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Seguridad alimentaria, prioridad: Sarukhá

Foto: Especial
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El titular de la Conabio afirmó que se debe aprovechar la biodiversidad nacional para consolidar en México una solidez en la distribución de alimentos Gonzalo Flores Para alcanzar una seguridad y soberanía alimentaria en la nación, se requiere utilizar los tres patrimonios con los que se cuenta en el país: la biodiversidad genética, el conocimiento … Leer más

El titular de la Conabio afirmó que se debe aprovechar la biodiversidad nacional para consolidar en México una solidez en la distribución de alimentos

Gonzalo Flores

Para alcanzar una seguridad y soberanía alimentaria en la nación, se requiere utilizar los tres patrimonios con los que se cuenta en el país: la biodiversidad genética, el conocimiento tradicional de las personas a lo largo de las generaciones y la comunidad académica, afirmó José Sarukhán Kermez, biólogo y coordinador de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio).

Sarukhán Kermez precisó que para contrarrestar el cambio climático se debe aprovechar la diversidad biológica, genética, étnica y cultural, además de la integración del capital humano en ciencias de biodiversidad.

Durante su ponencia ‘La biodiversidad en México y los problemas ambientales’, dentro del sexto Foro Perspectivas Climáticas y Biológicas que organizó Agroasemex, el biólogo analizó la biodiversidad en el país desde la explicación de cada uno de sus elementos y los beneficios y afectaciones ante las modificaciones climáticas con el paso de los años.

Señaló que uno de los elementos que han dañado los ecosistemas es la falta de información, por cuestiones económicas y políticas, de lo que realmente necesitan saber los productores o consumidores acerca de cultivos y lo que se produce en el campo mexicano.

Zonas agrícolas serán vitales para México

José Sarukhán aseguró que que si se quieren modificar las condiciones de producción alimentaria en el país, es necesario comprender que las zonas de producción agrícola que se hacen en una o dos hectáreas de forma familiar, son las que producen la mayor cantidad de alimentos en el mundo, por encima de las zonas de alta producción tecnificada.

“Es el caso para México, la mayor parte de producción maicera para consumo humano se hace con campesinos temporaleros repartidos en todo el país […] Son en promedio tres toneladas por hectárea y quienes producen menos que esto son muchísimos y están repartidos en diversas condiciones ambientales, que es el otro punto de vista de la evolución bajo domesticación y un pequeño apoyo de insumos sencillos a todo este grupo; cambia profundamente la capacidad de producción de maíz para consumo humano”, comentó.

Aunque señaló que en estos momentos la producción de maíz “está bien y es sólido, no va a durar mucho más si no se atiende a este grupo de personas”.

Estos pequeños productores, agregó Sarukhán Kermez, son quienes realizan el experimento de genética más grande del mundo de maíz con más de 5 mil millones de plantas que cada año se exponen a las condiciones ambientales y de ahí las personas escogen las semillas que sembrarán el siguiente año.

“Nadie puede hacer un experimento como ese, por lo que nos están proveyendo no solo de un servicio ecosistémico, que es el alimento, sino también de un servicio evolutivo que es mantener las 59 o 60 especies nativas de maíz que se siembran todos los días en este país”.

Indicó que se cuenta con la base de datos más grande del mundo sobre su biodiversidad, gracias a un ejercicio que se hace desde la Comisión Nacional de Biodiversidad, la cual también financia proyectos de temas relacionados a través del Fideicomiso Fondo para la Biodiversidad, aseguró el biólogo.

La importancia de la mujer en la biodiversidad

Otro punto importante que consideró el especialista, es que en casi todo el mundo, incluido México y Estados Unidos, no han tomado en cuenta la importancia de darles a las mujeres las opciones de desarrollo familiar y de trabajo que deberían tener.

“Es una sociedad que se ha movido como si lo único que hubiera en el planeta fueran hombres y eso es totalmente un planeta hemipléjico, que funciona casi con la mitad”, afirmó.

El especialista explicó que las mujeres que tienen la capacidad y el deseo de desarrollarse como seres humanos, “no tienen en México las condiciones de apoyo para atender a su familia, atender su trabajo, no hay opciones para las mujeres y además poder cocinar comida mexicana”.

Esto ha generado que la comida industrializada, que se puede meter a un horno de microondas, “es la manera en la que estos problemas se resuelven y esto nos está llevando a que si las tendencias y formas de alimentación continúan así, todo el CO2 que se va a producir para generar esas comidas, ya sea en la materia prima o en su forma de prepararse, va a borrar completamente los ahorros que se hagan en emisiones de CO2”.

En ese sentido, reflexionó acerca de que todas las personas, tan solo por el hecho de comer, son parte del problema del cambio climático.

“Tan sencillo como eso, porque el qué comemos y (cómo) lo hacemos a veces con gran ignorancia, influye en los efectos de generación de gases de efecto invernadero”, añadió Sarukhán.

Por esta razón, dijo el biólogo, seguridad y soberanía alimentaria es un concepto que debe asumirse en todo el país, para que se determine qué plantar, dónde se va a plantar y cómo se va a producir. José Sarukhán Kermez también lamentó la pérdida de especies a través de la invasión de sus ecosistemas, y de los efectos del cambio climático.

AM

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