Diana Estefanía Hernández Martínez
El son jarocho, un género musical tradicional originario del estado de Veracruz, se ha convertido en un exponente emblemático de la riqueza y diversidad de la música mexicana.
Su capacidad para unir y crear comunidades es impresionante. En todo México existen talleres en donde se transmiten valores de cooperación, respeto y tradición.
El son jarocho también se ha convertido en una plataforma para abordar temas sociales. El movimiento feminista encontró en el son jarocho un espacio para expresar sus demandas y reflexiones. Las soneras luchan por obtener reconocimiento y participación en un género musical dominado por hombres. Ellas han logrado destacar enriqueciendo su diversidad y perspectivas.
La emergencia climática es otro tema que ha encontrado eco en el son jarocho. Dado que el son está arraigado en la naturaleza y la relación con el entorno, lxs sonerxs han comenzado a sensibilizarse y a abordar temas ambientales en sus letras y actividades.
El son jarocho ha trascendido su origen. Ha creado comunidades unidas y ha demostrado su capacidad para adaptarse a temas sociales contemporáneos. El son jarocho sigue siendo una fuente de identidad cultural y un vehículo para la expresión y la acción comunitaria.
En Querétaro hay algunos grupos que se reúnen para compartir el son jarocho. En la Casa del SonNido (Allende Nte. 17) se imparte un taller de son y zapateado. También, una vez al año se realiza el Fandango del Bajío, proyecto que surge de la iniciativa de sonerxs de la región.
MT