Hace algunos días, se dio a conocer a través de distintos medios de comunicación que Sheinbaum habría cometido plagio en su tesis. Sin embargo, hasta el día de hoy, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) no ha llevado a cabo las revisiones correspondientes, a diferencia de lo que ocurrió en el caso de Xóchitl Gálvez.
Evidentemente, cuando se le cuestiona al respecto, Sheinbaum solo ha manifestado que dichas acusaciones son falsas, a diferencia de Xóchitl Gálvez, quien públicamente reconoció que en seis párrafos de su informe de experiencia laboral, a través del cual obtuvo su título como ingeniera en Computación, no citó adecuadamente al autor.
Xóchitl Gálvez compareció ante el Comité de Ética de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y ha señalado que respetará lo que determine la Universidad, e incluso compartió que propuso realizar otro trabajo para atender la supuesta falta.
En el caso de Sheinbaum, Guillermo Sheridan ha logrado acreditar que el plagio cometido no es como ella lo ha minimizado en sus redes sociales, sino que copió una gran cantidad de partes de un trabajo académico de la Universidad de Princeton que tradujo, copió y pegó en su tesis, sin las referencias correspondientes.
Sin embargo, más allá del plagio en el que hayan podido incurrir, Xóchitl por seis párrafos de un informe de experiencia laboral y Sheinbaum por copiar una tesis de licenciatura, la diferencia real radica en cómo se asume un error.
La principal diferencia está en que mientras Xóchitl asumió su falta y señaló que respetaría la determinación de la UNAM, Sheinbaum, al igual que el Presidente de la República, no asumen sus errores, negando así lo evidente.
Si Sheinbaum realmente tiene idea de lo que implica un trabajo académico, como lo ha presumido, y tiene la seguridad de que no hizo plagio, al igual que Xóchitl Gálvez, debería comparecer ante el Comité de Ética y asumir la determinación de la UNAM al respecto.
Ante la evidente incapacidad de Sheinbaum para reconocer que cometió plagio en su tesis, es urgente que la UNAM se pronuncie de oficio en este caso, pues es evidente que la virtual candidata de Morena no aceptará su responsabilidad, al igual que no lo ha hecho en la tragedia del Rébsamen o en la línea 12 del metro de la Ciudad de México.