Emociones globales: José Luis Oliva

Querida lectora, la navidad se aproxima y con ella esa mezcla de nostalgia y alegría tan profunda y a la vez tan ligera. Aquí celebramos con letras su llegada. Entre muchas historias de árboles enviadas por queridas lectoras, seleccionamos tres por su espesa liviandad. Animate a compartir tus paradojas en turismo al correo [email protected]

Discusiones van, polémicas vienen, pero en todo el mundo los árboles de navidad son ya un símbolo que genera turismo y recuerdos a una población con símbolos ya globales.

Las esferas de Bernal. Me trae muy gratos recuerdos Bernal, viendo su peña, sintiendo su fuerza, me decidí a cambiar mi vida, decidí divorciarme. Ahora regreso, 3 años después con una nueva pareja. Soy una mujer feliz y quise festejarlo esta navidad en Bernal. Las decenas de “nacimientos” tan hermosos, el árbol monumental y la gran cantidad de tiendas para comprar obsequios originales lo hacen uno de los mejores destinos del Bajío para estas fechas, además es económico.

1. Finanzas navideñas. Soy muy afortunada, tengo 27 años y es mi tercera navidad en Nueva York, trabajo en una financiera internacional. Ocurre que todo el año trabajo en mi país, Colombia, y los tres años se ha abierto la posibilidad de hacer trabajo voluntario en las oficinas de Nueva York, enfrente de la plaza Rockefeller. Desde la ventana de mi oficina temporal, donde recolectamos juguetes, ropa y cobijas, veo perfectamente el famoso árbol de casi 40 metros. Me inspira para soportar ver tanta gente en la miseria en los albergues de la ciudad.
2. De compras en Paris. Las galerías Lafayette son mi lugar favorito para comprar los regalos navideños, no cada año puedo ir pero cada que voy lo disfruto mucho. Soy una mujer sofisticada, así me asumo y acepto. Las galerías montan un árbol gigante en el centro del la plaza, debajo del domo enorme. Cada año un motivo diferente, el 2017 es el  último año que fui, eran inflables gigantes que simulaban dulces, no como esferas, sino como tapiz, toda la superficie cubierta. Además, como siempre que voy disfruto un Martini en la terraza de las galerías, sin duda la mejor vista de Paris.