos podían donar la Casa de Cala. La Casa de Cala es una propiedad que está en el Centro Histórico –que creo que hoy es el DIF–, pero en esa época era una bodega de la Comisión Federal de Electricidad.

Lo que me comentó el director fue que el trámite era muy difícil, pero que iba a dar instrucciones para que la pudiéramos usar. Ahí en la Casa de Cala instalamos la primera casa de cultura de Querétaro en 1975 y, afortunadamente, con el director que estaba en ese tiempo –al que habíamos contratado– tenía mucha relación con Bellas Artes de México y pudo hacer una exposición con cuadros de Diego Rivera y de Siqueiros.

Para mí esa es una anécdota muy importante, porque después de eso alguno de los presidentes municipales hizo unas cuantas calles… a Querétaro le falta mucho para que tenga el esplendor de la belleza de sus edificios, porque si tu caminas por ahí hay todavía cables y transformadores… hay unas calles en donde ya se quitaron los cables y se ve hermosísimo.

CP: Del Querétaro de ahora al de su tiempo, ¿cuales son los cambios mas importantes que ha visualizado?

JT: Yo creo que Querétaro ha crecido casi exponencialmente. De 1973 que inicia mi presidencia, había 120 mil habitantes; hoy existen arriba de un millón 200 mil lo que es el municipio de Querétaro. Yo creo que ha crecido desordenadamente y sin infraestructura. En la época en la que estuvimos nosotros, el arquitecto Antonio Calzada como gobernador hizo la Avenida Constituyentes. Desde Bernardo Quintana hasta la plaza de Toros ahí era la carretera Panamericana y era una una avenida con laterales y una central

Hoy le ha faltado a Querétaro un ordenamiento territorial donde se construyan viviendas cerca de los servicios, trabajo, abasto, salud, escuela; es decir, que regionalmente se hubieran distribuido por zonas y darle espacio al crecimiento.

Apacible, Jorge Torres toma de una de las bolsas de su saco un documento. Lo desenrolla. A primera vista pareciera una simple hoja de papel. Sin embargo, sus palabras plasmadas resuenan con el eco del pasado; 44 años han trascurrido desde que las difundió a sus gobernados, en las que trazaba su amor por la capital del estado, para que esta fuera la mejor ciudad del país.

CP: ¿Qué acciones dentro de su administración iban encaminadas para plantear este gran Querétaro del que nos habla?

JT: Yo hice un análisis de la ubicación de Querétaro, del clima, de todo lo que era Querétaro históricamente, como alguien le llamó ‘El cruce de los caminos de la historia’. Decidí quedarme en Querétaro, porque si le vi un gran futuro. Querétaro era el embudo del occidente y del norte, para todo lo que pasaba de aquí al Distrito Federal.

De hecho, en algún momento, por allá del año 68 yo veía que Querétaro podía ser un gran centro para concentrar carga y poner un tren rápido de carga a la Ciudad de México. Te hablo del año 68… hice el estudio (en el que mostraba que) pasaban por Querétaro 100 mil toneladas diarios de producto. Yo decía ‘¿si hacemos una concentradora aquí de todo eso y si un tren va y viene?’.

Me atreví a ir a la embajada de Japón que en ese tiempo estaba el tren de los 300 kilómetros por hora de Osaka a Kyoto. Les contaba del proyecto y me decían que si yo tenía la posibilidad de presentarlo en el Gobierno Federal para conseguir una concesión de 50 años. Ya pasaron. Ya hubiéramos tenido el tren.

En su periodo como alcalde, el presupuesto que tenía el Ayuntamiento capitalino era de 10 millones de pesos. Un presupuesto que, considera Jorge, era mínimo para ‘maniobrar’. El priista no desertó en su objetivo de convertir a Querétaro en una gran ciudad, por ello, acudía a la Secretaría de Hacienda a solicitar ayuda con participaciones federal.

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 CP: ¿Hay una obra que esté arraigada en su memoria?

JT: Hay una obra que me dio una gran satisfacción. Existe un poblado que está en los límites con Guanajuato, que se llama La Joya. Era un poblado que tenía 20 años solicitando agua y que era como lo vemos en las películas; las señoras van a llenear el jarro al manantial a donde hay agua y a cargarlo 2 o 4 kilómetros. Como no teníamos dinero, le pedimos a la Comisión Constructora de Salubridad apoyo para que nos hiciera un tanque y la tubería.

Todo eso lo hicimos con los pocos recursos del ayuntamiento y con la mano de obra de la población. Fue de veras una gran satisfacción para mí que cuando acabamos la obra, que hubo tres o cuatro llaves ahí en el poblado… abrir la llave y como ver a la gente con esa alegría. Esa obra fue en el 76.

CP: ¿Recuerda algunas palabras de los pobladores?

JT: Lo que sí recuerdo es que hicieron un pequeño festival ahí, con las maestras y todo, me sacaron a bailar. Fue más significativo, porque fue día de mi santo, un 23 de abril en el que las cámaras, las cámara de comercio, me habían invitado a una gran comida por mi santo y yo preferí ir al poblado a entregarles la obra.

CP: Si tuviera oportunidad de ver a su yo de esa época, ¿qué le diría?

JT: Te faltó hacer muchas cosas. Te faltó darte otra oportunidad en la política para hacer más cosas en beneficio de la gente como establecer un sistema de planeación que se consolidara en algo real. Han habido muchos estudios de planeación que los hacen y los guardan en el cajón. Uno de los problemas grandes de este país ha sido la falta de planeación a corto, mediano y largo plazo y es que cada 3 años o cada 6 años volvíamos a nacer como país, porque todo lo que había hecho el anterior presidente municipal, gobernador o presidente de la República iba para atrás, como hoy, eso lo hemos viviendo durante 50 años o más.

‘¿Cómo podemos hacer para que esto tuviera continuidad?’ Pensaba yo en la presidencia municipal, como arquitecto, darle otra forma para que tenga continuidad y pensé, por ejemplo, en hacer un consejo ciudadano con los notables de la ciudad para que los proyectos de planeación que trascendían en los 3 años (de Gobierno municipal), los tuvieran como una base de crecimiento los siguientes (partidos políticos).

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