Miguel Ángel Flores
LO BUENO
Desde administraciones anteriores, las autoridades han logrado posicionar los destinos turísticos de Querétaro entre las principales preferencias de los visitantes que buscan un lugar para vacacionar o descansar. Los Pueblos Mágicos fueron un producto que permitió voltear a aquellos pintorescos, únicos y curiosos pueblitos que, con su particular atractivo, tuvieron la oportunidad de crecer su economía y ampliar las oportunidades de desarrollo para sus habitantes. Recientemente, Querétaro recibió el séptimo nombramiento de la categoría con el reconocimiento a Pinal de Amoles, lo que demuestra que aún hay muchas cosas más que se hacen bien en Querétaro y que las autoridades en la materia han logrado potencializar. Así lo atestiguó de primera mano el propio secretario de Turismo federal, Miguel Torruco.
LO MALO
El abandono presupuestal del Gobierno federal, desde el sexenio pasado, pero aún más con la presente Administración, dejó en el olvido a autoridades, empresarios y turoperadores que dependen del turismo para llevar el pan a la mesa. La pandemia y sus consecuencias complicaron aún más la situación y llevaron a muchos empresarios a la quiebra. Pese a que a nivel local el recurso para reactivar el turismo se ha hecho presente, a nivel federal el presupuesto al Turismo es casi anecdótico.
LO PEOR
No son pocos los Pueblos Mágicos en el país que de ‘mágicos’ solo les quedó el nombre, pues, debido a sus condiciones de inseguridad y violencia, ya no son lugares atractivos para el turista. Pinal de Amoles no está ajeno a la problemática y mucho deberá hacer la alcaldesa Lupita Ramírez para mejorar la seguridad en su municipio, pues la zona serrana ha sido blanco de varios casos delictivos que pueden poner en riesgo su nombramiento recién otorgado. En turismo, la alcaldesa serrana solo ha invertido en El Mirador de Cuatro Palos. Lo peor es que no habrá mucho recurso de la Federación para turismo ante los recortes que se prevén para el año electoral.