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El fervor se sintió en el viacrucis de Colón

Foto: Enya Pérez
Foto: Enya Pérez

Habitantes colonenses participaron activamente en las celebración religiosa que congregó a más de mil personas en las principales calles de la demarcación Carlos Gutiérrez Luego de vivir la gran fiesta de la Virgen de Soriano, el municipio de Colón realizó su tradicional viacrucis en seis comunidades con la participación de 300 actores y una asistencia … Leer más

Habitantes colonenses participaron activamente en las celebración religiosa que congregó a más de mil personas en las principales calles de la demarcación

Carlos Gutiérrez

Luego de vivir la gran fiesta de la Virgen de Soriano, el municipio de Colón realizó su tradicional viacrucis en seis comunidades con la participación de 300 actores y una asistencia aproximada de mil personas.

Los cánticos de los fieles creyentes en Colón resonaban desde temprana hora. En las calles fluyó el fervor católico que vive su máxima expresión en esta semana llena de símbolos, referencias históricas y culturales que han caracterizado al pueblo de México y que en este Viernes Santo culmina con el acto máximo de religiosidad: la muerte de Cristo.

Foto: Enya Pérez

“Perdón Dios mío, perdón e indulgencia, perdón y clemencia, perdón y piedad” cantaban los cerca de 100 caminantes que partieron de la primera estación –cerca de la Basílica de Soriano–, y quienes con cada paso sumaban más feligreses que ansiaban vivir este “camino de cruz”, que simboliza el dolor de Cristo rumbo al Calvario.

Un viento frío recibió a este Viernes Santo en Colón, así como lo hicieron las tiras de papel crepe morado y blanco a los caminantes. Decoraciones que, incluso desde días antes, los pobladores colocaron en las puertas de las casas por donde Cristo avanzaría hacia su crucifixión.

Fervor colonense

No fue un colonense el que representó a Jesús –pues se empleó un maniquí–; sin embargo, eso no mermó la pasión con la que los locales vivieron la anhelada fecha. Ocho niños, dos adolescentes y un señor representaron a los 12 apóstoles, mientras que a la vista resaltaban las pequeñas niñas que tomaron con toda seriedad su papel de angelitos, así como entre varios hombres y mujeres personificaron a los soldados romanos.

Foto: Enya Pérez

Desde temprana hora, los portones de las casas aledañas a la Basílica de Soriano se abrieron: sus dueños se dispusieron a barrer las banquetas y la parte frontal de su calle por donde el viacrucis pasaría. “Es un honor y un sentimiento de humildad el que podamos ver pasar a Cristo por aquí”, nos comparte la señora Rocío, quien apurada, no dejaba de barrer con emoción.

Incluso varias familias preparan esta especial fecha desde meses atrás, pues al  saber que la caminata de agonía de Jesús pasará por su calle, le dan una ‘manita de gato’ a las fachadas de sus hogares. Así lo evidenciaba la casa de Rubén, que olía todavía a pintura fresca esta mañana: “Es una sensación especial saber que, de alguna manera, somos parte de esta Semana Santa, así que pintamos y buscamos decorar con palma y papel”.

‘Perdona a tu pueblo señor’

El discurso religioso dado en cada estación por parte de los sacerdotes e integrantes de la Basílica, traía consigo no sólo un mensaje histórico, sino también religioso. Ejemplo de esto fue la cuarta estación, donde se hace referencia a María y su sufrimiento al ver a Jesús pasar por ese dolor. Ahí, uno de los padres mencionó que también las mujeres de hoy en día sufren al ver partir a sus hijos hacia otros lugares en busca de mejores oportunidades que no encuentran en sus lugares de origen.

Una parada después, tocaron el tema del sufrimiento de las mujeres deportadas, aquellas cuyo sueño de una vida mejor fue interrumpido.

Para la sexta estación, el sol estaba ya en lo más alto del cielo, ahí el padre abordó el tema del abuso infantil, reclamó el tráfico de niños y el abuso sexual de diversos sectores de la sociedad en el mundo, incluidos algunos cristianos que han perdido el rumbo, aseguró.

El momento cumbre del tradicional viernes llegó con la crucifixión de Jesús. Para ese instante, más colonenses y visitantes se habían unido al grupo, sumando cerca de 400. Una guitarra y una voz se escuchaban al fondo, entonando una canción que preparó la atmósfera de esta escena icónica para la religión católica.

Finalmente, el contingente arribó de nueva cuenta a la Basílica, para dar por terminado el Santo viacrucis en la Plaza de la Coronación.

Así, el acto cargado de símbolos religiosos e históricos que alude al recorrido que realizó Jesús desde que fue capturado hasta su crucifixión y su posterior sepultura, culminó, pero esto no debe terminar, pues para la Iglesia católica el martirio y dolor que vivió Jesús deben traspasarse a la meditación y reflexión de la sociedad, con la finalidad de valorar el sacrificio y ser mejores personas día con día.

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