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Dönxu, la muñeca con símbolo de identidad en Amealco

Foto: Selene Morales
Foto: Selene Morales

Dönxu, la muñeca con símbolo de identidad en Amealco. En la comunidad de San Ildefonso, la muñeca es una tradición y herencia Carlos E. Uriegas Dönxu, la muñeca con símbolo de identidad en Amealco. En la comunidad de San Ildefonso, la muñeca es una tradición y herencia que confecciona la identidad de la región cuando … Leer más

Dönxu, la muñeca con símbolo de identidad en Amealco. En la comunidad de San Ildefonso, la muñeca es una tradición y herencia

Carlos E. Uriegas

Dönxu, la muñeca con símbolo de identidad en Amealco. En la comunidad de San Ildefonso, la muñeca es una tradición y herencia que confecciona la identidad de la región cuando se integran las familias de la localidad para consolidar esta artesanía.

Artesanas y ‘Lele’ participarán en muestra artesanal, cultural y gastronómica

En Amealco no solo vive Lele. En la comunidad de San Ildefonso –en los límites entre Querétaro y el Estado de México– nació primero Dönxu, la muñeca de trapo de la zona otomí y que no ha tenido el impacto mediático y comercial de la viajera con nombre de bebé.

En San Ildefonso hay dos historias muy distintas, pero ambas comparten una herencia y defienden una identidad; doña Juana mantiene la tradición hacia el interior de su comunidad, la lleva a lo más profundo de su casa, donde su esposo Pascual, sus hijas y sus nietas hacen muñecas para vivir al día.

También está doña Genoveva, quien ha tenido la visión de agrupar a 50 artesanas y llenar de color el mundo. Al hablar de las muñecas de Amealco, ambas recuerdan su primera infancia, cuando los recursos no alcanzaban para una muñeca de plástico.

Por ello, sus madres les hicieron una muñeca de trapo, un espejo que crea una identidad y refleja una realidad en la que el color y la tradición laten día con día.

Genoveva Pérez Pascual es famosa en la comarca, su visión la llevó a organizar a 50 mujeres para solicitar recursos, y administrarlos; sacó de las calles a las muñecas y subió el precio de 15 a 5 mil pesos por una muñeca.

Mi abuelita me hizo mi primera muñeca de trapo, ya que éramos muy pobres para poder tener una muñeca de plástico”. Juana González, Artesana en la comunidad de San Ildefonso.

Dönxu abrió el camino a Lele

En San Ildefonso, Amealco, hay historias de lucha y éxito en las que la identidad se refleja en forma de muñecas con bordados y telas de colores.

En Amealco no solo vive Lele. En San Ildefonso nació primero Dönxu, la muñeca de trapo de la zona otomí y que no ha tenido el impacto mediático y comercial de la viajera con nombre de bebé.

En San Ildefonso hay dos historias muy distintas, pero ambas comparten una herencia y defienden una identidad; doña Juana mantiene la tradición hacia el interior de su comunidad, la lleva a lo más profundo de su casa, donde su esposo Pascual, sus hijas y sus nietas hacen muñecas para vivir al día.

Muñeca queretana Lele llega al Monumento a la Revolución

También está doña Genoveva, quien ha tenido la visión de agrupar a 50 artesanas y llenar de color el mundo. Al hablar de las muñecas de Amealco, ambas recuerdan su primera infancia, cuando los recursos no alcanzaban para una muñeca de plástico. Por ello, sus madres les hicieron una muñeca de trapo, un espejo que crea una identidad y refleja una realidad en la que el color y la tradición laten día con día.

Mi abuelita me hizo mi primera muñeca de trapo, ya que éramos muy pobres para poder tener una muñeca de plástico”, cuenta Juana, quien con 50 años de edad recuerda que, cuando llegó a San Ildefonso, había tres o cuatro casas, la escuela y la iglesia. En la elaboración de las muñecas está presente la mano del hombre.

Así don Pedro trabaja junto a su mujer desde que se juntaron hace 34 años; la labor del señor González consiste en rellenar y armar las muñecas, para después ser vestidas por la señora Juana. Son pocos los recursos y muchas las necesidades de la familia González, y la producción de 30 muñecas a la semana alcanza para cubrir lo necesario.

No puedo pagar una renta cara. Mejor a veces uso ese dinero para comprar un costal de maíz para mi familia”. Doña Geno, quien ha recibido apoyos de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (ahora Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas), ha demostrado que la artesanía puede generar los recursos, al crear un negocio que apoya su comunidad al llevar sus muñecas a diversas partes del mundo.

Genoveva Pérez Pascual es famosa en la comarca, su visión la llevó a organizar a 50 mujeres para solicitar recursos, y administrarlos; sacó de las calles a las muñecas y subió el precio de 15 pesos a más de 5 mil pesos por una muñeca.

Antes se vendía en la calle en 15 pesos. Hoy ya vendemos en tiendas, vamos a festivales, concursos. Todo ha cambiado desde que la muñeca se declaró patrimonio cultural de la Querétaro”, nos cuenta doña Geno, quien además explicó que ella trabaja con diversos talleres que acuden por material a Casa Madera para elaborar las muñecas.

Allí unos cortan, otros arman y hay quienes decoran y visten; lo que mejora y eleva la producción. Al preguntarle si la difusión de la muñeca conocida como Lele por parte del Gobierno estatal les ha traído un beneficio, Genoveva aceptó que sí ha ayudado, pero aclaró que les ha ido mejor porque trabajan y se organizan.

Nos ha ido muy bien, porque trabajamos y producimos todos los días”, afirma doña Geno, quien reveló que hasta el momento el pedido más grande que han tenido ha sido de 4 mil muñecas hace dos años para el Día del Niño.

Querétaro continúa con la defensa de “Lele”

Cuando se le preguntó si el éxito de Lele pudiera jugarles en contra por la excesiva comercialización, la señora Genoveva dijo que toda la comunidad puede elaborar muñecas, pero hay algo que las distingue.

Nosotros hacemos calidad, vendemos caro, pero mantenemos nuestros clientes, aunque hay para todo”, expresa Genoveva con gran conocimiento del mercado, incluso destacó que su negocio ha crecido, ya que ellas facturan la venta de sus productos, lo que les permite acercarse a clientes que buscan ventas al mayoreo.

Sin embargo, la capacitación y visión de negocio no lo es todo. Cuando Genoveva nos habló de su primera muñeca, dejó a un lado el discurso empresarial para rememorar la infancia en la que su madre le hizo ese regalo hecho de coloridos trapos y que se llamaba igual que ella, Geno.

Ante la posibilidad de que exista una sobreproducción y manejo de muñecas, en San Ildefonso trabajan por llevar al mercado los bordados en ropa; no todo son muñecas.

Quizá el producto pueda perder vigencia, por lo que también elaboran manteles, caminos de mesa, vestidos y diferentes bordados, pero la defensa que hace de las muñecas vuelve a la carga y con un mensaje claro mencionó una frase que los resumió todo:

Cada muñeca que hacemos lleva una parte de nosotras. Lleva nuestra identidad otomí y riqueza cultural al mundo”.

  • Sabías que Lele significa ‘bebé’ en lengua otomí y Dönxu quiere decir ‘muñeca’.

AMIP.

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