Miguel Ángel Flores/Lo bueno, lo malo y lo peor

LO BUENO

Pese a que el concepto fue acuñado hace siglos por los atenienses, la democracia en México es un término relativamente nuevo, y en el ejercicio apenas tenemos algunas décadas de experimentación. Los expertos coinciden en que la democracia, al originarse en el pueblo, es un ente viviente, cambiante, que evoluciona y se adapta a la sociedad; requiere por ello reglas claras de participación y organismos que velen por el cumplimiento de las leyes que garanticen esa democracia.

LO MALO

Pese a la afrenta del Ejecutivo federal, los órganos electorales, federal y local, permanecen fuertes, autónomos, pero sin el respeto suficiente para que sus sentencias se hagan valer. El INE ha emitido sus comentarios a partidos y aspirantes políticos para que se abstengan de realizar eventos, emitir comentarios y hacer pronunciamientos fuera del calendario electoral. Poco caso han hecho los partidos y sus potenciales candidatas, a regañadientes atienden algunas observaciones, pero se la juegan ‘en la raya’ de lo legal y aprovechan las lagunas de la legislación para continuar con su promoción. Aparentemente, se vale.

LO PEOR

A nivel local, los aspirantes de Morena replican, a menor escala, las reuniones justificadas como “encuentros con militantes” para llevar su mensaje, hacer promoción de logros y metas del Gobierno de la 4T y, de paso, sumar adeptos a sus proyectos. Lo hacen todos aquellos que quieren aparecer en la boleta electoral en el 2024, y como nadie emite una queja el árbitro electoral ni se da por enterado. Andan, casi todos, como en campaña.